16. El reencuentro!

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Desde que me fui no le había respondido ningún mensaje, no me sentía preparado para enfrentarme a ella, pero visto los hechos tendré que hacerlo obligatoriamente

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Desde que me fui no le había respondido ningún mensaje, no me sentía preparado para enfrentarme a ella, pero visto los hechos tendré que hacerlo obligatoriamente.

Pienso mientras recuerdo la conversación que tuve con mi padre y por la que viaje antes a Detroit.

<<<Flashback>>>

Llegó a mi casa y apenas entro por la puerta me encuentro con Lourdes la de la limpieza.

—¿Dónde está mi padre?—pregunto apenas la veo.

—En su despacho. —apenas terminó de hablar me encamine directo hacia ahí.

Entré sin tocar la puerta. Estaba reunido con otros dos hombres a los que mandó a salir al verme.

—¿No llegabas mañana?—habló recostándo su espalda en su silla.

—No puedo hacerlo.—comenté sentándome en una de las sillas frente a él.

—¿A que te refieres?—habla serio.

—No puedo hacerle eso, no puedo traerla aquí y arruinarle su vida.

—No le arruinadas su vida porque la traerás a donde pertenece.—dijo mirándome con sus enormes ojos, esos a los que tanto temía de pequeño.

—Ella no está hecha para esto, vive en una burbuja donde todo es perfecto. Tiene su vida resuelta sin problemas. No puedo unirla en este mundo de mierda.—seguí con el monólogo que repasé miles de veces en el avión.

—Parece que tú tampoco estás hecho para esto. O acaso se te olvidó quién soy. —reprocha acercándose de forma amenazante. —Cuando te di el encargo no lo hice preguntándote si querías o no hacerlo y, tampoco lo estoy haciendo ahora. La traerás a mí porque yo te lo ordeno.

—Pero no sé por qué la necesitas. Tienes a Michael y me tienes a mi.—comento.

—Pero ninguno de los dos tiene mi sangre. Ella si.

—Y te parece justo arrebatarle todo a tu sangre.—insisto para tratar de evitar lo que se aproxima.

—Sabes que no me interesa si es justo o no, lo que realmente importa aquí es lo que quiero yo. Y quiero a mi hija aquí conmigo.—dice levantándose de la silla.

No dije nada.

—Recuerda quién soy yo y quién eres tú. Recuerda que estás vivo gracias a mí y que eres lo que eres gracias a mí. Me debes lealtad. No seas estúpido.—terminando esa frase salió del despacho dejándome solo con mi impotencia, de querer decir y hacer lo que quiero, pero no es posible.

<<<Fin del flashback>>>

Y aquí estoy esperando a mi dulce Lesly, tengo ganas de que llegue para poder ver su carita hermosa pero a la vez quisiera que me deje plantado y así no tener que cumplir mi encargo. Le di largas y largas. Durante tres meses fui el chico más afortunado y feliz pero ahora tengo que volver a ser lo que realmente soy, una escoria, un mentiroso que sigue órdenes del más poderoso de los narcotraficante. Leonardo Lawen es el capo y yo su "hijo" cosa que tampoco es, ni yo ni Michael somos hijos de él realmente pero nos crió como si lo fuéramos.

Mi madre es la mujer más buena y pura que he conocido, hasta lesly por eso me enamoré porque es todo lo que mi madre representa. Mi mamá murió hace 5 años pero para mí aún está aquí, por eso me refiero a ella en presente. Porque siempre está presente en mi.

Leonardo nos acogió porque nos estábamos muriendo de hambre cuando yo apenas tenía dos años de vida, le dio trabajo a mi madre y a mi me crió como su propio hijo, me dio comida, estudios y todo los lujos que pudiera pedir pero también trajo consigo mi desgracia. Al estar mi madre viva me corregía de todo lo malo que Leonardo me enseñaba pero al morir no tenía a nadie que me aconsejará así que me convertí en esto, un depredador.

Salgo de mis pensamientos al ver a la peli castaña aparecer al doblar de la esquina. Maldecí a todos los santos por permitir que viniera, muchos dirían que no se la entregue y ya, pero ojalá y fuera tan fácil. Leonardo es un hombre despiadado, me mataría, luego le encargaría el encargo a otra persona y sabe Dios como la tratarían prefiero ser yo el que esté a su cargo que otro hombre le ponga un dedo encima. Si es cierto que para Leonardo soy como de la familia, su hijo, pero para él eso no tiene ningún peso, si fuera necesario la mataría a ella que si es su propia sangre.

—Hola.—digo cuando la tengo en frente.

—Te extrañé.—dijo saltándo y aferrándose a mi cuello.

Al principio me tomó de sorpresa pero ya después me relajé y dejé que su calor se apodera de mi. Así estuvimos unos minutos.

¡Dime dónde diablo estabas y, por qué te fuiste sin dar explicaciones, el por qué no respondías mis mensajes y todo lo que está pasando entre tú y mi familia!—chillo apenas alejarse, les juro que le cojí miedo.

—Espera bandida mejor vamos a mi departamente así conversaremos con más calma.—le comento y así será más fácil dormirla para llevársela a Leonardo.

Atravesamos la calle hasta llegar a una residencia en la que tengo mi departamento, claro todo pertenece a Leonardo pero es mío desde que cumplí mis 18 años. Fue su regalo.

Entramos y fuimos directo a mi departamento.

—Entra.— dije abriendo la puerta.

—Es muy bonito todo el lugar.—comenta ella entrando con apuro, se nota que está a punto de explotar.

—Bien antes de que comiences a chillar otra vez te cuento. —respiré profundo.—Vine antes porque tenía que hablar con mi padre, como debes deducir no tenemos la mejor de las relaciones.
—Bueno eso explica el por qué de salir corriendo. Pero no el por que de no responderme.—habló.

—Estaba enfadado con el mundo, pero principalmente conmigo mismo, mi padre me está pidiendo que haga cosas que no quiero hacer.—trato de explicarle pero sin dar muchos detalles ya que no puedo contarle todo de golpe o quizás si, pero Leonardo me mataría ya que quiere ser él quien le diga que es su padre.

—Es entendible pero solo hay una cosa que no me encaja con nada. ¿Qué tienes tú que ver con mi familia?

—¿Yo? No tengo nada que ver con tu familia a que te refieres.—le miento.

—Mis padres se volvieron locos al escuchar tu apellido. —dice haciendo una mueca.

—Sabes que si yo fuera tus padres también me pondría como fuera cuidando al tesorito de niña hermosa que eres.—trato de desviarla del tema.—Es normal que se pongan celosos conmigo.

—No lo sé, es que no me párese solo celos...

La beso, callandola sino no parará hasta que le cuente la verdad. El beso es suave pero al mismo tiempo vamos intensificandolo poco a poco.

Nota de la autora:

Este capítulo tiene segunda parte, tuve que dividirlo en dos ya que se me hizo muy largo. Ve a leerlo está muy fuerte se que les gustará pervertid@s😏😎 corre corre.

La Gran Decisión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora