VII

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Su vida siempre ha sido algo

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Su vida siempre ha sido algo... caótica.

No es que se esté quejando, es la simple y pura verdad.

Es algo así como la ley de Murphy: "si algo puede salir mal, va a salir mal".

Tal vez es un poco exagerado, pero hay veces que Izuku en serio se cuestiona cómo es que termina en situaciones tan extrañas, y muchas veces peligrosas.

De cualquier manera, desde pequeño parecía ser un imán de problemas. Lo sabe perfectamente porque las visitas a ese tipo de lugares siempre han sido frecuentes a lo largo de su vida. Este, en particular, le es familiar y acogedor.

Los modelos anatómicos siguen siendo los mismos, y los libros en los estantes siguen cubriéndose un poco de polvo; hay un tarro de vidrio lleno de paletas de todos sabores sobre el escritorio, esos dulces que tanto le encantaban de niño -y secretamente aún lo hacen-, la música clásica sigue sonando al fondo igual que siempre, proviniendo de ese viejo tocadiscos que mejores días ha tenido. El olor agradable a eucalipto en la habitación se siente como hogar, y él siempre se ha preguntado si es para encubrir el clásico olor a medicina.

Aún así, en el último año no puede evitar sentirse algo cohibido cada vez que se encuentra ahí.

Izuku compuso su postura haciendo que la camilla rechinara levemente bajo su peso.

El hombre mayor frente a él deslizó sus manos, tanteando y presionando de nuevo sobre su antebrazo.

—¿Hay dolor aquí, muchacho?—la mirada azul profundo del rubio se clavó sobre su expresión, esperando una respuesta sincera.

Izuku no hizo más que sonreír.

—No, no duele sensei.

—Estira tu mano al frente y cierra los ojos— pidió el profesional. Izuku obedeció diligentemente, su mano tambaleante, hasta que sintió el pinchazo en el pulgar —¿Cuántos alfileres estoy usando?—preguntó el hombre.

Izuku titubeó antes de responder con inseguridad. —¿2?— El rubio continuó con la misma mecánica en el índice, medio, anular y meñique.

Toshinori Yagi le sonrió con orgullo una vez finalizó la prueba, aunque algunas de sus respuestas fueron equivocadas. —Tres de cinco, meñique y anular aun fallan. Mantendremos en observación este segmento— Izuku abrió su mirada y bufó desanimado. —No a la cara larga, mi muchacho. Hace solo unos meses apenas había sensibilidad. ¿Recuerdas?

El hombre palmeó su espalda dándole ánimos, y aunque fue pequeña, Izuku le ofreció una sonrisa sincera.

—Por otra parte, el joven Kirishima me ha reportado que puedes levantar 15 kg de nuevo ¿eh?

—Veinte perfectas flexiones, antes de que mi brazo decida morir.

La risa de Toshinori resonó tan jovial como siempre entre las paredes del consultorio y el chico peliverde amplió más su sonrisa.

No Fashion Muse! [TodoDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora