VIII

1.7K 201 349
                                    

Era una mañana fría de octubre, el cielo despejado permitía que la luz mustia del sol penetrara al salón por medio del balcón de su apartamento, dibujando sombras tenues y permitiendo que las motitas de polvo lo distrajeran con su ir y venir

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era una mañana fría de octubre, el cielo despejado permitía que la luz mustia del sol penetrara al salón por medio del balcón de su apartamento, dibujando sombras tenues y permitiendo que las motitas de polvo lo distrajeran con su ir y venir. La tasa de té humeante irritó la punta de sus dedos antes de que volviera a posarla sobre el escritorio y suspiró, cambiando la página del libro que leía. Creyó que repasar algunos conceptos básicos iba a ayudarle a distraerse, pero lo cierto es que las frases no eran más que hileras de letras a las que realmente no estaba prestando atención.

Es patético.

Pero le resulta gracioso de cierto modo; si fuera un compositor, poeta o incluso un escritor, aprovecharía tal oportunidad para escribir versos sobre la profundidad de un par de ojos jade que reflejan amor sincero para alguien que no es él.

Si... hubiera sido la cumbre de su carrera.

En cambio, como modista, todo el asunto solo lo hace sentir miserable, patético e inútil; sin poder sacar provecho alguno de su dolor.

Shoto es patético.

Durante toda su vida, el romance nunca fue algo interesante y mucho menos importante. Ni las chicas, tampoco los chicos, interesaban de ninguna manera a Shoto, es más, algunos resultaban molestos. Shoto no era bueno leyendo los sentimientos de los demás, pero siempre trataba de ser lo más cortés al rechazar sus confesiones, era un problema cuando las lágrimas surgían. Y Shoto no lo entendía.

Ver a su hermana enamorarse, también fue extraño, verla hablar tan tierna y amorosamente de su novio, o lo mucho que solía arreglarse y preguntarle "¿Crees que esto se ve bien?" o "¿Podrías armar un conjunto para mí?" cada vez que tenía una cita, lo radiante y feliz que lucía. Pero cuando terminó... Fuyumi se volvió un desastre. Y Shoto no lo entendió, pero se quedó a su lado hasta que su corazón roto pudo seguir adelante.

Pero ahora... ahora sí que lo entendía. Amaba a sus hermanos, amaba a su madre, y quería a Keigo y a sus amigos. Pero con Izuku todo era distinto.

Quizá era su forma de hablar, con su voz suave y tono agudo algunas veces, o la forma en que inclinaba su cabeza hacia un lado, con mirada expectante cuando algo le daba curiosidad; quizá era la forma en que lo escuchaba atentamente o sus gestos graciosos y sus anécdotas interesantes. Tal vez fue la forma dulce en que le consoló al hablar de su pasado, o lo cómodo que se sentía a su lado, tal vez fue su fortaleza, o su amabilidad desinteresada, o sus halagos sinceros. Quizá fue la manera juguetona en que solía comportarse a veces, o su timidez y nerviosismo. Quizá fue simplemente la forma en que a veces lo miraba, tan maravillado e interesado. Quizá fue todo eso lo que hacía a Izuku distinto a todos los demás. Quizá fue todo eso lo que enamoró a Shoto.

Porque aun antes de que pudiera entender qué estaba pasando, Izuku lo hacía feliz, con su presencia cálida y reconfortante; de una forma en la que nunca se había sentido en su vida. Y Shoto fue tan patético, que terminó convirtiendo a Izuku también en su inspiración. Su inalcanzable y etérea musa. Quizá esa fue la única forma que su subconsciente encontró para reflejar y expresar todo lo que sentía.

No Fashion Muse! [TodoDeku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora