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፧ ೀ Cuando se conocieron | WISS.
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— ¡Vegeta!
Los brazos de la adulta enrollaron al pequeño príncipe que apareció en el salón, con sus desorbitados ojos y la piel más pálida de lo normal, se dejó abrazar pese ser poco común de su parte.
Vegeta suele desaparecer cada cierto tiempo para entrenar o solicitar permiso de viaje. Siempre usando su actitud arrogante que hacía temblar a más de uno, el cual tampoco era un problema para sus progenitores. Después de todo, había nacido únicamente para reinar y considerarse el guerrero más fuerte de su raza.
Sin embargo, hoy todo pareció cambiar. Comenzando su actitud; se siente una deshonra al no poder hacer nada contra el sujeto que humilló a su padre.
— Hijo. . . —volvió a llamarlo, ahora sujetando sus mejillas tratando de encontrar su atención. El menor abrió su boca tratando de expresar cada minuto vivido hace un instante.
— Mamá —susurró desorientado y la miró directamente a los ojos—. No pude ayudar a papá.
Entonces (Nombre) pareció entenderlo un poco, posiblemente el soberano —padre del niño— se había enfrentado contra el emperador del mal. No se le cruzó por la cabeza la llegada de cierta deidad que muy pocos conocían en la clase élite.
— ¿Qué sucedió?
Antes que su primogénito pudiera responder, la puerta interrumpió su espontánea conversación que le dejó dudas a la mujer. Se trataba del rey, quién apenas lleva una buena relación con la sayan de ojos grisáceos, si no fuera por el chiquillo prodigio probablemente hubieran hecho sus vidas por separado.
(Nombre) supo enseguida a qué vino, tampoco lleva una buena expresión como para andar en rodeos. Miró al más bajo con un semblante tranquilo y se puso de píe para quedar a la altura del adulto.
— Vegeta, busca a Nappa y dile que te acompañe a la sala médica —el susodicho asintió ante la sugerencia de su madre para luego retirarse del lugar.