Break up with your boyfriend - Intenabo

chapter twenty

"what do you want from me?"

Por lo que podría ser solo una fracción de segundo, Gustabo y Segismundo se quedan parados allí, parpadeando el uno al otro con sorpresa e incredulidad desde sus respectivos lados de la puerta corrediza.

Sin palabras al verlo y todo lo que eso indica, la mano de Gustabo se afloja en la manija de la puerta y es aquí donde se da cuenta de cuán abiertos están los ojos de Segis.

Y él sabe por el aspecto de las cosas: esto no terminará bien para él, ni mucho menos.

No hay nada que pueda decir o hacer que lo saque de esta situación.

Segis lo ha visto todo y está jodido más allá de todos los medios por eso.

Él se ha vuelto completo y totalmente a su merced.

El calor rápidamente se precipita hacia su rostro, acumulándose en sus mejillas al mismo tiempo y quemando las puntas de sus orejas con un calor abrasador.

Puede escuchar el sonido de su sangre bombeando en sus oídos ahora, su corazón igualando la cadencia constante. Ya sea por la vergüenza o la vergüenza de estar atrapado en su situación actual, se pone rígido y se encierra en sí mismo casi por completo.

Le toma unos segundos volver oficialmente en sí mismo y comprender la realidad, la gravedad de su dilema. Si no habla, las cosas serán un millón de veces peores para él.

Urgentemente, aprieta su agarre en la manija antes de abrir la puerta corrediza con ella y rápidamente arrastrando los pies hacia el interior mientras Segismundo apenas se aparta de su camino para permitirle pasar.

—Segis... — Exhala un poco irregularmente. Ni siquiera está seguro de adónde va con esta conversación o con qué seguirá, ¿cómo podría comenzar a explicarse esta vez?

Esto estaba comenzando a convertirse en un patrón molesto, uno que si no hacía algo pronto seguramente lo arruinaría a largo plazo.

Desafortunadamente para él, Segis sabe exactamente lo que quiere decir y no le da ni un segundo más de su tiempo para ordenar su mierda.

—¿Qué cojones fue eso Gustabo? — Aunque sus palabras no llegan más allá de un susurro, él lo mira fijamente desconcertado y sus palabras tienen su propio peso.

Sus ojos están muy abiertos con sus cejas arqueadas perfectamente fruncidas con saña por la confusión y la boca ligeramente abierta como si no pudiera procesar nada de esto.

—Sé que se ve mal, lo sé-- — comienza irónicamente, sus palabras son un cliché y se usan en exceso, pero este parece ser el punto límite de Segis porque antes de que pueda intentar racionalizar algo de esto, él lo interrumpe abruptamente.

—No, parece que en realidad has perdido la cabeza. ¿Qué cojones está pasando por tu cabeza en este momento? — Su tono es duro y exigente cuando pregunta esto, y el rubio se da cuenta por primera vez de que suena sorprendentemente sobrio. Esto plantea la pregunta de cuánto tiempo ha pasado. Mierda, ¿cuánto tiempo se había ido?

Suspirando profundamente, Gustabo se frota la cara antes de apartar su cabello de ella.

—No lo sé, ¿de acuerdo? Estábamos hablando y empezamos a fumar y yo solo... nosotros solo... — Sacude la cabeza y vacila, el arrepentimiento se hincha en su pecho por lo que ha hecho.

Mierda.

¿Por qué tuvo que ir y hacer eso?

—Escucha, no dije nada cuando todo el asunto del hermano de Viktor se estaba derrumbando porque eso es asunto tuyo, ¿pero esto? ¿Por qué mierda estás pasando? ¿No te das cuenta de que Horacio te mataría por esto? ¿O simplemente no te importa? ¿Es esta una crisis existencial por la que estás pasando? — Las preguntas vienen en rápida sucesión, una tras otra, y con cada una, Gustabo se siente un poco más ansioso, un poco más culpable.