17. El reencuentro! Parte 2.

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Le besó el cuello y puedo sentir que sale de su boca un jadeo

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Le besó el cuello y puedo sentir que sale de su boca un jadeo. Me siento un mierda por hacerle esto pero mi cuerpo me pide estar dentro de ella, y se que también lo desea tanto como yo. Mañana me odiaría cuando despierte, pero hoy quiero que tengamos una linda noche, solo una más siendo felices, ya mañana despertaré fuera de la burbuja que me he construido estos últimos meses para escapar de mi yo verdadero.

La beso aquí y allá, mis manos recorren su cuerpo lentamente. La miro a los ojos y ella a mí. Puedo notar el deseo en su mirada. Bajo mi mano lentamente hasta adentrarme en su ropa interior, está mojada. Joder está muy mojada.

—¿Quiero hacerlo?— me dice entre jadeos.

—¿Estas segura?—pregunto como todo el caballero que soy cuando estoy con ella. Sólo con ella.

—Si, quiero tenerte adentro de mi. Quiero que seas mi primer hombre.—termina por decir.

La cojo en mis brazos y la llevo al dormitorio. La dejó caer suavemente en la cama. Beso su ombligo y subo hasta su oreja en la que dejó salir unos pequeños susurros.

—Te haré mia.—le dije muy bajito de forma sensual.

—Ya soy tuya.—me dijo mirándome fijamente a los ojos tocándose los labios con los dedos.

Me vuelve loco, joder no puedo contenerme ya, pero como es su primera vez no quiero ser brusco quiero que lo disfruté.

Bajé hasta dejar mi cabeza entre sus dos piernas, retiro su blumer mojado para quedar frente a su hermosa cosita. La acarició con mis dedos y puedo sentirla estremecerse. Paso mi lengua de manera lenta por su clítoris. Ella está a tope y yo puedo notar el bulto en mi pantalón cada vez más. Después de varios minutos de hacerla estremecer con mi lengua y mis dedos. La miro, y está loca de placer.

—¡Necesito sentirte a dentro ya!—me grita pero más como rogando.

—¡Aún no!—digo desabrochando mi pantalón.

—¡Por favor!—me dice con esa carita de niña buena. No puedo controlarme a eso. —¡Por favor!—repitió nuevamente.

Así que la jale bruscamente hacia mi. Colocándola de forma que mi pene queda encima de su cosita. Lo moví de arriba y abajo en forma de caricia, ella me miró con cara de ¡Si no lo metes tú, lo meto yo! Así que se lo introduje lentamente. Haciéndola gemir de placer.

Me agarró fuertemente las manos mientras mi pene se abría paso dentro de ella. Pude sentir perfectamente como dejó de ser señorita para ser mía. Se que le dolió pero no se quejó al contrario me pidió más. Así que le di más.

Desde de varios minutos pude sentir como iba a venirme así que aumente desesperadamente la velocidad hasta que los dos gritamos al unísono.

—Ahh.

—Joder.

Por su cara pude notar que está más que complacida, además cuando lo hacíamos se vino varias veces así que le ha gustado mucho. No soy de los hombres que les gusta preguntar a penas terminan. ¿Te gustó? Para mí eso es una pregunta estúpida y de personas sin carácter que no saben lo que da. Claramente está si una mujer está gozando de placer es porque le ha gustado.

—Te amo.—dijo abrazándome.

No respondí. Esas palabras me tomaron por sorpresa. No es la primera vez que lo dice pero sin embargo yo nunca lo he hecho, pero hoy sentí la necesidad de responderle un <Yo también>.

Se que siento algo por ella, pero no sabía que hasta el punto de decir un te amo. Nunca imaginé que esas palabras salieran de mi boca, ya que he sido criado para no demostrar mis sentimientos, ya que eso es una debilidad.

—Voy a darme una ducha.—habla sin darse cuenta de toda la confusión que tengo en mi cabeza. —¿No vienes?

—Adelantate tu. Voy en un momento.

Aprovecho que ha entrado a ducharse para preparar todo para dormirla, hay varias formas pero prefiero usar el trapo ya que no me gustaría pincharla y hacer que sufra.

Abro mi clóset y busco las cosas lo preparo y voy al baño, está de espaldas justo como la necesito. Veo su trasero y me dan ganas de morderlo pero no me puedo desconcentrar.
Así que voy directo a lo que iba. Y ya está. Cayó desmayada en mis  manos. La cargué y la lleve hacia la cama. Iba por todo el camino chorreando agua.

La miré por un momento y quería que todo esto no fuera real, que aún estuviéramos en el instituto, siendo la pareja perfecta. Aunque estaba fingiendo ser alguien que no soy era feliz.

Todo esto empezó por el encargo pero les juro que la quiero. Que estoy enamorado y hasta hoy no me había dado cuenta. Ya no hay vuelta a tras con lo que voy a hacer pero prometo cuidarla siempre, no dejaré que le pase nada malo. Aunque estoy seguro que cuando Leonardo le cuente la verdad me odiará, me odiará tanto que no va a querer verme. Y no quedará nada de nuestra relación aunque al fin y al cabo eso nunca existió ¿No?

La seco y la visto. La bajo en brazos hasta mi coche. Le doy un beso en la frente y me dirijo hacia casa de la bestia.

—Perdón.—dije mirando su cuerpo por el retrovisor.



Nota de la autora:

¿Fuerte no? Y pues este es solo el comienzo de la pesadilla en la que despertara Lesly.

Nos vemos en un nuevo capítulo. No olviden dejar su estrellita y sus comentarios ❤️✨

La Gran Decisión ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora