Tras las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos, muchos republicanos dijeron que Biden no era un presidente legítimo, NO porque su partido hubiese hecho fraude en un sentido convencional del término, sino porque sus votantes "no vivían en el mundo real".
Lo interesante de este argumento es que, hasta donde yo tengo noticias, es la primera vez que alguien lo usa. Al menos, que lo usa seriamente, considerándolo una razón de peso como para que un comicio sea considerado inválido y se vote de nuevo.
Al margen de lo que cada uno piense sobre ese hecho puntual, esa clase de argumentos se volverán cada vez más frecuentes en los próximos años, poniendo la legitimidad de los procedimientos democráticos en duda o convirtiéndolos en una farsa. En efecto: ¿Qué valor podrá tener el principio "un hombre-un voto" en una sociedad en donde la mayor parte de la población pasa la mayor parte de su tiempo conectada a simulaciones virtuales, combatiendo dragones digitales con su espada de luz que compró usando alguna cripto-moneda?
En 20 años, alguien podrá ganar una elección presidencial porque su avatar en el mundo virtual es un pene gigante que habla y a todo el mundo le pareció divertido. Ante esa situación, mucha gente que todavía vive en el mundo real se dirá: "eeeh... ¿Por qué tenemos que aceptar que nos gobierne un pene gigante que habla?" Esa gente va a proponer alguna forma de neo-voto calificado, en donde sólo puedan votar las personas que pasan un mínimo de horas diarias en el mundo real. Esta propuesta va a encontrar una fuerte resistencia, no solo por motivos razonable (que sin dudas los hay), sino porque para ese entonces se habrá alcanzado ya la fase en donde el paraíso artificial digital pretenderá ser "real", y las personas que lo rechacen como una mera simulación sean continuamente difamadas como "fóbicas", peligrosas, violentas, intolerantes y bla-bla-bla. Dos visiones tan extremadamente distintas de la realidad muy probablemente colisionen de modo violento. Esta guerra será distinta a cualquier cosa de la que haya registros históricos y admito que no tengo imaginación suficiente como para describirla. Pero estoy seguro de una cosa: cualesquiera sean las armas que se empleen en ella y al margen de quien sea el vencedor, el tratado de paz que le ponga fin deberá establecer alguna forma de gobierno de compromiso: la cual sin lugar a dudas no incluirá el principio: Un hombre-un voto.
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Inteligencias artificiales, mundos virtuales, subrogados y replicantes.
Non-FictionUna serie de reflexiones acerca del modo en que las tecnologías diseñadas para imitar a los seres humanos afectan nuestro comportamiento y nuestro modo de vida.