–No va a salir corriendo de momento a otro, tómale las manos–dije desde el otro lado de la habitación.
–Me da miedo que se caiga, pero quiero que camine–se quejó frunciendo el ceño.
–Vamos, Kook, hazlo caminar.
–Bueno, bueno, pero despacio.
–Ni siquiera he llegado a los treinta, no seas mala–frunció el ceño– Si me permites, quiero dormir, con mis dos personas favoritas en la tierra, ¿me dejas?
–Cursi–murmuré.
–Te escuché, pequeño algodón de azúcar.
–Kook ¿Qué te ocurre?–pregunté en una carcajada.
–¿Viste que todas las parejas tienen un apodo?
–Pero no algodón de azúcar.
–Bueno, algo es algo, Vera, no te quejes.
Reí ante sus estupideces y apoyé la cabeza sobre la almohada. Kook hizo lo mismo y luego estiró su brazo por detrás de la cabeza de Austin, sobre las almohadas.
–Que descanses, mi bella, te amo.
–Ese es un poco más bonito, también te amo, bestia.
Entrelacé mi mano con la suya, con cuidado de no tocar la cabeza de Austin un poco debajo de nuestras manos entrelazadas. Cerré los ojos y en menos de dos minutos, el sueño se apoderó de mí.
Un pequeño movimiento en la cama, me hizo sentarme y frotar mis ojos.
–No, Austin, te dije que no molestaras a mamá–lo regañó Kook y lo bajó de la cama–Sigue durmiendo, cariño.
–Mami–dijo Austin en un gritito.
Kook lo soltó, haciendo que el niño cayera de cara sobre las sabanas.
–¡Tonto!–le grité.
–¡Dijo mami!–gritó Kook.
Despertar entre gritos, nuevas palabras de mi hijo, estupideces de Kook y un pequeño con gorro gris igual al de su padre, era confuso.
Me moví en la cama y tomé a Austin en mis brazos. Lo senté sobre mi regazo y sonrió. No se había hecho daño y mucho menos le había importado que sus padres no le hubieran prestado atención.
–¡Mami!–gritó nuevamente.
Kook se cubrió la cara con ambas manos y se sentó a mi lado, en la cama.
–¡Papá!–le gritó Kook.
El niño hizo morros y luego soltó un pequeño llanto antes de ser estrechado en mis brazos.
–Eres un bruto.
–Claro, tú siempre primero.
–Lo dijo solo, no le pedí nada.
–Anoche hicieron un trato-se quejó.
–No seas estúpido.
–¡Mami!–gritó Austin colgado de mi cuello.
Kook se puso de pie y miró al niño que lo observaba desde debajo de mi barbilla, con los ojos brillantes y una pequeña mirada de admiración y miedo.
–Kook, papá, papi, viejo ¿algo?
Reí ante sus palabras.
–Mientras más lo presiones, peor será.
La nieve se encargó de cubrir la casa por todos lados. El jardín estaba repleto de copos blancos que se juntaban para dejar una gruesa capa sobre el césped y todo lo que estuviera debajo de ella.
ESTÁS LEYENDO
THE BEAST |jjk✔️
De Todo❝Que feo es cuando la persona que más amas es la persona más fría del mundo, que feo es que le intentes demostrar tu amor y te saque a patadas de su vida. Que feo es que tu seas la pobre indefensa presa de sus castigos y malas costumbres. Vivir con...