Capítulo I

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"De tus labios niños he tomado inocencia, sin haberte permitido que de los míos tomarás experiencia".
[Umbrales]

Blair Somers.
(8 años antes).

Es un nuevo día, debería decir... "¿Gracias universo?"

El olor de lo que reconozco como marihuana se expande por mi pequeña habitación, abro mis párpados sintiendolos algo pesados, me siento en la cama y estiro mi cuerpecito un poco soltando un pequeño bostezo.

Mis ojos se fijan en la pequeña ventana que hay en mi habitación, quisiera tener una vista agradable pero solo hay un gran motel dándome una vista de puros ladrillos.

Paseo mis ojos por la habitación encontrándome con un completo desconocido en una esquina del estrecho lugar, hay un par de inyectadoras a un lado de su cuerpo y aunque debería asustarme ya estoy acostumbrada a encontrar extraños en mi cuarto.

Supongo que anoche estaba tan cansada que pase por alto pasarle el pestillo a la puerta «como hago desde que tengo memoria para evitar que personas extrañas irrumpan en mi habitación» me levanto en completo silencio, paso por su lado y abro la puerta encontrándome con más desconocidos en el pasillo.

Con mucho cuidado paso por encima de ellos levantando ligeramente mi bata para no rozarlos, aunque estoy segura que están tan drogados que no se despertarían aunque el mundo se esté cayendo. Continuo bajando las escaleras que crujen con cada paso que doy, esquivo botellas de cerveza y jeringas que hay por todo el suelo.

Al llegar a la sala veo a mi madre en el sillón con los ojos cerrados, me acerco a ella en puntillas quedando a centímetros de su rostro, ahueco mi mano en su mejilla tratando de grabar cada centímetro de su cara, las facciones finas, su nariz pequeña y perfilada, sus pestañas espesas reposando en sus evidentes ojeras, hay pequeñas pecas en sus mejillas, labios finos y resecos, paso mi mano por su cabello plateado y aunque tenga los ojos cerrados casi podría ver el azul en sus ojos.

Nuestros ojos son muy similares, pero los míos son como el cielo y los de mami como el océano.

La agito un poco de los hombros, pero no hay respuesta de su parte, está completamente drogada, las marcas de agujas en sus brazos son alarmantes pero supongo que es más de lo mismo.

Visualizo mi alrededor, y noto que hay unas cuantas personas más en el piso y muebles, lo usual.

-¡Ah sí, Ah! -escucho grititos provenientes de la cocina-¡Quiero más!

Muevo mis piecitos en dirección a la cocina mientras más me acerco los quejidos se hacen más audibles.

Mi respiración se detiene por un instante cuando veo como mi papi junta sus labios con los de una mujer peli verde que está en el mesón boca abajo sin ropa mientras mi padre tiene los pantalones abajo y está pegado a el área privada de las chicas.

La mujer se mueve cuando papá la empuja con fuerza, creo que le hace daño pero la chica dice que le gusta, «eso me confunde».

Los ojos de papá se fijan en mí y por un momento siento que debí quedarme en mi habitación.

-Hola pequeña putita, ¿Te gusta ver cómo papi se folla a una zorra? -dice mi papi y no comprendo porque llama zorra a una humana, ella tiene dos piernas, no cuatro patas, aunque creo que.... ¿tiene cola?

Papi empuja a la chica una vez más y veo como por las piernas de ésta se desliza una clase de orina, pero es blanca, eso también me confunde, quizás ella hace pis diferente. Pero me parece muy descortés de su parte, en la cocina no se hace pis, para eso están los baños.

ROSAS EN LLAMAS +21 [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora