Capítulo 10

104 13 0
                                    


Una joven de cabello oscuro en su totalidad se encontraba junto con su esposo, el dios de la muerte sin violencia, quien, como era de costumbre estaba fuera, ya que en el mundo existían varios mortales que debían de ser separados de sus cuerpos terrenales para que el mensajero los guie en el camino al Tartaro, donde su padre decidirá cuál será su castigo o su recompensa, o en dado caso, la segunda oportunidad de vida. En el caso de los guerreros estarían bajo su custodia pues ella estaba a cargo de La Isla de los Bienaventurados. La joven conocía el destino de su pobre madre, realmente la extraña y por culpa de los codiciosos humanos había sido arrebatada de su lado, ni siquiera había estado presente en su boda con su querido y amado Tanatos.

Mientras seguía con su rutina de milenios de años, su querido esposo llegó al lugar donde la joven se encontraba, cosa que se le hizo raro.

—Es ella —le dijo el hombre a la mujer quien dejó caer el pergamino que traía en sus manos. —Debes de avisar a tu padre.

La mujer asintió, recogiendo el pedazo de papel que había caído, dándosela a su esposo para correr por el inframundo en busca de su progenitor, quien, afortunadamente estaba alimentando a su mascota de tres cabezas, lo que le hizo sonreír.

—Es hora, ella se ha despertado. Izuku Midoriya ha retomado los recuerdos de su vida pasada, listo para ser el cónyuge del Rey del Inframundo.

El silencio tras la llegada de Aizawa se sentía como el eco de un trueno lejano, apagado pero cargado de significado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El silencio tras la llegada de Aizawa se sentía como el eco de un trueno lejano, apagado pero cargado de significado. Los ojos del maestro estaban fijos en Izuku, recordando su última interacción, aquella amenaza oscura que aún resonaba en su memoria.

—Midoriya, ya hablamos de esto —dijo Aizawa, su voz calma pero inflexible—. Dijiste que harías lo que fuera para regresar al Inframundo, pero te recuerdo que tu lugar está aquí, con tus compañeros. Eres un héroe en formación, no un rey en las sombras.

Izuku levantó la cabeza lentamente, su respiración todavía irregular después del arrebato de poder que casi lo consumía. El peso de sus palabras previas flotaba entre ellos, una advertencia que Aizawa no había tomado a la ligera. Sus amigos lo miraban con ojos llenos de incertidumbre, confundidos por lo que acababa de ocurrir, pero Aizawa no parecía sorprendido. Sabía que Midoriya estaba luchando entre dos realidades, y ese conflicto lo volvía impredecible.

Izuku guardo silencio, desviando la mirada para no mirar a su profesor.

Aizawa lo observó en silencio por un momento antes de suspirar. —El llamado del Inframundo es una cosa, pero lo que decides hacer con él es otra. Tienes una vida aquí. Tus compañeros, tu futuro como héroe, son lo que importa. Tienes que recordar por qué empezaste este camino.

Silencio total por parte del peliverde.

—Volveremos a eso más tarde —Aizawa interrumpió el silencio, sabiendo que el tiempo de charla había terminado—. Ahora, necesitamos seguir con la clase. No puedo permitir que una sola crisis te desvíe del objetivo que todos ustedes tienen.

Perséfone [Tododeku] [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora