Una gran calor me invadió despertándome de mi sueño.
Abrí los ojos poco a poco acostumbrándome a la poca luz que entraba por la cortina.
Mi vista se clavaba directamente hacia la pared, sentía todo su peso sobre mi.
Estaba aprisionada entre sus brazos.
Su brazo derecho descansaba bajo mi cabeza, su brazo izquierdo sobre esta y su pierna izquierda me abrazaba la cintura, como un koala.
Podría moverme, pero se despertaría.
Sabía que me había abrazado así para impedir mi escape.
Me sentía triste y vacía.
Yo no quería que el estuviera aquí.
Sin poder evitarlo comencé a llorar, sentí como las lagrimas bajaban de mis ojos y tratando de hacer el menor ruido posible empecé a sollozar.
Sukuna se removió un poco sintiendo mis lágrimas en sus antebrazos.
"Deja de llorar, por fin estamos juntos"
No dije nada, solo seguí llorando.
En realidad no se que es lo que busca de mi, no se quien es y no se como es que fue que me vio en la calle y se obsesionó conmigo.
¿Por qué yo?
¿Por qué a mi?
Todo iba tan bien.
De pronto se levantó apoyando su brazo derecho sobre la cama recargándose en este y con su mano izquierda me ahorcó un poco.
"Que dejes de llorar, estaré contigo toda la eternidad así que más te vale acostumbrarte, humana"
"¿Q-quién eres y que quieres de mi?"
"Soy tu dueño y creo que eso responde la segunda pregunta"
"Yo n-no tengo dueño"
Me hubiera gustado que esas palabras salieran más firmes y seguras, pero al contrario, a demás de un pequeño tartamudeo se escuchó un ligero titubeo en mi voz demostrando cuan asustada estaba.
Sukuna rió.
"Mírate nada más, no puedes cuidarte sola, no pudiste cuidarte de mi y eso que tuviste semanas para lograrlo"
"N-no se de que me hablas, d-déjame ir por favor"
A este punto podía sentir como mis lagrimas se iban para ser reemplazadas por la terquedad y la necedad de salir de sus garras.
Con su mano tomó mi cara de los cachetes haciendo mi boca en forma de pescado y se acercó como si fuera a besarme.
"No"
Fue todo lo que pronunció para después alejarse y levantarse de la cama.
"¿Que ironía no? Es tu casa y me estás pidiendo que te deje ir"
Comenzó a reír y ahí caí en cuenta de que lo que decía era cierto, yo no me iría a ningún lado, el es el intruso, el debería largarse de aquí.
Sus palabras alimentaron mi coraje y valentía.
"Tienes razón, lárgate ya o llamo a la policía"
"Oh cariño, la policía no me hará nada"
A pasos lentos comenzó a acercarse a mi.
"Inténtalo y vas a ver como terminan todos"
Yo estaba paralizada viendo como se acercaba cada vez más hasta que me susurró en el oído.
"Muertos, por tu culpa"
En un acto reflejo lo empuje haciendo que se moviera su cuerpo más no sus pies y me levante de la cama caminando hacia la puerta dispuesta a correr.
Este rió nuevamente.
"Bien, si tú no te vas, yo me iré" hablé decidida por primera vez
"Oh perfecto, tendré un lindo apartamento para mi solito"
Abrió sus brazos contemplando la habitación con un giro completo.
"Pero" se detuvo girando su cabeza a mi dirección "¿tu en donde dormirás?"
Abrí mi boca para responder pero me callo nuevamente.
"Si eres una pobre niña indefensa que no sabe defenderse, ni siquiera de las mentiras del hombre con el que saliste el día de ayer te salvaste ¿Por que? porque eres una ingenua, eres amable con todos, esperas que todos te traten igual y piensen como tú piensas, pero muñeca déjame decirte algo, el mundo está lleno de enfermos, como yo y como el hombre que te mintió, no me estoy comprando puesto que mi fuerza y maldad no se comparan con nada en este mundo, pero solo me gustaría asegurarte que tú sola
no sobrevivirías"Sus palabras me cayeron como balde de agua helada.
¿Y si tenia razón? ¿y si en verdad todos se aprovechan de mi porque siempre trato de verle el lado bueno a las cosas?
Nada de esto me hubiera pasado si me hubiera protegido y no hubiera aceptado la salida con Suguru.
¿Esto en verdad es mi culpa?
"No" Hable en voz alta provocando que Sukuna elevara una ceja "Esto es culpa tuya, todo iba bien hasta que decidiste aparecerte y joderme la vida, no me quieras hacer sentir inútil, ingenua o estupida, no se cuáles son tus motivos pero si por alguna maldita razón piensas que dependeré de ti estás muy equivocado"
En un abrir y cerrar de ojos ya tenia a Sukuna frente a mi sosteniendo mi cuello.
"A mi no me respondes a menos que quieras que te lave la boca con jabón" sus palabras sonaban tan sinceras que pase saliva imaginándome la mala imagen "Ya te lo dije, eres mía, sal y busca a quien quieras, pide ayuda, pero siempre volverás a mi, no puedes escapar de mi, jamás podrás, te encontré una vez desde cientos de kilómetros y pienso hacerlo de nuevo desde miles de millones. Eres mía"
El aire se me fue a la boca del estómago, me sentía como en una montaña rusa, se me cortaba la respiración al escuchar sus palabras.
Soltó mi cuello y se dio media vuelta caminando al baño.
En verdad creo en sus palabras y se que me encontrará hasta debajo de las piedras.
Pero no pierdo nada intentando.
Así que en silencio.
Salí corriendo de aquel departamento.
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Atrapados
Ficción GeneralEra lo más precioso que sus ojos habían visto. El odiaba a todos los humanos al ser seres irracionales interesados tan solo en si mismos. pero ella... Sukuna no tiene idea si fue que la encerraran bajo el mismo techo que el y fuera lo único que vi...