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Jeon giró el revólver, vacilando un poco en el proceso.

- ¿Qué esperas para jalar del gatillo, eh? – Min de igual manera giró el revólver de su arma, sosteniendo esta firmemente en su mano izquierda –

- Eres el vivo retrato de tu padre, veamos que tan bueno o malo terminas siendo en comparación a él, veamos si en verdad eres digno de ser llamado como su hijo, el hijo de Min SeolYon– pensó – ¿Acaso no me escuchaste? Esto lo hice con el fin de que las cosas sean más entretenidas y emocionantes, no insípidas y aburridas, la verdadera diversión está por comenzar ¡Joder! ¿Acaso no te agrada esa idea, Min? – sus aires de “grandeza”, seguían ahí sin desaparecer – disfrutaré de matarte y mandarte varios metros bajo tierra, sí, pero ¡Déjame disfrutarlo!– fingió un tono inocente

¡Yoongi! ¡No! Resiste por favor! – se sintió raro de que, repentinamente llegara ese pensamiento a su mente, en el cual se quedó un buen rato –

- Tienes razón, esa idea es mejor, y, creo que te confundiste en una parte, quien disfrutará de mata-

¡Jungkook, mi amor! ¡Despierta!

- De matarte – logró decir apenas, pues, tal parecía que de igual manera, un “extraño” pensamiento había llegado a su mente – seré yo – finalizó y Jeon no respondió – hey – le chasqueó los dedos y el otro negó rápidamente regresando de su trance –

- Ya veremos dijo el ciego – tomó su arma con su mano izquierda, apuntando hacia arriba, apoyándola en su nariz, para después alzar su vista repentinamente, de nuevo – es momento de iniciar, y si es posible, te recomiendo correr o como mínimo esconderte bien – soltó una vez más con burla –

- No pienso seguir tus ordenes Jeon, hagamos esto de una buena vez por todas – soltó ahora él, de manera muy altanera –

Dicho esto, ambos se giraron sobre su eje, quedando de espaldas, comenzando a caminar lentamente, los hombres de ambas bandas, acataron esa señal al instante, dando así por fin inicio a aquel enfrentamiento, donde nuevamente, nadie saldría limpio sin siquiera un “rasguño”.

Cuando ambos pensaron que ya se habían alejado lo suficiente, aun estando de espaldas, giraron bruscamente, cayendo ambos sobre una de sus rodillas, comenzando a disparar, y por ende agilizando sus movimientos, logrando así, evitar recibir un balazo por la parte enemiga, al menos en el inicio, esto sí que se pondría interesante.

- Vaya, definitivamente no te andas con juegos Min – Jeon estando escondido detrás de una pared, comentó alzando un poco la voz –

- Y por lo que veo, tú tampoco, Jeon – sacó un poco su brazo y disparó nuevamente, estaba detrás de una fuente, por lo tanto, el lograr siquiera que la bala pasara rozando por donde estaba Jeon, era muy poco probable –

Y de esa manera, aquel enfrentamiento poco a poco se fue tornando más brusco y sangriento, claramente, los heridos no se hicieron esperar, para ese entonces, Jeon y Min seguían enfrentándose entre sí, a pesar de los roces de bala, los golpes dados al inicio de todo, no fueron impedimento, para seguir con dicho enfrentamiento incansablemente.

- Si que eres incansable Jeon – en esta ocasión estaba detrás de lo que parecía ser un “cobertizo” –

- Tú no te quedas atrás Min – Jeon salió de su escondite – pero eso no es relevante ahora, dejémonos de tonterías, sal y da la cara, terminemos con esto de una vez por todas

- Vaya vaya vaya, por lo que veo, ya te aburriste de esto, que aguafiestas eres Jeon – Mencionó Min saliendo ahora él de su escondite, al estar frente a frente, este por su parte, sólo le dirigía una mirada hastiada, irritada y sobre todo acusatoria – pero bueno – alzó sus manos a manera de decir; “que le podemos hacer” al tiempo que en su rostro se dibujaba una sonrisa ladina – quien soy yo para negarme

- Entonces hazlo, vamos qué esperas – su mirada ahora era una retadora –

Ambos alzaron sus armas apuntándose mutuamente, estaban a punto de jalar el gatillo y así lo hubieran hecho, de no haber sido porque en ese momento justo, a lo lejos se escucharon dos disparos al mismo tiempo, provenientes de la otra parte de la mansión. Aunque no lo hubiesen querido, aun así lo terminaron haciendo, pues por más que lo pretendieran, simplemente no podía hacer como si nada, y al haber escuchado esos disparos, era obvio que algo había pasado, y para nada bueno precisamente, sin lugar a dudas se trataba de sus hombres, y cuando las cosas eran así, todo lo demás se iba directo al carajo y pasaba incluso hasta un sexto plano, la sed de venganza, planes en contra del enemigo, entre otras cosas, prácticamente se descartaban en el momento, para ambas mafias, la lealtad, el respeto, el compañerismo sobre todo, era algo sumamente importante, y eso, no estaba a discusión, por ese mismo hecho, si alguien se atrevía a traicionar algo de todo eso, no importaba que fuera parte de, si hacía algo moralmente “incorrecto” para su mafia, o simple y llanamente rompia algún código, a pesar de no estar escrito, inmediatamente era expulsado, o en el peor de los casos, dependiendo de la gravedad de su falta, era incluso asesinado por el jefe, en la historia de ambas mafias, sólo una vez se vio algo así, lo peor, es que esa persona era parte de ambas mafias a escondidas y por su culpa eran la mayoría de enfrentamientos, prácticamente, estaba detrás de todo ello, en esa única ocasión, aunque no lo quisieran los padres de Min y Jeon, se aliaron entre sí para ponerle en su lugar, no sabiendo que habían ayudado a que esa persona completara su cometido desde un inicio, o bueno, medianamente, pues, al menos para su parecer, lo había logrado, pero para el de alguien más que había estado presente, no fue así, esa persona murió creyendo que ya no existía enemistad entre ambas mafias, murió tranquila y pacíficamente pensando en ello, cuando la realidad, era una completamente opuesta, al menos hasta que por alguna razón u otra, no fuera más así, en resumidas cuentas, lo había logrado y al mismo tiempo no, sólo restaba esperar.
Min y Jeon bajaron sus armas y dándose mutuamente una mirada de desconcierto, fueron a ver lo que ocurría.

Al llegar al patio principal de la mansión de Jeon, ambos a pesar de haber presenciado algo así incontables veces antes, aun así del todo, no podían creerlo, sus miradas sólo reflejaban dolor e impresión. Sabían que algo así podría pasar, pues esto así era, lo peor, que sólo era una calada y por encima, de todo lo que lo englobaba en sí.

Lo que había ocurrido, como ya se imaginara, no era otra cosa, que dos de los hombres de ambas bandas, tendidos en el piso con una herida de bala, en diferente parte en cada cuerpo. Jeon y Min no perdieron el tiempo, se dirigieron hacia allá, de manera desesperada, sudando frío, con voz y manos temblorosas, ordenaron a sus hombres que intentaran hacer algo al respecto para salvarlos, se sentían culpables y con la responsabilidad de salvarles la vida, estaban conscientes que si estaban en aquella situación era por causa de su maldita enemistad, a pesar de que esos hombres no se quejarían en lo más minimo, que hasta darían la vida por sus jefes y su magia, debido a que se sentían y estaban en deuda con ellos por todo lo que hicieron, aun así Jeon y Min se sentían fatal, pues no sería la primer vez que alguno de sus hombres perdieran la vida a causa de un sangriento y despiadado enfrentamiento, lo peor, es que en la mafia no se puede hacer nada al respecto y por más que se pretenda no se puede evitar, ese suceso, sólo hizo que el odio por parte de ambas mafias, no solo los jefes, incrementara notablemente, pero ahora no era el momento de pensar en eso, había vidas que salvar… o minimo… eso intentar, sus hombres no perdieron el tiempo apenas dada la indicación y solo se dedicaron a intentar salvar la vida de sus compañeros.

Por más que quisieran no manchar de sangre manos ajenas, y llevarse entre las patas a más personas, por esa maldita enemistad, simple y sencillamente, era imposible, como un laberinto sin salida, un bucle, un círculo vicioso, un precipicio sin fin, el cual solo incrementaba, a medida y costa de lo que fuera, pero jamás disminuía o mucho menos desparecía.

Esto no era otra cosa, que todo lo que representa ser parte de una Mafia y la misma en sí.

- No cantes victoria aún hijo de perra, que lo mejor queda hasta el final, tú – lo señaló – y yo – se señaló a sí mismo – seguimos teniendo un asunto pendiente, esto no termina aquí, no ahora, así que, te recomiendo prepararte – declaró min antes de marcharse junto a sus hombres –
- Si claro, lo mismo digo, estaré esperando pacientemente y claro que no, esto no ha terminado aún –
Min y sus hombres, se retiraron en esa ocasión.

Aquel día, la rivalidad había pasado a sexto plan, y no era del todo importante, en esos instantes, la prioridad de ambas Mafias, sólo era salvar la vida de sus hombres, después se centrarían nuevamente en lo demás.

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Aʀᴍᴀ 6:16 [Yk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora