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Introducción: Preludio a la tormenta

[Preludio: Una pieza breve originalmente precedida por una obra más sustancial; también una introducción orquestal a una ópera]

Historia original: https://archiveofourown.org/works/1877970/chapters/4045119

Todos los derechos a su autor original (blackkat) y a Kishimoto, dueño de Naruto.

Hay una voz en la cabeza de Naruto, escondida detrás de sus pensamientos, y siempre ha estado ahí.

Cuando es pequeño, es bastante simple de ignorar, fácil de pasar por alto, porque no dice mucho y Naruto rara vez lo entiende cuando lo dice. Así que corre y juega e ignora la forma en que la gente lo mira, y es simple. No es del todo fácil, pero lo suficientemente cerca como para contar. Es un niño que vive primero en el orfanato y luego solo, y si es un poco mejor que otros niños en las tareas domésticas y cosas por el estilo, lo pone en práctica cuando se molesta en pensar en ello.

Pero le llega en sueños más de lo que lo hace despierto, y allí no se molesta en apagarlo o empujarlo hacia abajo, porque esos sueños son hermosos. Hay una isla bajo un brillante sol de verano, una ciudad en el mar, con aguas azules por todas partes. Una ciudad en blanco, rojo y dorado brillante, construida sobre terrazas que suben desde el borde del océano hasta las colinas circundantes.

Sueña que está allí, la mayoría de las noches. Sueña con caminar por las calles, correr con otros niños de su edad, atravesar multitudes de civiles y esquivar grupos de ninjas que usan un símbolo que no conoce, aunque se siente dolorosamente, horriblemente familiar y lleno de arrepentimiento. Los niños corren y él va con ellos, los guía la mayoría de las veces, y en lugar del cabello negro y castaño común en Konoha, los que lo rodean tienen colores rojos o rubios o incluso más extraños.

Y sonríen, esta gente. Sonríen y se ríen de Naruto, le revuelven el pelo y lo saludan, y eso nunca antes había sucedido en Konoha. Naruto también se encuentra sonriendo sin miedo ni vacilación, respondiendo a sus saludos y risas con las suyas. Y corre y juega con los otros niños, sus amigos, y eso tampoco ha sucedido nunca en Konoha, desde el momento en que sale el sol hasta el momento en que se pone, y luego regresa a un enorme y majestuoso edificio que se eleva a su alrededor como un palacio.