14 | Me casaré contigo

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Jungkook se quedó paralizado, su mente atrapada entre el desconcierto y el miedo. Sin pensarlo dos veces, jaló a Taehyung con una urgencia casi desesperada.

—¿Por qué irás allá? —preguntó Jungkook, su voz quebrada por la ansiedad, los ojos fijos en los de Taehyung como si intentara descifrar sus intenciones.

—¿Cuál es el problema? —respondió Taehyung, su tono distante, tamborileando los dedos contra su muslo como si la conversación le resultara trivial.

Jungkook lo agarró con fuerza por los hombros, casi sacudiéndolo, su voz grave y llena de reproche:

—¡Prometiste que irías a casa conmigo! ¿Cómo puedes retractarte? ¡¿Cómo puedes volver a buscar dinero de esa forma?!

El dolor comenzó a apoderarse de los hombros de Taehyung bajo la presión de las manos de Jungkook, y con un gesto de incomodidad, trató de soltarse.

—¿Cuándo te prometí que solo iría a tu casa? —contestó con una frialdad que atravesó el corazón de Jungkook—. Eres un cliente dadivoso y guapo, pero el amo Jung también lo es. ¿Acaso este esclavo no puede ser favorecido por otros? Además, no has venido aquí en varios días. ¿Cómo podía saber si no te habías cansado de mí? ¿Tengo que esperar pacientemente por ti toda la vida?

Los ojos de Jungkook se oscurecieron con un dolor que no supo cómo ocultar. Había hecho todo lo posible para volver, vendiendo lo poco que le quedaba de valor, incluso las reliquias familiares que jamás había imaginado desprenderse. Pero la casa de cambio se demoró, y esos días lejos de Taehyung lo llenaron de angustia.

Aprovechando el momento de desconcierto de Jungkook, Taehyung salió apresuradamente por la puerta, pero no había dado muchos pasos cuando Jungkook, impulsado por el pánico, corrió tras él y lo agarró del brazo.

—¿Qué más quiere pedirme, general? —replicó Taehyung con una mezcla de burla y cansancio—. Si realmente extraña mi compañía, tendrá que esperar medio mes.

—¿Por qué tanto? —insistió Jungkook, su voz temblando de desesperación.

—El amo Jung ha pagado por adelantado el tiempo de medio mes conmigo.

—¡Y-Yo... yo también tengo hojas de plata! ¿Cuánto te pagó Jung Hoseok? ¡Puedo darte el doble! ¡El triple, si es necesario! —Jungkook se buscó frenéticamente entre las ropas, sacando las hojas de plata desordenadas y poniéndolas en las manos de Taehyung con una súplica en los ojos—. Por favor, ven conmigo.

Pero Taehyung no las aceptó, y aunque su corazón se estremeció ante la desesperación de Jungkook, su rostro permaneció impasible.

—General Jeon... —Taehyung tragó con dificultad, sintiendo un nudo en la garganta, y forzó una sonrisa que apenas pudo sostener—. El primero en llegar es el primero en ser atendido, ¿cierto? B-Bien... ¡Atiendan al general apropiadamente, no quiero que sean maleducados!

Jungkook se quedó inmóvil, viendo cómo los demás jóvenes se abalanzaban sobre él, obedeciendo las órdenes de Taehyung. Desesperado, luchó por liberarse, pero era inútil. Mientras tanto, Taehyung se dirigió al carruaje, y justo cuando estaba a punto de subir, sintió la mano temblorosa de Jungkook aferrarse a la suya con fuerza.

—Ven a casa conmigo, por favor —suplicó Jungkook, su voz rota, cargada de una tristeza que Taehyung no había visto en él antes. Su mirada, llena de dolor, hizo que Taehyung vacilara por un instante.

—General, ¿cuál cree que es nuestra relación? —respondió Taehyung con voz temblorosa, pero firme—. No soy su esposa, a usted no debería importarle con quién me voy o lo que hago con mi vida.

Loto Rojo | Kooktae (Finalizado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora