Capitulo 3

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Capitulo 3
Peligro, peligro


Meses antes.

"No puedes seguir aquí, Robin... Eres peligroso"

Un pitido. Un dolor de estómago punzante. La falta de aire.

Todo en un insistente cosquilleo que se sabía de memoria, recorriendo su espalda hasta las piernas, retorciéndose entre murmullos. Buscaba la calma de su corazón, Damian buscaba aquello que se le fue arrebatado tiempo atrás. Su niñez, sus recuerdos, su esperanza, lo que le pertenecía por privilegio: una vida. Porque él lo ansiaba más que nada en ese momento cuando el picor de sus manos le obligaba a moverlas desesperadamente hacía un solo destino; golpear al condenado que estaba debajo suyo. El maldito que suplicaba piedad ante la furia del demonio que no pensaba con claridad.

Robin.

De nuevo esa voz, molestándole, insistiéndole en que parara.

Robin.

Se disipaba con cada suspiro, con cada golpe encestado hacía el hombre casi muerto en sus pies.

¡Robin!

Veía un verde relucir en el suelo, en las grietas del mismo pavimento; un líquido recorrer sus pies y su propio reflejo canalizando su ira ante el burbujeo. Podía jurar que se sentía bien, que sentía que lo necesitaba para poder respirar tranquilamente cuando todo eso acabara. Despejar su mente cuando volviera a casa.

Con su padre.

Con su madre... ¿Su madre?

— ¡Damian!

Dejó salir una súplica en un gruñido, parando ante esa imagen de sus manos manchadas de lo que juraba era sangre. Temblorosas, encajadas en un sutil recuerdo de su tiempo en la liga, casi como un molesto pitido que se repetía entre bucles y bucles. Sus ojos no podían concentrarse en un solo punto, ¿Por qué no podía hacerlo? La adrenalina recorría los pulmones impacientes, agitando el pecho con cada bocanada de aire. Miró al cielo estrellado, como si aquello le fuera a ayudar a saber dónde estaba y que estaba haciendo, mejor aún, comprender porque Superboy le miraba de aquella forma...

No, él lo sabía. Sabía cómo había acabado en eso y lo podía resumir con el simple pensamiento; una píldora arribando sus labios. La que se había tomado antes de salir de patrullaje con Jon.
¿Por qué se la había tomado? ¿Tenía que contestar esa pregunta ahora mismo?

— Dami, ¿qué te está pasando?

Oh. Ahí estaba él de nuevo con esa mirada de cachorro, suplicándole que le respondiera. Con sus manos acercándose a sus mejillas, irradiando la calidez de la que siempre fue precedente y con un gesto conciliador que buscaba encontrarlo. O al menos eso quería parecer, porque el menor podía notar un pequeño brillo incrustado en sus azulejos, un brillo que juraba era miedo.

¿Miedo de él?

— Suéltame.

Jon se negó, apretando más su agarre al petirrojo frente suyo. Temiendo muy en el fondo que este se escapara y se perdiera aún si tuviera su invencible vista para perseguirlo. Lo notaba tan perdido, tan ido en lo que juraba era su pasado atravesando sus ojos de nueva cuenta.
Sus dedos recorrieron la piel canela con sutileza, casi como intentar tocar a un gatito herido debajo de la lluvia, tratando de ser lo más paciente posible para entender la situación que se estaba tergiversando a los ojos curiosos alrededor de ellos.
Lo entendía, la sangre era lo que más llamaba la atención, la misma que se empuñaba entre los guantes de Robin y se revolvía en el suelo con un gran charco. Superboy también estaba sorprendido, su amigo había perdido la calma de un momento a otro hiendo a sus instintos más asesinos. Nadie supo pararlo, nadie supo decirle que parara más que él quien asustado de este repentino cambio le llamó un par de veces hasta lograrlo.

Lazaro [Damian Wayne]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora