Capítulo 4
Sarita observó el elaborado menú de la cena, intentando seguir las conversaciones a su alrededor, pero la concentración era imposible.
En todo lo que podía pensar era en Franco Reyes, entonces desistió de escuchar el flujo de los discursos de los que estaban sentados a su lado y dejó de ofrecer respuestas interesantes, concentrándose en los recuerdos de la tarde que había pasado en la casa alquilada.
Varias horas pasaron desde que ella y Franco se habían separado, pero en aquella pequeña extensión de tiempo, su mundo se había corrido de su eje.
Hasta el piso parecía balancearse ligeramente como si todo hubiese cambiado y ella tenía que luchar contra el deseo de esperar que los muebles se cayeran.Nada era lo mismo.
Con sus descripciones de unión sexual todavía frescas en su mente, ella se hallaba en la sala de estar antes que la comida fuese anunciada, furtivamente mirando de reojo a todas las entrepiernas de los caballeros, buscando sus protuberancias escondidas por la ropa.
Ella no podía creer que nunca antes hubiese notado esa diferencia física entre hombres y mujeres.
Una vez en la cena, su condición difícilmente mejoró cuando ella captó miradas subrepticias entre varias parejas, incapaz de evitar imaginar como se verían ellos cuando estaban unidos en la agonía de la pasión.La idea de que cualquiera de los hombres calvos y pomposos, y las mujeres obesas, pudieran hallar placer en su mutua compañía y desnudos era tan forzada que
tenía que concentrarse en su plato para que no mirarlos fijamente y descortésmente.Su mirada fue a dar a su medio hermano , Demetrio, quien reinaba en la cabecera de la mesa.
Doce años mayor que ella, él era alto y macizo, estaba perdiendo su cabello y enormes patillas llegaban hasta sus mejillas cubriendo su piel colorada que él había adquirido por su afición a la bebida.
Su enorme barriga sobresalía por encima de la cintura de su pantalón , su silla tenía que ser colocada a bastante una distancia de la mesa para que él encajara en su silla.No había sido un hombre guapo en su juventud, pero habría sido lo suficientemente atractivo, no pudo evitar especular sobre lo que su cuñada Romina, pensaría sobre su condición actual.
Ellos habían estado casados por un poco más de 20 años. ¿Ella todavía estaría
interesada en él?¿Cómo reaccionarían todos esas damas y señores nobles si supiesen hacia donde su curiosidad se dirigía? A pesar de lo inapropiado de sus pensamientos, ella no podía evitar desnudarlos con sus ojos y especular sobre el nivel de sus pasiones sexuales.
Franco Reyes había abierto una puerta secreta, y ella no podía resistir la tentación de mirarlos estúpidamente.
A unas sillas de distancia, su hermana , Jimena, conversaba jovialmente con dos posibles candidatos, ella era una muchacha bonita, cabello negro azabache y de ojos marrones oscuros, con piel cremosa, facciones perfectas, una voz agradable, y un comportamiento refrescante.
Sarita estaba orgullosa de Jimena, no quería que pierda esa espontaneidad, esas ganas de querer encontrar un hombre bueno y guapo como esposo.
Ella podía fácilmente visualizar a su hermana en los brazos de uno de sus dos pretendientes, del mismo modo en que podía visualizarse a sí misma.
Previamente, ella se había negado esto, pero no después de su reunión con el Señor Reyes.
Desde aquella lección, había hecho un descubrimiento sorprendente: existía en ella un lado mundano y libidinoso en su personalidad que nunca había sospechado.
Sorprendentemente, poseía una increíble habilidad para fantasear. Cada vez que cerraba los ojos, veía los dibujos de los desnudos que el Señor Reyes le había mostrado, especialmente el de él con la mujer llamada Lily, sin embargo, la mujer que ella visualizaba no era Lily sino ... ¡ella misma!
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¿Lecciones sensuales? PDGV Franco y Sarita
FanficSarita Elizondo, una muchacha de 30 años aparentemente destinada a la soltería, además de su falta de experiencia con el sexo opuesto, no puede aliviar los miedos de su hermana menor sobre la unión carnal. Valientemente Sara se dispone a aprender q...