¿Lecciones sensuales? PDGV Franco y Sarita

Primer beso

Capítulo dedicado a Eli, por los ánimos y la intensidad para seguir la historia.

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CAPÍTULO SEIS

Eran sus dedos esbeltos los que apretaban su miembro rígido, su cabello el que caía sobre su abdomen, su lengua la que buscaba humedecerlo.

En su fantasía vívida, Sarita Elizondo era una mujer experta, la imagen era tan clara que sólo podía asumir algún día se convertiría en realidad.
Oh, mi ... ella apoyó un dedo sobre su erección, la sacudida erótica que Franco recibió fue tan fuerte que sintió que ella realmente estaba tocando su carne. 

Es tan ... tan grande... Ella dijo eso con tal temor que Franco no pudo evitar reír ante su sincera declaración.
Divertida e perpleja, ella preguntó, - ¿Qué dije? ¿qué fue tan gracioso?

- Oh,  señorita Elizondo, eres dulce. Franco luchó por contener su risa; - Un hombre siempre quiere oír cuan grande es su miembro.

- ¿Quiere decir que existe más de un tamaño?

Su pregunta era tan ingenua, que odió placer y reírse de ella al mismo tiempo, pero no podía recordar la última ocasión en la que había disfrutado tanto conversar con una mujer; intentó esconder otra carcajada.

- Ellos son básicamente de la misma forma, como la nariz o las manos de un hombre, pero no hay dos que sean exactamente iguales.

¿Cómo describiría el suyo comparado a los de otros? Franco ahogó nuevamente su risa y ella le clavó un dedo en sus costillas. 

- Deje de reírse de mí.

- Lo siento mucho, pero no estoy acostumbrado a pasar tanto tiempo con una mujer que sabe tan poco de estos temas.

¡Si él se lo pudiese demostrar, sería un tanto más fácil! 

- De repente nuestra situación parece particularmente absurda. - Franco dijo finalmente.

-Pero usted dijo que yo debía hacer preguntas.

- Lo hice, él concordó, - golpeando levemente su muslo. - Perdone mi explosión, ahora, ¿qué desea saber?

Exhibiendo una fortaleza extrema, Sara avanzó hacia él. 
- ¿Qué tamaño considera que tiene?
-Mas grande que el de la mayoría. - Él suspiró, buscando controlarse. No tan grande como los de algunos.

Ella pensativamente sacudió la cabeza, su atención volvió al dibujo.

¿Por qué a un hombre le gusta oír que una mujer piensa que su miembro es enorme?

- Vanidad masculina, querida, nosotros somos bestias en nuestro interior, y todos queremos creer que somos el macho más grande del rebaño, entonces usted me dijo un elogio sin darse cuenta.

Contra su voluntad, Franco fue superado por una oleada protectora hacia ella, adoraba su atrevida ingenuidad, su originalidad y su temeridad y pensó cómo sería poseerla. La idea era absurda, claro. 

No existía ningún futuro para ellos más allá de las próximas reuniones, sin embargo, no podía evitar pensar en esa locura. ¿Cómo sería poseerla y conservarla como amante?

Afortunadamente, la mente curiosa volvió su atención a la lección, y él se vio forzado a abandonar la oportunidad de especular sobre algún posible futuro para ellos.

- ¿Y qué es lo que ella está sosteniendo en su mano?
- Mis testículos, él respondió sin pensar.
- ¿Y qué son?

- Dos bolsas en la base del miembro del hombre, normalmente son suaves al tacto, pero durante la relación sexual, ellas se ponen muy duras. Son extremadamente sensibles, también y es maravilloso que te las acaricien. Frecuentemente, una mujer las lamerá o las chupará con su boca, es  muy excitante.