Break up with your boyfriend - Intenabo

chapter nineteen

—And I'm single, yeah I'm single, and I'm single, tonight I'm single, and I ain't tripping on nothing I'm sippin' on something and my homegirl say she got a bad bitch for me tonight!

El sonido del canto desagradablemente fuerte y la mala pronunciación de inglés de Horacio llena el espacio de su gran cocina. Por supuesto, está acompañado por su bocina Alexa y Segismundo actuando como coros, ambos agregando combustible a la irritación actual de Gustabo.

Él pone los ojos en blanco ante las payasadas de sus amigos antes de levantar las manos para cubrir su rostro en partes iguales de renuente diversión y simplemente vergüenza de segunda mano en la exhibición.

Finalmente era viernes por la noche, lo que significaba que había superado, más o menos, con éxito, el completo desastre que ha sido esta semana.

A pesar de la confusión emocional que vino con la ruptura inesperada de él y Viktor el lunes, le gustaba pensar que estaba bien. Realmente no se permitió pensar en eso, en nada de eso.

En lo que a él se refería, si no pensaba en ello, entonces nunca sucedió.

Y por eso no pensó mucho en Viktor ni tampoco piensa en Jack– especialmente no en Jack. No, definitivamente no pensó en ninguno de ellos.

El punto es que de alguna manera había sobrevivido a la semana y aterrizó en la casa de Horacio.

Ahora se había convertido en una cuestión de pasar el fin de semana con un Horacio demasiado extasiado tras la noticia de su separación de Viktor y Segis, quien, después de un poco de coraje líquido, parece más que emocionado de unirse al carro del entusiasmo.

Para demostrarlo, los dos se paran frente a él en la parte superior de las encimeras de mármol de la cocina con ridículos calcetines peludos en los pies mientras bailan y cantan, muy mal, en celebración.

Gustabo aún no ha averiguado si esto se está haciendo para burlarse de él o por algún tonto sentido de apoyo moral, pero cualquiera que sea el caso, solo quiere ponerle fin.

—Sabes tanto como aprecio el incentivo y el entretenimiento gratuito, — Hace una pausa, levantando una ceja y tratando de no estremecerse cuando Segis tropieza un poco y apenas recupera el equilibrio a tiempo para evitar caer. —No creo que la mamá de Horacio esté muy contenta con que ustedes utilicen su mostrador como pista de baile.

Horacio, por supuesto, solo le resta importancia débilmente, claramente indiferente a la protesta.

—No importa porque ella no estará en casa hasta el domingo de todos modos, las ventajas de tener una mamá enfermera viajera. — El chico sonríe en respuesta con un guiño mientras Segis continúa murmurando la letra de la canción en voz baja, aparentemente en su propio mundo.

Gustabo casi está empezando a arrepentirse de no haber tomado un sorbo de la botella antes, estos dos seguramente le causarán dolor de cabeza antes de que termine la noche.

—¿Por qué algo de esto es necesario de nuevo? — Hace esta pregunta con un suspiro, señalando hacia donde los dos se encuentran actualmente, detenidos en su baile por el momento.

Sin decir una palabra, Horacio se pone en cuclillas sobre el mostrador. Evidentemente, esto se hace para estar a la altura de los ojos de Gustabo, pero a la larga resulta ser condescendiente. —Porque Gustabo, — comienza con los ojos entrecerrados y una leve sonrisa en su rostro, con la mano extendida para agarrar su hombro, aunque Gustabo está casi seguro de que solo lo hace para estabilizarse. —Esta es la primera vez en toda tu carrera en la preparatoria que has estado soltero, y aunque esperaba que este día hubiera llegado mucho antes, eso no nos da una razón menor para celebrar. — El chico de cresta lo sacude con cada palabra y desde aquí Gustabo puede oler el olor sórdido de alcohol en su aliento. Parpadea hacia él, con el ceño fruncido creciendo en su propio rostro mientras entrecierra los ojos.