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Era un poco tarde debo de admitir, pero estaba de vacaciones y había cumplido con todas mis responsabilidades de guardiana, por lo que decidí simplemente disfrutar de la noche en el balcón. Pero algo capta mi atención; cierto gato estaba merodeando por ahí, sonreí pensando en que se había escapado o algo por el estilo.

Me acerque al frío barandal y me apoye sobre este, senti como quemaba levemente mi piel y el como esta se tornaba de un tono carmesí. Mi sonrisa desapareció al escuchar sollozos, mi mirada se posó en Chat y para mi desventura, él era el dueño de aquel sonido.

—Chat Noir...— murmuré para mí, observe como sus labios se movían y como intentaba formar una sonrisa, pero lo que logro fue romper en llanto. No sabía si debía hablar con él, o dejar que él se desahogará, pues hay momentos en que uno solo quiere deshacerse de todas esas emociones solo sin ayuda o consejos de alguien.

La indecisión estaba presente, no sabía qué decir o que hacer, no conocía su situación o la razón de su tristeza, por lo que no podía hacer mucho más que consolarlo. Aún así... no quería que mi amigo este solo en un momento tan triste, y como conozco a Chat Noir, sabía que era capaz de hacer una locura al ser tan impulsivo. Dejé escapar un suspiro y al estar completamente silencioso, este fue muy sonoro, haciendo que Chat se percaté de mi presencia y se acerque a mi balcón 

—¿M-Me viste no?— preguntó con un hilo de voz, haciéndome notar que estaba conteniendo su llanto 

—No te voy a mentir Chat...— él suspiro entrando por completo al balcón, sus manos temblaban ligeramente y su respiración era lenta

—¿Está todo en orden?— cuestione acercándome a él, esa fue la gota que derramó el vaso, Chat Noir se dejó caer al suelo y a llorar desgarradoramente, un poco anonada me agache y lo abracé de una manera un poco brusca, pero con todas mis fuerzas

—Padre— murmuró entre sollozos.

One-shots MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora