06 | Afrodisíacos

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El tono frívolo de Taehyung desesperaba a Jungkook, quien ya empezaba a enojarse. Después de todo, durante el sexo con Taehyung, Jungkook había llamado accidentalmente a Jaehyun, incluso se culpaba por ello.

¿Por qué había dicho ese nombre cuando perdió el control?

Jaehyun no podía compararse con alguien como el vulgar Kim Taehyung.

¿Habría sido por la casi idéntica marca distintiva de flor de loto? No, Taehyung y Jaehyun eran dos personas completamente diferentes. Jaehyun era puro, educado e inteligente; desde niño le gustaba leer libros y hablar de manera pausada y cortés con todos. En cambio, Taehyung venía de un prostíbulo, con una presencia completamente ruda y grosera, y al parecer no tenía ninguna otra cualidad más que su belleza.

—Lo sabía, no tengo igual, seguramente ese Jaehyun era alguien feo.

—¡No lo llames así! —gritó Jungkook.

—De acuerdo, de acuerdo... no es feo. —El Loto Rojo murmuró quedamente— ¿Puedo ver la pintura? Me da mucha curiosidad.

Cuando Jungkook le entregó el pergamino, esperando que fuera delicado al recibirlo, sin embargo, el Loto Rojo gruñó con desdén y lo tomó bruscamente.

—Oh Dios... realmente es muy parecido a mí. ¿Cómo dices que no?

Taehyung siguió hablando sobre los detalles de la pintura. Acercó más la pintura y presionó un dedo sobre el rostro del niño pequeño, como si quisiera ver los detalles.

¡Poof!

La uña afilada de Taehyung atravesó el papel delgado, haciendo un hoyo justo en el rostro del niño.

—Demonios, me metí en problemas. —murmuró preocupado.

Jungkook casi saltó del asiento, tomó el pergamino y vio el agujero, su sangre hirvió. Taehyung había perforado completamente el rostro de Jaehyun.

—¡Maldito imbécil!

Jungkook levantó el puño y Taehyung cerró los ojos inconscientemente; nunca lo había visto tan enojado. El general siempre había sido muy tranquilo y callado, pero en ese momento estaba tan furioso que parecía que lo mataría. El puño no lo golpeó; todo el cuerpo de Jungkook temblaba de rabia, pero sorprendentemente se controló.

—Querido general, el papel de esta pintura es muy delgado y viejo; cuando lo toqué, se rompió. Le juro que fue accidental. —El Loto Rojo tragó con dificultad.

Los ojos de Jungkook estaban rojos; no se sabía si era por enojo o tristeza. Era la única forma que tenía para recordar a Jaehyun después de tantos años sin verlo, aunque recordaba su apariencia muy bien, desde hacía mucho tiempo le costaba trabajo recordar sus rasgos específicos y sólo podía confiar en la pintura del pergamino. Ahora, Taehyung la había arruinado.

—Déjalo, el viejo maestro pintor lo arreglará; aún puede ser restaurado.

El Loto Rojo, que no temía a nada, pasó el dedo por el agujero un poco nervioso.

—¡Lárgate! —rugió Jungkook y Taehyung huyó a toda prisa. Siempre buscaba lo que le convenía y evitaba el peligro a toda costa. Jungkook estaba furioso y él obedientemente se alejó del peligro.

—Fiuu...

Taehyung se limpió el sudor de la frente, contoneó las caderas y caminó hacia la calle como si nada hubiera pasado. Después de un tiempo, encontró una tienda de tatuajes.

—Maestro, el trabajo que me hicieron la última vez es muy feo; ayúdeme a cambiarlo. —El Loto Rojo descubrió su fragante hombro y habló con molestia.

Loto Rojo | Kooktae (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora