21062020

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El trabajo de un criminalista es identificar a través de las pruebas físicas una serie de sucesos para comprobar lo que sucedió en una escena de crimen.

No, no pensamos como el criminal. Sólo evaluamos las consecuencias y razones de éste para hallar una solución. Esto implica la búsqueda y análisis de las condiciones de un lugar, como el reconocimiento de cuerpos, revisión de manchas de sangre, todo lo que la escena del crimen pueda proporcionar. Un criminalista busca entre los escombros para unir las piezas, a diferencia de lo que hacía Johnny que es recolectar la información de quienes estaban presentes, como de Mark y Jeno o de los testigos que los vieron con Haechan.

A los criminalistas les tocan las sobras, nadie te habla, el polvo no responde, las paredes no narran. Las balas no charlan, ni los cuchillos gritan.

No hay vida. Examinamos a los muertos, ultrajamos los cuerpos. Eso es muy común, ver sangre y viseras, incluso a los policías les toca, lo peor le va a las familias, en especial cuando los casos no se quieren tratar o no hay culpable, ellos recogen todo. Tratar con cuerpos desfigurados o en estado de putrefacción es lo normal, pero eso no quita el hecho de que la sensibilidad se ve afectada, pues aunque estaba acostumbrado, esa noche me dejó traumado de por vida.

Probablemente nadie lea esto, no van a creer en la historia de un servidor que con suerte llamó a la policía antes de desmayarse. Dirán que la presión acumulada en mí me llevó a tener estragos irremediables, y sinceramente, si no fuera porque aún recuerdo a Doyoung abrazándome en medio de la noche mientras le relataba lo que ví, tampoco me creería. Así que les dije que estaban muertos, a pesar de que preferiría estarlo yo.

Mi teléfono estuvo vibrando en mis pantalones con llamadas de Doyoung que decidí ignorar mientras me escabullía en la casa. Él dice que jamás me llamó, así que supongo que ese algo intentó impedir que entrara a aquella casa esa noche, lo mismo sobre la insistencia de Taeyong para retirarnos de inmediato.

La luna sangrienta tuvo algo que ver. La madrugada del 21 de Junio de 2020, arruinó mi vida. Hubiese preferido encontrarlos muertos.

Me quedé quieto, la puerta estaba entre abierta, el aroma de las veladoras me recordó a la iglesia, cera entrando por mis poros, dándome un ataque de pánico que lo único que me permitió hacer fue no decir nada.

Ya lo había tomado en cuenta desde la primera vez que revisé el lugar, su forma circular me recordaba a un nido.

Seguramente hay una explicación científica para aclarar el porqué no podía moverme, quería llorar por lo que fuese que estaba viendo, tampoco pude de forma inmediata.

Lee Haechan estaba de pie, caminando de forma lenta alrededor de los cuerpos que Jeno y Mark.

—Esto es lo que quería—murmuró el pelinegro mirando a ambos lados.

—Esto es lo que esperaba—respondió Mark sonriendo.

Se encontraban desnudos, demasiado como para no notarlo y aunque había visto poco de ellos, supe que no se encontraban como la última vez, ellos parecían saludables y por supuesto que Haechan estaba mejor que nunca.

El humo se paseaba por las manos del menor que apenas usaba una túnica rojiza, bailaba y recitaba palabras extrañas, seguramente era latín o una lengua muerta que se usa para invocar demonios. Quise detenerlo y a pesar de que jamás me miró, supe que él estaba deteniéndome a mí en ese momento.

Sus ojos se notaba rojos, brillantes con una expresión macabra de satisfacción, de un momento a otro y dejando de dar saltos, se inclinó hacia ellos.

No estaban atados, lo que me generó más dudas. Llamar a un exorcista no me pareció la mejor de las situaciones, ellos lo hacían a voluntad. Se retorcían suavemente, alzando una piernas y luego las caderas.

ALOUQUA  [MARKHYUCK x NOHYUCK]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora