Capítulo X

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"La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no la más sublime de la inteligencia"
[Edgar Allan Poe]



Blair Somers

Kailo baja del auto cerrando de un portazo que me sobresalta. No entiendo su actitud, es tan confuso. Primero se portó grosero conmigo, después me llevó a un lugar maravilloso, me empujó al lago donde casi muero, me subió en el columpio y he de confesar que fué una experiencia increíble, pero luego me desconcertó tratándome como si yo fuera la causante de todos sus males, para colmo me parte el labio y literalmente lamió mi sangre.

Su conducta es alarmante, cada que puede me hace daño o en el mejor de los casos solo es grosero conmigo y no salgo lastimada físicamente.

Tomo mi bolso y suspiro saliendo del coche. Camino hasta la puerta tiritando, toco el timbre y la mujer de servicio no tarda en abrir la puerta. Su mirada me detalla por un instante y no puedo evitar sonrojarme, que vergüenza, debo tener un aspecto nada propio de una chica que viene del instituto.

No soy capaz ni de saludar, de igual manera sé que no me hubiera contestado. Camino apresuradamente por el salón principal rogando que no estén los señores Vólkov. ¿Si me ven así qué les puedo decir?

Su hijo me llevó a un lugar desolado y precioso, la emoción me ganó y lo abracé, gravísimo error, porque terminé en el lago tragando agua hasta por los codos. Me ofreció su camisa y la acepte, ah, y el labio roto es porque dejó relucir su locura y dió un frenazo que me hizo pegarle la boca al tablero. ¿Eso suena creíble?

«No lo creo, no es como si esas cosas pasarán todos los días»

Para mi suerte no me topo con ninguno de los tres Vólkov, Kailo ya debe estar en su habitación o donde sea que se haya metido, y sus padres sabrá Dios. Subo las escaleras lo más rápido que puedo, atravieso el pasillo casi que corriendo y una vez llego a mi puerta la abro cerrando tras mi espalda.

Tiro la mochila al suelo y me lanzo sobre la cama. Suspiro fuerte, me siento agotada, tanto física como mentalmente, hoy sentí muchas emociones. Hace unos días creí que tenía una amiga, mi primera amiga, que tonta fuí, hoy me quedó bien clarito que no le agrado, me dolió, pero lo superaré, al final vivía sin "amiga" y seguiré así, que Trina se vaya a tomar aire. Recordé a mi querida señora Nery, al antiguo Cornelio, a mi anterior hogar, si es que así puede llamarse, mis padres también se colaron en mis pensamientos, una gran parte de mí quisiera que todo fuera distinto, pero no será así.

El tiempo que tengo aquí, evité a toda costa pensar en las personas que quiero o quise, el primer día fué imposible, lo sucedido con mis padres me atormentaba, las rosas en la casa fué un recordatorio de mi adorada abu, y de cierta manera Cornelio estaba presente, lo recuerdo cómo mi mejor amigo y no como el drogadicto agresivo que después se volvió. Los días siguientes me forcé y lo logré, no recordé a mi familia.

Quería que eso continuara así, pero cuando Kailo me llevó a ese encantador lugar lleno de rosas rojas evoqué a mi abu, eso era tan inevitable como la muerte. Luego las preguntas de Kailo, se sintió bien al principio, pero después entendí lo mucho que extrañaba a la señora Nery, mujer que veló por mí día y noche como si fuera su hija.

«Debo contactarla»

Debe saber que estoy bien. Solo espero que ella también lo esté, deseo que Cornelio haya cumplido con lo que me prometió y dejara de consumir sustancias tóxicas por su bienestar y el de su madre.

ROSAS EN LLAMAS +21 [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora