Capítulo XI

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"Quién no encaja en el mundo, está siempre cerca de encontrarse así mismo"
[Hermann Hesse]

Blair Somers

-¡Hola chicas! -eigna entra en la cocina con una espléndida sonrisa.

-Hola señora Vólkova. -saluda Kiarah dando el tema por zanjado.

-Hola Eigna. -saludo con una sonrisa de labios cerrados.

-¿Cómo está tu madre Kiarah? -pregunta Eigna mirando a la francesa de forma extraña.

-Muy bien señora Vólkova, fue a Seattle por el desfile de modas de invierno, ya se acerca y eso la tiene de un lado para otro. -explica la ojiverde.

-Que bien, envía mis más sinceras bendiciones para su desfile.

-Con mucho gusto.

Con el ceño fruncido la ojigris intercala su mirada entre Kiarah y yo.

-¿Qué hacen en la cocina? -habla finalmente enarcando una perfecta ceja rubia.

-No había almorzado, pero ya terminé. -tomo los platos vacíos y los llevo al lavavajillas.

-Oh, deja eso ahí linda. La servidumbre se encargará. -dice Eigna pero me encojo de hombros lavando lo que ensucié.

-No es problema, en casa lo así siempre. -me seco las manos con una toalla de cocina y vuelvo a tomar mi lugar en la isla.

-Bueno, las dejo chicas. Cuídense. -la mujer Vólkova fuerza una sonrisa y sale de la cocina.

Eso fue muy extraño.

|‡†‡|

-Y por eso prefiero el té que el café. -kiarah termina de explicarme una larga anécdota.

En conclusión siempre tomaba café con su madre y las amigas de la susodicha, hasta que un día una mosca cayó en su taza y ella se fijó cuando ya estaba prácticamente vacía, y desde entonces le agarró pavor a la bebida, y ahora prefiere el té.

-Eso fue asqueroso. A mí nunca me gustó el café, yo también prefiero el té.

-¿En serio? -inquiere con una sonrisa- Vaya, al parecer tenemos muchas cosas en común.

Asiento dándole la razón. Llevamos un par de horas hablando en el jardín trasero, estamos en la mesa donde desayuné por primera vez aquí.

La chica es agradable en verdad, habla bastante pero también sabe escuchar. Tenemos muchas cosas en común, nos gustan las flores, aunque a mí las rosas rojas y a ellas las amarillas, compartimos el gusto por las magdalenas, el jugo de cereza y el color rojo le parece aceptable, pero obvio muere por el dorado.

Me llevo una Magdalena a la boca para darle otro mordisco cuando la rubia vuelve hablar.

-Disculpa por anticipado mi imprudencia, pero ¿Que te sucedió en el labio inferior? -pregunta con gran cortesía.

Devuelvo la Magdalena a mi plato e inconscientemente llevo mi dedo índice a la zona afectada. Kailo pasó, quisiera decirle, pero miento.

-Me caí de la cama hoy. -hago un gesto con la mano restándole importancia.

-Ajá. -dice la rubia, pero parece que fuera más para ella misma.

Después de un rato más Kiarah se retira porque tiene que ir de compras, me invitó pero decliné con amabilidad.

ROSAS EN LLAMAS +21 [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora