Capítulo 4

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Zoe Blake

Faltaban cerca de 20 minutos para la hora que había acordado con Evan.
Me apresuré a recoger la mesa y subí a mi habitación para cambiarme de ropa, elegí unos pantalones cortos y una blusa de un color rojo, até mi cabello en una coleta alta y bajé a la sala asegurándome que todo estuviera en orden para la llegada del chico.

Mamá y papá se encontraban en el estudio ordenando todo para cuando se fueran al trabajo.

Fuí en dirección a la cocina y abrí el refrigerador para cerciorarme que había jugo y gaseosa. De igual manera en la alacena había un par de galletas de chocolate -espero le gusten- me limité a pensar.

Regresé a la sala y pude observar como la manecilla de aquel reloj color marrón (con un ligero aspecto de antaño) tomaba posición en dirección de aquel número 3. Era la hora acordada así que Evan no debería tardar en llegar.

Y así fué, para mí sorpresa justo cuando eran las 3:00 se escucharon 2 suaves toques sobre la puerta de cedro de casa, haciendo que se escucharán por toda la sala. Me aseguré de verme bien -en la medida de lo posible- antes de abrir la puerta hasta que al cabo de unos segundos lo hice.

Evan se encontraba al otro lado de mi puerta vestido con unos jeans y una camisa de un color azul marino, tenía sus mangas ligeramente remangadas antes de llegar a sus codos, su cabello un tanto despeinado y su mochila colgando de su hombro izquierdo. Se veía muy bien.

- Adelante, pasa- le dije con tono muy amable.

-Gracias- respondió mientras me tomaba la palabra y entraba.

Tan pronto como Evan entró en mi casa mis papás salieron con apuro de su estudio. Sin embargo pude notar que lo observaban como si hubiesen visto a un fantasma. Regresé mi mirada al chico, pero él en cambio los miraba con cierto tono de respeto.

-Joven O'brien- interrumpió papá aquellos segundos de silencio.

-¿Se conocen?- dirigí mi vista hasta el chico quien me dió una sonrisa deslumbrante que me proporcionó tranquilidad.

-Cariño- habló mamá -Él joven O'brien es hijo del dueño de la empresa en la que trabajamos tú padre y yo.- me explicó con toda tranquilidad.

Vaya, sabía que él chico era hijo de una familia muy importante pero no que lo era del jefe de mis padres.

-Por favor, solo llámenme Evan- mencionó el chico mientras nos brindaba una sonrisa cálida. Él podrá ser hijo del jefe de mis papás, pero aún así seguía siendo simplemente mi compañero de trabajo.

-Muy bien- comenté mientras miraba a Evan y le devolvía la sonrisa -No es por apresurarlos pero ya son 3:05 y deben volver al trabajo- regresé mi mirada a mis papás que apenas podían percatarse de la hora.

-Es cierto- contestó mamá. -Debemos regresar a la oficina, joven Evan queda en su casa.- dijo mientras se despedía de nosotros.

-Nos vemos después chicos, si necesitan salir por favor avísanos Zo- añadió papá mirándonos a ambos.

-Claro, que les vaya bien.

Pronto mis papás se fueron y nos quedamos solo Evan y yo.

-Vamos a la sala para empezar el trabajo- dije mientras le enseñaba el camino, él solo se limitó a seguirme -toma asiento donde gustes, ¿Quieres algo de tomar?- le pregunté amablemente.

-¿Tienes gaseosa?- preguntó un poco tímido. En serio se veía lindo.

-Claro, espera un momento enseguida la traigo- y así dirigí mi camino hasta el refrigerador. Tomé 2 gaseosas y abrí un paquete de galletas colocándolas en un pequeño traste, con cuidado las trasladé hasta la mesita de centro en aquella sala y le ofrecí su bebida a Evan para finalmente sentarme sobre aquella suave alfombra de un color rojo obscuro.

Amor en 2 palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora