{20} La magia de Scorpius

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La magia de Scorpius

— Nos vamos. Yo y Scorpius... nosotros nos vamos... él no puede estar acá, esto es una tontería...

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Cuando por fin Hermione llegó a su casa, sintió que habían pasado dos días en uno, y no simplemente veinticuatro horas; sólo eso podría explicar la cantidad de cosas que habían sucedido en tan poco tiempo.

Cambió el peso de una pierna a otra mientras trataba de cerrar con una mano la puerta de entrada, a la vez que cargaba con el peso de un dormido Scorpius en sus brazos, que reclinaba cómodamente la mejilla en su hombro. La imagen era hermosa, si no fuera por el hecho de que ella misma estaba exhausta y aún tenía que despertarlo para bañarlo, tratar de elaborar algo comestible, dado que todo lo que poseía en su casa eran congelados de mala calidad que no pretendía darle al niño.

Pero se adentro en la habitación que este ocupaba y lo dejó con cuidado sobre la cama. Scorpius siquiera pareció notar el cambio de lugar, sino que se arrojó a un lado y siguió durmiendo. Por su parte, Hermione dejó el resto de los juguetes en el sofá, y la ropa extra a un lado. Entró nuevamente en la sala y dio una rápida mirada al desorden, decidiendo que no estaba de humor para arreglar nada de eso. Primero debería bañarse para relajarse de los sucesos del día, y entonces, solo entonces,  podría comenzar a pensar con claridad en qué cocinar.

A pesar de ser nacida de muggles, y de que sus padres siempre habían defendido la importancia de una buena alimentación, estaban muy ocupados con sus clínicas dentales y sus carreras como para ser ellos mismos quiénes cocinaban, salvo algunas excepciones en algunos contados días festivos. Por lo general, comían de la comida entregada pronta. La de mejor calidad, y más rica en proteínas, con muchas verduras; algo que le había valido el poco hábito de saber realmente cocinar. Por eso siempre disfrutaba tanto de ver a Molly cocinar. Era un arte que estaba segura de estar lejos de dominar. Por desgracia, no había adquirido el contacto con la comida saludable de sus padres, por lo que se tenía que valer de hábitos muggles no tan saludables. Ahora estaba en verdaderos problemas. No podía darle a Scorpius hamburguesas todos los días, o nuggets todas las noches. Ciertamente debería adentrarse en alguna página de receta y rezar por tener suerte.

Pero, volviendo al plan original, primero debería bañarse.

Recogió algo de ropa de su habitación y se aseguró de nuevo qué Scorpius siguiera dormido. Una vez estuvo segura de eso, se metió en el baño, donde se despojó de la ropa del día y entró bajo el chorro de agua caliente que relajo sus músculos tensos pero hizo poco por sus pensamientos preocupados.

Draco era el centro de ellos. Había tenido nula avance en el día de hoy, cuando pacientes en su misma condición ya habrían logrado mover levemente al menos la pierna y el pie. Era preocupante e intrigante. No podía dejar de pensar que podría tener algo que ver con su centro mágico. Lo que no transmitía tranquilidad ya que desde el hospital muggle no había nada que pudiera hacer por eso.

Aunque debía reconocer que la interacción con Theo habría sido beneficiosa en muchos sentidos. Para comenzar había logrado tranquilizar a Scorpius, que ella misma no estaba segura de cómo actuar si hubiera estado sola en esa situación. Theo había sido esencial para calmar al niño. Y sobre la charla de los dos amigos, Hermione se había alejado antes de meterse demasiado en el asunto, pero tenía la leve impresión de que había sido buena. Draco se mostraba un semblante más tranquilo mientas dormía cuando lo fue a visitar antes de retirarse, junto con Scorpius, quien colgó varios otros diseños en las paredes.

Efecto Colateral /DRAMIONE/ {TERMINADO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora