tres

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-harry. -golpeó la puerta por milésima vez-. soy yo.

-lo s-siento -titubeó, abriendo la puerta-. estaba ocupado con unas cosas y...

-no importa. por cierto, el pasillo me da miedo.

-¿por qué? -el chico se rió, mostrando sus hoyuelos. louis no los había notado el día anterior y pensó que los hacía ver más adorable.

lo único que hizo fue encogerse de hombros.

-es... grande y oscuro. no lo sé. bueno, cambiando el tema. ¿y archie?

-el pequeño es calmado pero al mismo tiempo es juguetón. si no fueran por él y sus lamidas no me hubiera despertado a las siete de la mañana. pero es tierno.

louis sonrió, siguiendo a paso lento a harry, a donde fuera que estuviera llendo. notó que abrió la puerta, descubriendo al perro, quien estaba mordiendo un cojín.

-hey -dijo harry-. ese era mi cojín.

-¡pero si archie es adorable! awwww. solo míralo. ahora tiene ojos de perrito.

-pero era mi cojín -hizo un puchero.

-podría comprarte miles de esos si quisiera.

***

habían unos cuantos rasguños, lamidas y asuntos de los que no querían hablar del perro, cuando se dieron cuenta de que era noche.

louis había estado ahí desde que se había levantado de su cama. estar con el ojiverde era tan relajante que no se daba ni cuenta de la noción del tiempo.

la única cosa que habían hecho en la ultima hora era acostarse en la azotea que había en el ultimo piso, en la que harry siempre solía ir cuando quería estar solo. era muy tranquilo, la verdad. bueno, si quitaban el hecho de que vez en cuando archie se les encimaba a cualquiera de los dos.

disfrutaban la compañía del otro. se sentían cómodos, aunque el día anterior hayan sido unos completos extraños.

-lou -susurró el chico con rulos-. hay que hacer algo... ¿lou?

hizo una mueca al ver que no le contestaba. volteó a su derecha, encontrándose con louis junto con archie dormido, ambos hechos bolita. no pudo evitar sonreír a la escena. pensó que era de las cosas más tiernas que había visto. le dio unos toquecitos al estómago del perro, mirando cómo éste se levantaba, mirando a su dueño con la lengua fuera. le agarró de la correa, primero metiéndolo en su apartamento. después, cuidadosamente, agarró a louis en sus brazos. se quedó unos segundos observándole, mirando cada una de sus facciones cuidadosamente. no podía negarlo: era hermoso.

no sabía si era su cara perfectamente estructurada, o su nariz que parecía delicada, pero a la vez adorable. o sus largas pestañas. o sus ojos azules que se podrían confundir fácilmente con dos zafiros.
las piernas de harry empezaban a debilitarse y empezó a caminar, saliendo del trance en el que estaba hace unos segundos atrás.

cuando entró a su cuarto, notó que el chico estaba en un sueño demasiado profundo, y se sentiría mal si lo despertaba. lo llevó a su cuarto, quitando las sabanas y poniendo a louis encima. lo arropó en las cobijas y vio cómo se empezó a acurrucarse sobre él mismo. sonrió tiernamente, dirigiéndose a apagar las luces.

-buenas, lou -susurró, cerrando la puerta tras él.

les está gustando el fic¿

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