Capítulo 7

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Zoe Blake

Evan y yo nos encontrábamos en el sofá, no hablábamos mucho y el ambiente cada vez se tornaba más tenso.

Unos segundos después se pudo escuchar el timbre de casa, Evan se levantó en dirección de la puerta y posteriormente la abrió. Curiosa me acerqué al sofá junto a la ventana para tener una vista de la escena, al otro lado se encontraba el chico del esmoquin.

Daniel no tardó demasiado en regresar, no era de extrañarse; cerca de casa había un restaurante propiedad de los O'brien.

-Su pedido joven O'brien- dijo amablemente.

-Gracias Daniel- respondió el ruloso.

-¿Necesita algo más?

-No, ya has hecho demasiado por hoy. Nosotros trabajaremos en nuestro proyecto puedes recogerme en unas horas.

-Claro, no hay problema joven- finalizó para retirarse en dirección al auto.

-¡Muchas gracias, Daniel!- dije en un tono un poco alto para que pudiera escucharme a través de la ventana.

Ambos chicos dirigieron su vista en mi dirección.

-No es nada, señorita Blake- respondió con una sonrisa amable.

Al cabo de unos segundos Evan entró y colocó las cosas sobre la barra.
-Dejame ayudarte- comenté rápidamente mientras me dirigía en su dirección.

-Un momento pecosa, tú estás herida. Yo me encargaré de todo.- mencionó en tono de reprimenda mientras me señalaba con su dedo índice.

-De acuerdo- dije sin más remedio, regresando sobre mis pasos.

-Aunque, pensándolo un poco creo que necesitaré ayuda...-mencionó por lo bajo.

No pude evitar voltearme y me quedé observando cómo dirigía su vista en todas las direcciones de la cocina con una expresión dubitativa -¿Dónde están los vasos y platos?- preguntó tímidamente en mi dirección.

-Pffff, JAJAJAJAJAJAJA- no pude evitar reírme. - ¿Acaso el señor "yo me encargaré de todo" necesita de mi humilde ayuda?- dije entre risas.

Pude notar que me miraba con una miraba seria mientras su cara se ruborizada un poco, vamos esto era divertido.

Al menos para mí.

Entre risas le indiqué la dirección de las cosas y él se limitó a servir la comida.

Regresé al sofá y encendí el televisor buscando una forma de distraerme mientras el ojiazul descifraba que hacer en la cocina. No podía evitar reírme,. él siempre ha sido un niño bien de los que nunca ha tenido que mover un solo dedo para tener lo que quiere y ahí estaba en mi cocina sirviendome de comer, era una escena simplemente espléndida.

-¡Listo!- escuché su voz con un tono orgulloso.

Dirigí mi mirada hacia él y todo estaba muy bien ordenado.

-¿Podemos comer en la mesita de centro o te ayudo para comer en el comedor?- preguntó el chico.

-Podemos comer aquí- aludí a su primera opción.

-De acuerdo, llevaré las cosas.

Estaba concentrada buscando una serie para ver mientras comía, era un hábito que tenía con papá. Veíamos series mientras mamá nos regañaba para que comieramos sin distracciones. No pude evitar sonreír por eso.

-Listo pecosa, aquí tienes- comentó mientras dejaba el plato sobre la mesita.

-Gracias.- respondí aún concentrada en el televisor.

Amor en 2 palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora