capitulo 5: una noche de entrevista.

776 59 4
                                    

Serkan bolat

El reflejo de la luna en el mar brillaba con intensidad pero no me impactaba en absoluto, lo que realmente me impresionaba era que yo podía ver esto a través de los ojos de Eda, los cuales se habían robado mi atención desde que ella se sentó en la mesa.

¿Pueden los ojos ser una bóveda celeste?, creería que si, o al menos los de ella podrían serlo. Sus ojos que miraban al mar desde aquel balcón del restaurante, recibían toda la luz de la luna que se reflejaba en el agua, formando en sus ojos una serie de luces que si las uniera formarían constelaciones. Y si siguiera observando sus ojos, descubriría un universo entero. Y no es justo, al menos no conmigo, porque si esto ocurriera, mi duda crecería y yo seguiría indagando más, tanto que me perdería en ella... Eda Yildiz.

- ¿Que tal tu plato?, ¿Te ha gustado? - Pregunté de repente tratando de evitar cualquier otro pensamiento sin sentido. Yo no puedo pensar de esa manera acerca de eda, incluso de ninguna mujer.

Ella me miró y sonrió haciendo que sus hoyuelos se marcaran en sus mejillas. Tomó de su comida y la puso con delicadeza en mi plato.

- Pruebalo por ti mismo - respondió.

- Lo haría, pero este tipo de comida no es de mi gusto - Parece que hubiese cometido el peor pecado del mundo, puesto que me miró con total desconcierto.

- ¿No te gusta? - cuestionó incrédula, por lo cual asentí- Pero si son patatas, de todas formas, no vas a morir por probarlas.

Y allí estaban de nuevo sus ojos, pero esta vez retandome a probar aquello por lo cual llevaba años resignandome a comer. Su mirada era una plegaria, me pedía que comiera aquello y quien podría resistirse al café oscuro de sus ojos, quizás yo, pero no quería hacerlo... no está noche.

Tomé aquellas patatas, su atención estuvo en mi hasta que saqué el cubierto de mi boca.

- ¿lo ves?, aún sigues vivo - soltó mientras se le escapaba una pequeña risa.

- Tenías razón. No está tan mal después de todo - afirmé.

Luego de dar por terminado los platos y que estos fuesen levantados de la mesa  pedí dos copas de vinos. Si, era la cena para la entrevista, pero un par de copas no estaba de más.

- Aún no he escuchado ni una sola pregunta de tu parte - soltó luego de tomar un poco de su copa - No se te olvide que esto es una entrevista.

- Lo sé, me he encargado de recordarselo a mi cabeza desde el momento en el que te sentaste en la mesa - apreté mis labios por tal confesión, no debí decir algo como aquello. No quería confusiones.

Trató de ocultar una sonrisa. Lo supe, porque giró su cabeza hacía un lado mientras sus hoyuelos la delataban nuevamente.

- No esperemos más entonces - entrelacé mis manos y las puse sobre la mesa - ¿Estas lista? - asintió con emoción - supongo que ya te han hecho varias entrevistas, por lo que debes estar acostumbrada, asi que no será tan difícil.

- Contigo se puede esperar cualquier cosa, Serkan - afirmó.

- Ehmm... que tal si para comenzar me hablas un poco de ti - lancé la primera pregunta.

- ¿Aún más? - fruncí el ceño - Serkan, después de aquella noche en la que hablé para desahogarme, ¿crees que exista algo más que te pueda decir de mi?- cuestionó 

- Está bien. Sigamos con otra pregunta - suspiré - ¿por qué quieres trabajar aquí? - la vi rodear sus ojos.

- Serkan, no seas tonto, has sido tu quien me pidió que trabajara aquí - Y tiene razón, pero ¿que puedo preguntarle a alguien a la cual ya he tomado la decisión de contratar?

¿Y si Te Quedas? - Edser.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora