En la cama de un hospital, se encuentra una mujer de mediana edad, demacrada por la enfermedad que la aqueja.
Está discutiendo con un hombre alto de contextura robusta, que con sus cuarenta y tantos años encima, se ve todavía jóven.
"¡Hermano! ¿No crees qué es muy prematuro para decirle de mi enfermedad?. Mi hijo está contento con su vida allá. Sólo le faltan dos años para terminar la universidad, ¡mejor esperemos!." Tose levemente sentada en la cama.
"¡Deja de pensar en su bienestar! ¡Él ya es un hombre y sabrá afrontar las situaciones difíciles!. Además, eres su madre, tiene que entenderlo." Habla disgustado por la actitud de su hermana ante la gravedad de su estado.
"¡Está bien Mark! ¡Llámalo y dile la verdad!" Baja la cabeza apenada de saber que el menor de sus dos hijos tenga que regresar.
"¡Y hablando de tus hijos! ¿Adrián vino a verte?." Mira de manera seria a la mujer sentada en la cama.
"Sí, vino temprano antes de ir a la universidad, le tocaba clase a las diez de la mañana." Se apresura a hablar.
"¡No lo regañes!, hace lo que puede, ¡no es fácil para él ocuparse de la casa! viene a verme, estudia y por las noches tiene que trabajar. Desde que su padre nos abandonó, ¡él se siente responsable de cuidarme!." Suspira con nostalgia y amargura.
"¡Le vendrá bien la ayuda de su hermano, cuando vuelva!. Ahora más que nunca se necesitan y los necesitas a ambos." Asiente con la cabeza y abraza a su hermana.
"¡Bien Eda me voy!, tengo asuntos que atender, volveré más tarde y te cuento lo que Dorian me dice acerca de su decisión." Le dá una palmada suave en su hombro.
"¡Gracias! Por ocuparte de todos los gastos del hospital y de mi familia." Cabizbaja le sonríe a su hermano débilmente.
"¡No te preocupes!, para éso estamos los hermanos, nos tenemos que apoyar. También fuimos abandonados por nuestro padre y nuestra vida también fue dura." Se gira sobre sus talones y se dirige a la puerta, sale y cierra la puerta detrás de él.
En una universidad privada en Francia, en dónde Dorian estudia, se encuentra en una práctica de baloncesto.
Está dando instrucciones a su equipo para que pueda contraatacar a su rival de cancha.
"¡VAMOS QUE SE PUEDE! TÚ BLOQUÉALO, NO DEJES QUE LLEGUE AL OTRO EXTREMO." Aplaude mientras grita sus instrucciones.
El entrenador se acerca a él. "Dorian, te llama el director, quiere hablar urgentemente contigo." Con seriedad le comunica el mensaje.
"¡Está bien entrenador! Iré ahora." Se acerca a la banca donde está su maletín, saca una polera limpia, después agarra una toalla, se limpia la cara, ya que no estuvo jugando, no sudó, se saca la polera que tenía y se la cambia por la que sacó al inicio.
Las chicas que estaban atentas al entrenamiento, se emocionan al ver al capitán mostrando su espectacular anatomía que vuelve loca a las féminas presentes.
Cuando está a punto de salir, una de las chicas se le acerca.
"¡Hola amor! ¿Almorzamos juntos?." Le sonríe de manera coqueta.
"¡No puedo! Ahora el director quiere que vaya a su oficina. ¡Luego nos vemos Begonia!." Se despide de ella con esas oraciones frías y vacías.
Begonia lo agarra del brazo para detenerlo. "¡Espera!, no vas a dar un beso de despedida a tu novia." Un poco sonrojada espera a que Dorian se le acerque a dar un beso.
Dorian de mala gana se le acerca y le da un beso en la boca, apenas rozando sus labios, pero Begonia descontenta por el afecto, coloca su mano por detrás de la cabeza de Dorian para profundiza el beso.
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CLOVER: Te Encontré Entre La Sangre Y Las Lágrimas.
RandomEl viaje al extranjero por estudios universitarios, se vió afectado por la enfermedad de su madre, por el cuál de su regreso repentino de él, un chico estudioso, capitán del equipo de básquetbol, todo un galán y rompecorazones empedernido. Pero para...