10

47 1 0
                                    

P.O.V. Mika

Tres semanas desde que Layla llegó a casa y es tan agradable ver como sus mejillas se hicieron más gorditas, lo que hace que yo quiera llenarla de besos todo el tiempo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tres semanas desde que Layla llegó a casa y es tan agradable ver como sus mejillas se hicieron más gorditas, lo que hace que yo quiera llenarla de besos todo el tiempo. Ya estamos acostumbradas la una a la otra, ya tenemos nuestras rutinas lo que hace que todo salga bien. Mace e Iyana han mejorado notablemente que se ha rumoreado que muy pronto serán dados de alta, lo que es algo malo para mí ya que no tengo lista una habitación para trillizos

¿Cuánto más tengo que bombear? Juro que ya se me está acabando la leche- pregunté quejumbrosa y harta de esto-.

Tengo que tener reservas en cada casa para Layla y otras para Mace e Iyana para el hospital

La leche no se te está acabando, Mika. Tus bebés han ganado mucho peso- replicó Charlotte con su típico tono calmado-.

No entiendo cómo es que te veías tan calmada cuando hacías esto para tus hijas, Char. Te juro que nosotras no damos para más- comentó Piper haciendo dormir a su pequeño-.

Chicas, tampoco para mí fue sencillo. Esto de la lactancia y sacarse leche me cansaba hasta el punto de no querer hacerlo más. Es algo normal en la maternidad. Es válido quejarse. Si ya no quieren hacerlo porque les duelen los pezones o quieren tomarse un descanso, háganlo. Los bebés están acostumbrados al biberón- Charlotte Hart, te amamos-.

Iba a responder algo más pero un llanto proveniente de mi habitación me alertó de que mi bebé despertó

Char- la miré suplicante y ella se levantó para ir por mi hija- Supongo que ya no voy a necesitar esto- agregué quitándome el extractor de leche-.

Estoy feliz de que mi hija esté bien y a mi lado, sin embargo, estoy cansadísima

Está bien, mi vida, está bien- musité cargándola y ella giró su cabecita hacia mi pecho- No, Layla, por favor, no- supliqué y metí un dedo a su boca en un intento de callarla unos minutos para que alguien prepare el biberón-.

El cansancio ha llegado a niveles extremos. Duermo dos o tres horas diarias, tengo que levantarme temprano para poder pasar tiempo con mis bebés que están en la UCIN, vuelvo a casa, doy de lactar y me saco leche en caso de emergencia. Y así ha sido durante 21 días.

Chicas- sollocé en busca de ayuda-.

La maternidad no es de color de rosa y eso lo supe desde mi embarazo

¿Te molesta si lo hago?- murmuró Charlotte y negué con la cabeza- Ven aquí, nena, ven aquí- la cargó y la acercó a su pecho para alimentarla-.

Llora, Mika, llora. Llora todo lo que quieras- susurró Piper abrazándome con fuerza-.

Ya no doy más. ¡No doy para más! Si estoy agotada con Layla, ¿cómo lo haré después con tres bebés?

Me duele la cabeza por dormir tan poco, me duelen los pezones por tanto amamantar, estos cambios de humor me están volviendo loca, apenas tengo tiempo para bañarme, la cicatriz de la cesárea no me gusta verla en el espejo y ¡ni siquiera puedo darle de comer a mi propia hija!- protesté y muy pronto sentí una mano acariciar mi cabello-.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 24 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Cuando nos volvamos a encontrar (BOMIKA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora