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pov's omnisciente

JeongYeon salió de la casa, despidiéndose de su hija quien agitaba su mano desde la ventana, al lado de su abuela. Una vez dentro del auto, se colocó el cinturón de seguridad y aceleró, ¿Por qué de repente el estómago le duele? Hay algo dentro suyo que le hace querer vomitar, hace solo momentos estaba bien, ¿Qué pasó? Quiso ignorar su mal estar y continuar, hasta que su teléfono comenzó a sonar, alertandola. En el semáforo atendió la llamada, acercando el móvil a su oreja.

— ¿Sí?

Unnie, habla Momo. Me preguntaba si tenía tiempo ahora mismo.

— Ah... estaba por terminar de organizar mis papales, pero si, creo que puedo.

Genial, lo espero en la cafetería cerca del parque central.

— De acuerdo.— y colgó, volviendo a acelerar.

— ¿Y de que se trata? ¿Hubo algún problema con la demanda? — llena de preocupación la mayor observó frente a a la mujer de tez pálida, tomando tranquilamente de su café

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— ¿Y de que se trata? ¿Hubo algún problema con la demanda? — llena de preocupación la mayor observó frente a a la mujer de tez pálida, tomando tranquilamente de su café.

Momo bajo la taza blanca con una nueva sonrisa en su rostro y negó a lo que decia, tratando de darle confort. Porque ella era así, parecía ser una muy buena persona, siempre sonriente y con una actitud encantadora, además de ser increíblemente inteligente. JeongYeon se sentía agradecida con ella por haberla ayudado tan rápido en el juicio hacia su jefe y la empresa, la suma de dinero que recibió junto a sus compañeros era lo suficiente para financiar un emprendimiento en el extranjero, donde con suerte le iría bien como para subsistir.

— No es nada de eso, unnie. Solo le quería presentar los últimos papeles de pago, mi secretaria olvidó dárselos. — de su maletín negro saco un portafolios, de este tomó unas hojas y las extendió sobre la mesa en su dirección. Con una pluma en su mano le indico que firme en los bordes bajos.

Lo hizo, al instante la mujer volvió a guardar su material.

— Me había preocupado — suspiró —. De todas formas pensaba pasar por la oficina.

— Preferí reunirme con usted hoy, algo más íntimo.

— Ah. — rió, subió su taza para llevarla a sus labios, pero antes de hacerlo volvió a hablar — No pensé que era ese tipo de personas, que amable.

— Me gusta demostrar un lazo más cercano a mis clientes, así se sienten más en confianza. — bebió lo último de su café negro y se levanto de la mesa, tomando su maletín — Lamento que sea tan apresurada, pero tengo una reunión.

— Oh, no hay problema. — tomó su saco gris doblado a un costado para así extender sus piernas, poniéndose de pie frente a ella — La acompaño al estacionamiento, traje mi auto.

Ambas mujeres en traje caminaron hacia sus carros estacionados uno al lado del otro. Con un último estrechamiento de manos JeongYeon subió a su vehículo, trató de acelerar, pero este no arrancaba y solo se escuchaba como el motor forzaba una fuerza que no tenía, volvió a intentarlo, pero nada funcionaba. Frustrada bajó, cruzando miradas con la señora Hirai, quien aún no se iba. Este al notarlo asintió, abriendo la puerta de copiloto.

— Suba, la llevo a casa. Después puede llemar a la grúa.

— Gracias.— dijo, subiéndose. Una vez que el auto arrancó, JeongYeon examinó su alrededor, se notaba que estaba en uno de alta gama, bastante lujoso.

— ¿Me daría su dirección?

— Ah, claro, puede dejarme en la zona sur de Gangnam.— tras decir aquello, algo incómoda quiso dejar su saco en los asientos traseros para colocarse el cinturón de seguridad.

Al girar, algo brillando desde abajo por los rayos del sol llamaron su atención al instante, bajó la vista, y como pudo, tratando de saber que era, con su mano lo tomó para traerlo a ella. Estando sentada cuando Momo  siguió conduciendo, observó lo que era: Un pendiente. Y lamentablemente, lo reconoció fácilmente. Giró hacia la pelinegra, tratando de buscar las palabras correctas.

— ¿Sucede algo? — cuando noto la penetrante mirada sobre si, desvió por unos segundos sus ojos a la contraria.

— Este pendiente es de NaYeon, mi ex esposa...

— ¿Ah, si? — sonrió.

— Usted...

— Llegamos. — estacionó, interrumpiendo. La Yoo quedó en silencio — Será mejor que baje, o llegare tarde al trabajo.

𝐍𝐞𝐞𝐝 𝐓𝐨 𝐊𝐧𝐨𝐰 ✮ DahMoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora