13 | Residencia Jung

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La señora Jeon seguía gritando con severidad, pero cuando Taehyung se le acercó, un destello de cobardía cruzó su rostro.

-¡¿Sabes quién soy, perra?! -la señora Jeon no se contuvo, y le habló con los dientes apretados.

-Sí -Taehyung se rio suavemente, sus ojos destellando con burla-. Este negocio está bien informado, ¿cómo no podría reconocer a una persona tan distinguida como la esposa del antiguo gran prefecto y general Jeon Seungho?

Cuando la señora Jeon vio que él sabía quién era, su confianza creció, y levantó la barbilla con arrogancia.

-Como sabes cuál es mi posición, ¡devuélveme mi dinero de inmediato! Eres un prostituto, ¡no tienes vergüenza!

El loto rojo frunció las cejas, y un destello de furia oscureció sus ojos. Dio un paso hacia adelante, acercándose peligrosamente.

-¿Vergüenza? ¡Vergüenza debería sentir usted! Se metió con un hombre casado solo por dinero y poder, ¿quién se cree? Menospreciando a los demás cuando usted misma trabajó en lugares como este antes de convertirse en la segunda esposa del prefecto Jeon, ¿no es así, Kim Jisoo? Y en cuanto al dinero, no le daré nada.

La señora Jeon sintió que la sangre se le helaba en las venas. Mareada de furia, un dolor punzante se apoderó de su pecho. Taehyung, con cada palabra, parecía conocerla demasiado bien, apuñalando su orgullo una y otra vez.

Jisoo había comenzado su vida como la amante del señor Jeon. Se habían conocido en un prostíbulo, el mismo lugar donde ella trabajaba, y donde el señor Jeon, cansado de la monotonía en casa y buscando diversión, había caído bajo sus encantos. Durante años, Jisoo aprovechó la situación, manipulando a Jeon Seungho hasta que, finalmente, él la convirtió en su segunda esposa, ocultándolo todo de su primera esposa, que sufría de mala salud. Jisoo disfrutaba presumir su posición como la señora Jeon, y despreciaba abiertamente a Jungkook, el legítimo hijo del prefecto y general Jeon. Pero los buenos tiempos no duraron para siempre; el señor Jeon murió de una enfermedad extraña, dejando a Jisoo con una herencia que apenas podría sostenerla por unos años.

Tras la muerte del señor Jeon, las propiedades fueron divididas: la mitad para Jungkook, y la otra para Jisoo y sus hijos, que resultaron ser mediocres y gastaban la fortuna familiar sin consideración. Aunque era su madrastra, Jungkook nunca la había querido, y su relación se enfrió aún más después de la muerte de su padre.

-¡Cállate, sinvergüenza! -la señora Jeon gritó, jadeante, sus ojos brillando con odio-. ¡Vengan aquí! ¡Destrocen la guarida de esta zorra! Si no me devuelves el dinero, ¡lo destruiré todo!

Los sirvientes de la señora Jeon se movieron rápidamente, levantando palos y arremetiendo contra los platos de porcelana, lanzando instrumentos musicales al suelo. Las mesas y sillas fueron reducidas a astillas mientras el caos se desataba en el salón. Los guardias del establecimiento intentaron detenerlos, pero el desorden continuó imparable. Taehyung, observando todo con fría indiferencia, se cruzó de brazos y se dio la vuelta, dispuesto a retirarse al jardín interior, completamente desinteresado.

-Déjenlos destruir el lugar, y luego manden la cuenta a la Residencia del antiguo prefecto Jeon -dijo Taehyung en voz alta, su tono lleno de burla-. Y asegúrense de enviarla a la residencia correcta, no a la Residencia del General, sino a la de esta distinguida señora.

La señora Jeon casi saltó del banco. No había recuperado su dinero, y la idea de tener que pagar por los daños le hizo sentir que su corazón explotaría de la presión.

-¿A dónde vas? ¡No te vayas! ¡Devuélveme mi dinero! -gritó, desesperada por detener a Taehyung, su voz temblando de ansiedad.

El loto rojo ni siquiera se molestó en mirarla.

-Señora Jeon, me temo que ha venido a destruir el lugar equivocado. Puede irse a la casa de empeño ahora, tal vez aún pueda recuperar el coral esmeralda, aunque es probable que ya lo hayan vendido.

La señora Jeon estaba atrapada en un dilema. Golpeó el suelo con sus pies, presa de la frustración y la impotencia.

-Señora, ¿seguimos destruyendo? -preguntó uno de sus sirvientes, esperando instrucciones.

Ella apretó los labios, su rostro contorsionado por el odio.

-¡Vamos a la casa de empeño! -ordenó, incapaz de pensar en otra solución.

Mientras la señora Jeon se marchaba con sus sirvientes, dejando tras de sí un rastro de caos y destrucción, Jungkook llegó al establecimiento, llevando las hojas de plata que había recibido por empeñar el coral de wde esmeraldas. Sin embargo, encontró el lugar cerrado, en reparación debido al reciente ataque.

-General Jeon, no hay servicio hoy, ¡por favor retírese! -dijo un joven trabajador, quien lo había visto acercarse desde lejos, su voz cargada de enojo. Aunque desconocía la naturaleza de la relación entre la señora Jeon y Jungkook, el chico asumió que todos pertenecían a la misma familia, y en ese momento sentía desprecio por Jungkook.

-¿Por qué? ¿Le sucedió algo a Taehyung? -Jungkook ignoró al joven y se dirigió rápidamente hacia la entrada, pero el muchacho se interpuso en su camino para detenerlo.

-El amo ha dicho que no lo verá hoy. No entre.

Jungkook lo empujó, su paciencia agotada.

-¿Por qué estás siendo tan arrogante, Taehyung? ¿Crees que puedes esconderte de mí?

-¡Oh, miren quién ha llegado! El gran General Jeon -la voz de Taehyung resonó desde el interior, su tono lleno de sarcasmo-. ¡Que las muchachas vengan a servirte un poco de vino!

Taehyung apareció en la puerta, vestido con ropas elegantes y maquillado de forma impecable, su presencia imponente. Parecía que estaba a punto de salir.

-Taehyung, justo a tiempo. Vine a recogerte, ven conmigo -dijo Jungkook, intentando tomar la mano de Taehyung, pero él la apartó con un movimiento rápido.

-El general ha venido en mal momento, no estaré disponible hoy. Estoy a punto de partir hacia la Residencia del Señor Jung, al este de la ciudad -Taehyung señaló hacia la calle-. El carruaje acaba de llegar. Bueno, adiós.

Jungkook lo miró, desconcertado.

-¿Qué? ¿Vas con Jung Hoseok?

-¿No lo escuchaste? El Señor Jung me ha pedido que vaya a su residencia para servirle -respondió Taehyung con frialdad-. El carruaje ya está aquí. Adiós, Jungkook.

Y sin más, Taehyung salió, dejando a Jungkook solo en medio del salón destrozado.

[...]

Loto Rojo | Kooktae (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora