16 | Sangre

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Jungkook notó cómo el cuerpo de Taehyung temblaba, y sin pensarlo dos veces, lo rodeó con sus brazos, atrayéndolo hacia sí. El frío que sentía Taehyung parecía calar hasta sus huesos, pero el calor del abrazo de Jungkook comenzó a derretir esa frialdad, aunque fuera un poco. Taehyung cerró los ojos, intentando controlar el miedo que lo tenía atrapado.

—¿De qué tienes miedo, Taehyung? —susurró Jungkook, su voz apenas audible, como si tuviera miedo de romper la frágil calma que había entre ellos.

Taehyung no respondió, pero sus temblores se suavizaron, y poco a poco, el miedo en sus ojos se fue disipando, como sombras al amanecer.

—¿Recuerdas cuando éramos niños? —continuó Jungkook, su voz temblando levemente con la nostalgia— Jugábamos a casarnos. Yo siempre era el novio y tú la novia... ¿Te acuerdas?

Taehyung levantó la cabeza, sorprendido por la mención de aquellos días lejanos. Los recuerdos se agolparon en su mente, llenos de inocencia y risas. Pero ahora, esos mismos recuerdos dolían más de lo que podía soportar.

Jungkook, notando el silencio de Taehyung, apretó un poco más su abrazo, como si temiera que él se desvaneciera si lo soltaba. —Tenías un caballo de juguete, ¿recuerdas? Le poníamos un listón rojo y fingíamos que te llevaba a casa como si fuéramos recién casados. Pero luego, crecimos... y tú decidiste que esos juegos ya no eran para ti. Dejaste de querer jugar así, y yo... te seguí.

La voz de Jungkook se volvió suave, casi triste. —Pero mira, Taehyung, hoy no es tan diferente. Yo colgué esas linternas, puse las guirnaldas... Todo esto lo hice para ti. Quiero que pienses en esto como un juego más, como aquellos que solíamos jugar... Déjame encargarme de todo, ¿sí?

Taehyung bajó la mirada, sintiendo un nudo en la garganta. No quería recordar esos tiempos, no quería aferrarse a una ilusión que ya no existía. Pero las palabras de Jungkook eran como un bálsamo que suavizaba sus heridas, aunque no podían curarlas del todo.

Jungkook, notando el silencio, tomó el velo y el vestido rojo que había preparado con tanto cuidado. Se acercó a Taehyung, intentando colocárselos, pero él no se movió. Sus ojos estaban fijos en el suelo, incapaces de enfrentar la realidad que lo abrumaba.

—Jungkook... —murmuró Taehyung, su voz apenas un susurro— Déjame ir.

Las palabras de Taehyung golpearon a Jungkook como un mazazo. Él se quedó helado, incapaz de comprender lo que estaba escuchando. —¿Por qué? ¿Por qué me pides eso, Taehyung?

Taehyung levantó la vista, sus ojos llenos de tristeza y desesperanza. —Porque... porque tú eres el Gran General de la Ciudad del Norte, y yo... yo no soy más que un prostituto. Un hombre que ha sido humillado y usado por otros. No somos una buena pareja, Jungkook. Yo no te merezco.

Las palabras de Taehyung eran como cuchillos, cortando profundamente en el corazón de Jungkook. —¡Eso no es cierto! —exclamó Jungkook, la desesperación llenando su voz— ¡Tú eres Lee Jaehyun! Siempre has sido más brillante que cualquiera, siempre fuiste el mejor en todo... Yo soy el que no te merece. ¡Tú eres increíble!

Pero Taehyung negó con la cabeza, sus ojos llenos de una tristeza que parecía infinita. —No... no soy Lee Jaehyun. —Su voz temblaba mientras hablaba, como si estuviera a punto de romperse— Lee Jaehyun murió el día que destruyeron su vida. Ya no existe, Jungkook. La persona que conociste ya no está aquí.

Taehyung dejó caer el vestido y el velo que Jungkook le había dado, dejando que se deslizaran de sus manos. Jungkook, con un movimiento desesperado, los atrapó antes de que tocaran el suelo.

—¡No! —exclamó Jungkook, sus ojos llenos de lágrimas— ¡Tú eres Lee Jaehyun! Aunque cambies tu nombre, sigues siendo tú... ¡no puedes cambiar eso!

Las lágrimas comenzaron a correr por el rostro de Taehyung, y su voz era apenas un susurro mientras hablaba. —Dime, Jungkook... ¿de verdad quieres casarte con un hombre que ha sido usado y humillado por tantos otros? ¿O prefieres al niño brillante que una vez fui?

Jungkook se quedó en silencio, su mente hecha un caos. ¿Cómo podía elegir entre el pasado y el presente? Taehyung, viendo su confusión, sonrió tristemente.

—Jungkook... Tú no me amas. —susurró, su voz llena de dolor— No te gusta la persona que soy ahora. Odias en lo que me he convertido. Sigues llamándome Jaehyun porque no puedes aceptar lo que soy ahora.

Jungkook sintió que su mundo se derrumbaba. —¡Eso no es cierto! ¡Yo... yo te amo! —dijo, su voz llena de desesperación.— Y te pido perdón por seguir llamándote por ese nombre, yo simplemente no puedo evitarlo. Jaehyun es el nombre del chico que amé, y que sigo amando.

Pero Taehyung negó con la cabeza, su corazón roto en mil pedazos. —Las personas cambian, Jungkook. Tú has cambiado, y yo también. Hemos tomado caminos diferentes, y eso está bien. Pero no podemos seguir aferrándonos a un pasado que ya no existe.

Taehyung levantó la vista y miró la Residencia del General, decorada con un rojo que parecía quemar sus ojos. Recordó cómo su familia fue destruida, cómo su vida fue robada, cómo el fuego cubrió el cielo cuando todo lo que amaba fue reducido a cenizas.

Taehyung levantó la cabeza y miró la Residencia del General decorada de rojo, y recordó cuando la familia Lee fue condenada a muerte, el Prefecto Jeon tomó el decreto imperial de apropiarse de la gran residencia y toda la familia Lee fue asesinada sin un juicio justo. Luego todos los cuerpos fueron incinerados y las llamas se elevaron cubriendo el cielo de rojo.

Lee Jaehyun había sido el único de la familia que había podido escapar, él había intentado huir de la ciudad pero lo habían capturado y lo habían vendido al prostíbulo Hwangju. De todas las personas que habían sido vendidas al establecimiento, él era el que más veces había intentado escapar, lo intentó seis veces, y cada vez fue capturado de nuevo y golpeado casi hasta la muerte, pero como era hermoso, los dueños del establecimiento se negaban a matarlo.

La última vez que había intentado escapar ya no lo golpearon, para lidiar con un novato que era tan feroz como él, los establecimientos comúnmente tenían un método llamado "Rompiendo el capullo", era un método asqueroso y la víctima solamente podía morir o someterse; pero él no murió, simplemente terminó aceptando su destino.

Cuando el castigo terminó, él estaba casi moribundo, con su cuerpo manchado con asquerosos fluidos de varios hombres, tenía muchas marcas de golpes, incluso habían intentado ahorcarlo y la parte baja de su cuerpo estaba cubierta por mucha sangre.

Desde ese día había sentido que su vida estaba ligada al rojo, por lo que se dio un nuevo nombre y sólo usaba un vestimentas rojas; sentía que ese color le servía como un escudo y podía actuar desvergonzadamente.

Era como si el rojo lo hubiera marcado y no podía lavárselo ni erradicarlo de su vida. Pero ahora que Jungkook estaba vestido de rojo y el caballo llevaba adornos rojos, todo lucía glamoroso como el fuego rojo, él realmente tenía miedo.

Temía que si se quedaba más tiempo, acabaría manchando a Jungkook.

[...]

Loto Rojo | Kooktae (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora