Capítulo 18
"Tú y yo"______________________________________________________________________
Luego de escuchar las anécdotas de su hermano, se limitó a conocer a su tripulación, eran piratas del espacio al igual que Turles.
Verlo una vez más la alegró, según ella jamás lo volvería a ver, pero, allí estaba, vivito y coleando... literalmente.
Se la pasó la mayor parte del día en Corporación Cápsula, contemplando el horizonte de colores fuego. Admirar la puesta del sol era una de sus actividades favoritas, en otros planetas era tan sencillo y sin gracia, pero en la tierra, era una obra maestra natural.
La pelinegra se apoyó sobre el barandal del balcón, la brisa nocturna comenzaba a hacerse presente, acariciaba su piel expuesta mientras tomaba grandes bocanadas de aire. Cerró sus ojos por un momento para relajarse, al abrirlos se encontró con el cielo estrellado. Otra obra maestra estelar.
Sintió una presencia detrás suyo, ya sabía quien era. No había necesidad de voltear, lo reconocería donde fuera que esté.
Miró hacia atrás sobre su hombro para encontrarse con la mirada ámbar del dios destructor. Inmediatamente volvió a ver al frente, soltó el aire que tenía resguardado en los pulmones en forma de suspiro.
— ¿Ya podemos hablarnos? — Preguntó amablemente el gato morado, era la primera vez que usaba ese tono tan pasivo.
— Creo... que sí.
El contrario se paró a su lado imitando su postura. Miraba al cielo igual que ella, bajó su mirada a su rostro. Le sorprendió encontrar una sonrisa en sus labios, al menos estaba aliviado de que no estuviera enfadada.
— Yo... quiero disculparme, por no haberte dicho la verdad. Por no haberlo hecho desde el inicio.
— No te disculpes, ya no importa. — Giró su cabeza para verlo, aumentando el tamaño de su sonrisa. — Cuando me di cuenta que Turles aún seguía con vida me di cuenta que, no quiero alejarme de tí. Se que debería estar molesta, pero, al estarlo estoy perdiendo la oportunidad de convivir contigo. Así que, no hay rencores.
— Me alegra saber eso, gracias Iris.
— ¿Debería llamarte papá o lo dejamos en señor Bills? — Preguntó en forma de burla, ambos rieron.
— Papá estaría bien. — La pelinegra se acercó apoyando su cabeza en su hombro. Él correspondió su acción de igual manera y rodeando su hombro con su brazo.
— Te quiero pa.
Ambos se avergonzaron, jamás habían tenido ese tipo de cercanía, pero podían acostumbrarse.
— Veo que ya se llevan bien. — Habló el ángel alegre detrás de ellos. Ambos voltearon aún rojos. — Ya debemos irnos señor Bills.
— Claro. — Miró a Iris una última vez. — Eres bienvenida en mi planeta, puedes quedarte allá si gustas.
— Gracias. — Vio la estela que se produjo cuando ambos partieron.
La saiyayin se dispuso a recorrer los largos pasillos de la Corporación Cápsula, únicamente buscando a alguien. Cuando al fin encontró al peliflama se acercó a él para abrazarlo. Éste se sorprendió, por primera vez en años recibió un abrazo por parte de la persona que lo cuidó desde niño. Dudoso, correspondió el abrazo.
— Perdóname, no debí tratarte así.
— Tsk, olvídalo insecta.
— ¿Y así te haces hacer llamar príncipe con esos modales? — Rió burlona provocando el enojo del saiyayin. — Nos vemos luego.
Salió por una ventana, voló en dirección a su casa. Aterrizó en el balcón y entró encontrándose con aquella figura negra.
— Tardaste.
— Disculpa, tenía que atender unos asuntos.
— ¿Tus asuntos de mortal eran más importantes que yo?
— ¿Acaso estás celoso?
Arqueó una ceja y sonrió de lado.
— ¿Celoso yo? ¡Ja!, ni en tus sueños.
— Si, ya lo creo. — Caminó a su lado fingiendo no prestarle atención.
— ¿Y a donde vas?
— Iré a darme un baño. ¿Quieres acompañarme? — Sus intentos de coqueteo extrañamente dieron resultado. Él la seguía como un perro sigue a su dueño.
Sus expresiones no tenían comparación, adoraba los gestos que hacía cuando dejaba su piel al descubierto. Llenó la tina al tope y se metió, relajando cada uno de sus músculos. Black solo se limitaba a observar desde una esquina.
Las muecas que no podía disimular la llenaban de satisfacción. Sabía que no soportaba que lo ignorara, y se iba a aprovechar de eso.
— ¿No vas a decir nada?
— ¿De que hablas?
— Que descarada, y todavía lo preguntas.
— Si hablas de que te dejé solo, perdón. — Frunció el ceño, todavía seguía molesto. — Esta mañana me enteré de que mi hermano sigue con vida, hice las pases con mi padre y con Vegeta.
— ¿Y me dejas de último a mi? ¿Te importa poco el dios con el que te acuestas?
— Si tanto te duele, cállate y métete aquí conmigo ¿Sí?
Sin poner excusas, se despojó de sus prendas y se metió a la tina con ella.
Iris se acercó a él y le implantó un beso en los labios, el cual fue correspondido. Se acercó aún más, sentándose en su regazo. Él rodeaba su espalda baja con sus brazos.
Los chapoteos en el agua no tardaron en escucharse. El aura erótica se formó dentro de aquella habitación, las caricias dadas y recibidas eran la llave de la entrada al paraíso. Aquel lugar donde ambos podían unir sus cuerpos en una perfecta melodía que resonaba en sus oídos.
Él la sujetó y se la llevó en brazos a la cama, donde ella recibía la mayor parte de las caricias. De vez en cuando le robaba unos cuantos besos, pero ella no se los negaba. Más bien los recibía con mucho gusto.
— Creí que estabas molesto.
— Lo estaba. Me volví loco cuando te fuiste. — Sus vellos se erizaron cuando dijo eso. Incluso su expresión facial cambió.
— ¿Qué le pasó a la aldea?
— Todavía están bien, no les hice nada. ¿Ves? Yo no rompo mis promesas.
— Que alivio.
El sueño se hizo presente, la pesadez en sus ojos no la dejaban quedarse más tiempo despierta.
— Abrázame. — Demandó la pelinegra. Adoraba el afecto para poder dormir.
— Los saiyayin no suelen ser así de cariñosos. ¿Por qué tú si lo eres?
— No lo sé.
— Mientes. — La descubrió. Suspiró decepcionada.
— Verás... todo comenzó cuando era una niña.
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𝐔𝐧 𝐃𝐢𝐨𝐬 𝐘 𝐔𝐧𝐚 𝐌𝐨𝐫𝐭𝐚𝐥 (𝐁𝐥𝐚𝐜𝐤𝐆𝐨𝐤𝐮𝐱𝐎𝐂) [+18]
Fanfiction𝐄𝐥𝐥𝐚, 𝐮𝐧𝐚 𝐠𝐮𝐞𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚 𝐝𝐞 𝐞́𝐥𝐢𝐭𝐞, 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐭𝐞, 𝐚𝐦𝐚𝐛𝐥𝐞 𝐲 𝐝𝐞 𝐛𝐮𝐞𝐧 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳𝐨́𝐧. ¿𝐒𝐮 𝐮́𝐧𝐢𝐜𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐥𝐞𝐦𝐚? 𝐍𝐨 𝐬𝐚𝐛𝐞 𝐪𝐮𝐢𝐞𝐧 𝐞𝐬 𝐬𝐮 𝐩𝐚𝐝𝐫𝐞 𝐲 𝐬𝐮𝐟𝐫𝐞 𝐝𝐞 𝐡𝐢𝐩𝐨𝐟𝐫𝐞𝐧𝐢𝐚. 𝐄𝐥, 𝐮𝐧 𝐭...