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Segunda parte del 03.

Después de aquél día ya no supe nada de Henry, pareciera que se lo tragara la tierra. Sentí un vacío, como si algo o más bien alguien me faltara.

Había pasado ya dos años desde mi boda con Chris y en ese tiempo tuve que ir a Terapia sin que se enterara mi esposo, le decía que iría a ver a mis padres y el me creía. En ese tiempo que fui con un profesional y pude darme cuenta que tal vez ese amor fugaz nos habría hecho daño.

Iba de regreso a casa, cuando me dieron ganas de ir por un helado. Cambie mi rumbo y llegué a la heladería, pedí mi favorito: zarzamora con crema.

Me senté afuera en una banca en lo que me comía mi helado. De repente un aroma familiar inundo mis fosas nasales, y miles de recuerdos vinieron a mi mente y esa herida que creía estaba sanando, volvió a abrirse.

Por instinto busque a aquella persona, pero nada. Tal vez estaba alucinando, deje de buscar y me trepe en mi automóvil y me fui a casa.

Esa noche me puse una lencería blanca y darle una sorpresa a Chris. Dieron las diez de la moche y aún no llegaba del trabajo, no aguante y el sueño me gano. Al día siguiente, Chris ya hacia a mi lado dormido. Le di un beso en la mejilla y me levante para ir al baño.

Era sábado, nuestro desayuno transcurrió entre platicas y uno que otro comentario con doble sentido.

—Anoche quería llegar temprano querida —me miró.

— ¿Y qué pasó?

— Venia saliendo del edificio cuando me encontré con un amigo y decidimos ir a tomar algo —asentí— y lo invite a cenar hoy.

—Que bien amor, ¿debo preparar algo en específico? —pregunte mientras recogía los platos.

—Tal ves el postre, su favorito es tarta de zarzamora.

Cuando escuche eso los platos se me resbalaron y se hicieron trizas. Chris se acercó preocupado y me cargo alejándome de la cocina para no cortarme.

No puede ser posible, a él le gustaba mucho ese postre. Pero decidí calmarme in poco, respire profundo y me dije que puede que miles de personas les guste la tarta de zarzamora.

Durante todo el resto de la mañana y tarde me sentía nerviosa. A las cinco de la tarde comencé a preparar la cena. Elegí pasta al horno con pechuga de pollo a la plancha y una ensalada, para tomar, Chris eligió una botella de vino Pinot Grigio.

Termine la cena, y fui a arreglarme. Opte por vestido de satin color cobre, era suelto y llegaba abajo de la rodilla con unos tacones color beige, cabello suelto y un maquillaje sencillo. Ni para una salida con Chris me he arreglado tanto, y sabía porque lo hice esta vez y en mi interior tenia unas ganas inmensas de volverlo a ver.

Escuche voces en la sala y decidí bajar. A la mitad de las escaleras un escalofrío me recorrió todo el cuerpo al escucharlo reír. Vi tres pares de ojos, los de mi esposo, los de Henry y los de una mujer. Y al ver a la tercera persona fue como un balde de agua fría y mi corazón se rompió en mil pedazos.

—Querida, ¿recuerdas a Henry?

—Si.

—¿Cómo has estado Lana?  —me extendió su mano— te vez muy linda.

—Muy bien, gracias —ese tacto me recordó cuándo nos conocimos— tu también te vez muy bien.

Chris aclaro su garganta y nos soltamos. Y Henry me presentó a aquella mujer.

—Ella es Tina —la mujer se acerca a darme un abrazo amistoso, le correspondí— mi novia.

La mujer media de mi alto, piel ligeramente bronceada, cabello rubio. Era linda, amable y espero que le sea fiel a Henry, no como yo, que me metí con el mejor amigo de mi  esposo.


Aquí la segunda parte.
Los quiero💗

𝑂𝑛𝑒 𝑆ℎ𝑜𝑡𝑠 | 𝐻𝑒𝑛𝑟𝑦 𝐶𝑎𝑣𝑖𝑙𝑙 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora