Desinibida parte II

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Capítulo 10

Forzándose a tranquilizarla, dispuesto a que la oleada de lujuria retrocediera, Franco besó el cuello de Sara, sus hombros, boca, luego sus mejillas y frente.

Pero ella se rehusó a dejarlo ir, enterrando sus dedos en su cabello.

Gradualmente, las pulsaciones de Sara disminuyeron, sus caderas se detuvieron, y ella finalmente preguntó,- ¿Hemos acabado?-

—Por el momento.- Sus dedos vagaron a través de sus brazos y sus muslos. ¿Estás bien?

- No, ella honestamente respondió. No lo creo.

Franco besó su nariz, suspirando con remordimiento y metió sus pechos dentro del vestido.

Me siento tan maravillosa, ella dijo, pero es tan terrible al mismo tiempo.

— Es porque nos detuvimos antes de completar el acto.
Sus cejas se arrugaron interrogativamente.

— ¿Recuerdas? Existe un pico de placer.

— ¿Nosotros no llegamos allí? Ella preguntó con sorpresa genuina.

— No.

— ¿Cómo podría existir más?. ¿Cómo podré soportarlo?

— Con la persona correcta, se pone mejor y mejor.

Él entendía que Sara estaba hablando sobre las entrevistas futuras que tendrían. Estaban tan conectados que cada reunión superaría a la anterior en términos de satisfacción.

— Mi pico de éxtasis llega cuando derramo mi simiente.
— ¿No lo hiciste... Querrías que yo...?

— No, él respondió nuevamente, pero oh, ¡cómo quería!

Su miembro le dolía, estaba latiendo y aguardando la más leve indicación para poder eyacular. Con media docena de envestidas, podría aliviar su sufrimiento.

Él le mostró su pantalón, y los ojos fascinados de ella descubrieron cuan grande él estaba. Existe un final definido... él explicó con los dientes apretados, es más dramático. Tú no tendrías dudas si yo descargase mi simiente.

—¿Pero quieres que...?
—¿Cómo podría no querer?

Sara acarició el frente del pantalón, y se sintió como un muchacho nuevamente, listo para eyacular en un segundo. Cuando consideró seriamente llegar al clímax dentro de su pantalón como un joven inexperto, apresuradamente quitó su mano y la llevó a sus labios , besándola.

—Te deseo demasiado a tal punto de ser doloroso, ahora mismo para mí resistir tus caricias.

— Afligida... si, así es exactamente como me siento. no es agradable.

Él río suavemente, será agradable, solo que no hoy.

— ¡No puedes querer dejarme así!

Encantado por la angustia física de Sara, él se río nuevamente.

— Intencionalmente te estoy mandando a tu casa afligida e insatisfecha. Cuando vuelvas el lunes, estarás lista.

— ¿Para qué?

— Lady Sara, si todavía deseas proseguir, te mostraré cómo es el orgasmo de una mujer .

Valientemente, Franco dirigió su mano contra el frente de sus faldas.

— Deslizaré mis dedos debajo de tu vestido y estimularé tu centro feminino. Tal vez te besaré allí, también te acariciaré hasta que alcanzes su punto máximo de placer. La pequeña muerte ...

¿Lecciones sensuales? PDGV Franco y Sarita Donde viven las historias. Descúbrelo ahora