El héroe Deku debe asumir la misión más importante de derrotar al gran mal de All For One mientras reconstruye su corazón luego de varios sucesos desafortunados. Yui Kodai y Ochako Uraraka quieren ser como su héroe por sus propios sueños, pero esto...
Ha pasado un tiempo ya desde que tuvimos la cita con Izu-kun y que perdiera a sus padres en tan poco tiempo. Cuando supimos la noticia, con Yui fuimos a buscarlo a su habitación, nuestro temor que volviera a atentar contra su vida estuvo latente, pero afortunadamente eso nunca pasó.
— Izu-kun, ¿podemos entrar? -pregunté mientras Yui estaba callada pero preocupada-.
Esperamos por varios segundos hasta que la puerta se abrió sola, él estaba sentado en su escritorio con la cabeza oculta entre sus brazos, respiraba con dificultad. Era obvio lo que pasaba, me acerqué a acariciar su cabello rebelde.
— Libéralo todo, Izu-kun. -fue lo primero que dijo Yui-chan al verlo a él y acariciar su brazo lleno de cicatrices-.
Izuku estaba tratando de calmarse, le costaba voltear a vernos. Ambas lo abrazamos para que él se sintiera en confianza. Pasamos así un par de minutos, lo único que se escuchaba era la respiración entre cortada de él.
— Ochako-chan, Yui-chan, lamento que me vean así una vez más. -fue lo primero que nos dijo, me enterneció que aún cuando él necesita consuelo se preocupara por los demás-.
— Izu-kun, tú eres la prioridad en este momento. -respondí tan pronto como él terminó de hablar-.
Él trató de hacerse el fuerte, pero no era lo correcto. Yo lo sabía, reprimir los sentimientos es malo porque explotan de la peor forma posible. Además, yo vi a Izu-kun en muchas facetas posibles y en todas estaré con él. Estoy segura que Yui-chan también.
Los 37 compañeros y amigos estuvieron dándole las condolencias a Izuku. A pesar de tener nuestras diferencias, la situación entre ambas clases fue cambiando gracias a él. Kaibara-kun era un amigo importante para él, Yui-chan le demostraba a su salón que nuestro brócoli era alguien de confianza.
Pasaron dos días hasta que fue el día del entierro de los señores Midoriya. Le comenté a mis padres lo que había sucedido, no les mencioné antes sobre nuestra situación actual porque no era el momento y tampoco creo que pudieran aceptar fácilmente que es una relación de tres.
— Oka-san, otou-san. Él es Izu-kun, alguien muy importante para mí.
— Un gusto conocerte, Izuku-san, soy Kanade Uraraka y él es mi esposo Yuzuru. -dijo ella mientras le ofrecía la mano para saludar-.
— Hijo, lamentamos profundamente lo que pasó. -mi padre se acercó a darle un abrazo, Izu-kun correspondió el gesto-.
— Arigato, lamento mucho conocerlos en estas circunstancias. Les agradezco mucho su presencia. -respondió Izuku con una sonrisa pequeña pero que se le notaba triste-.
Los padres de Yui-chan, Tatsumi y Yurippe, también se acercaron y mostraron su solidaridad con nuestro novio. En todo momento estuvimos presentes durante la ceremonia, cuando fue el momento de bajar los ataúdes, Yui llevó tres rosas blancas.
— Gracias por todo, oka-san, otou-san. Mi sueño sigue vivo gracias a ustedes, gracias por ser mis padres, perdónenme de nuevo, los amo. -fueron las palabras de Izuku mientras comenzaba a llover-.
Los tres lanzamos las rosas que cayeron en el ataúd. Fue entonces cuando las nubes de lluvia descargaron ese rocío, justo en el momento en que nuestras lágrimas se fusionaban con el agua que caía del cielo.
Llovía suave, pero logramos ingeniárnosla para mantenernos con Izuku todo el tiempo posible, con nuestros sacos y los paraguas pudimos estar a salvo de la lluvia. Hasta que tuvimos que abandonar el cementerio e irnos a la UA.
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