CAPÍTULO 4: La Llegada.

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Dorian agita la cabeza con una sonrisa esperanzadora por ésas palabras que se imprimen en su mente, como si fueran una predicción de un futuro lejano.

Camina levantando su mano para despedirse, mirando a su amigo por encima del hombro que levanta los dos brazos agitando con vigor.

Dorian piensa para sí mismo.
("¡Adiós amigo! ¡No! Mejor dicho ¡Hasta luego hermano!. Extrañaré tus ocurrencias, tus locuras y metidas de patas, en las que me involucrabas.")   Piensa con nostalgia, mientras una espontánea risa sale de su garganta al recordar.

Dorian ubicado en su asiento junto a la ventana, suspira con nostalgia al irse de éste país que lo acogió y a la vez con emoción, porque después de varios años regresará a su patria y volverá a ver a su familia.





Mientras que en EE.UU, Mark le pide a Raziel que ponga en órden la casa de su hermana y que arregle una habitación para su sobrino que está por llegar esta noche de su viaje.

"Raziel ¡por favor! Ocúpate de todo lo que haga falta en la casa, con mi hermana en el hospital, Adrián necesita ayuda y también haz la cena. ¡Quiero que esté todo perfecto!. ¡Yo, mientras tanto iré a comprarle un regalo de bienvenida!"    Acaricia la mejilla de Raziel con el dorso de su mano.

Raziel asiente con la cabeza, pero con miedo, al ver esa sonrisa retorcida y siniestra, puede sentir la hostilidad que éste hombre emana. Su crueldad no tiene precedentes.

El hombre mayor se aleja de Raziel y sale de la casa, se dirige a su deportivo negro y se pone en marcha al centro, donde vió una moto estupenda, que será el regalo ideal para su sobrino. Paga el costo de la moto que es mucho dinero con tal de consentir a Dorian y de alguna forma ganarse su favor, ya que Adrián, su sobrino mayor, nunca lo ha visto con muy buenos ojos.

Hablando de Adrián, él está en la universidad en un par de clases que le tocan en la mañana y luego por las noches va a trabajar a un club nocturno, en donde él, es barman y uno de los mejores, por cierto.

Este muchacho, quien también está emocionado por lo de hoy y se prepara para ir al aeropuerto, por lo que pidió la noche libre en su trabajo para estar con su hermano y quizás revivir anécdotas divertidas de su niñez juntos.

Adrián, después de haber aceptado la ayuda de Raziel, por medio de su tío, quien le dió a este jóven la órden de ayudar en la casa. Terminaron de hacer todos los quehaceres, para luego éste, tomar una ducha, alistarse y salir rumbo al aeropuerto, no sin antes hacerle una visita rápida a su madre en el hospital, ya que no lo pudo hacer más temprano.

"¡Hijo! ¿Qué tal mi muchacho?. ¿Qué sorpresa verte?."   Extiende los brazos con alegría para poder abrazarlo.

"¡Mamá! Disculpa por no haber venido antes, pero he estado hasta el cuello con trabajos de la universidad y después ir al club por las noches. Termino exhausto."   Se sienta en la orilla de la cama y le dá la noticia.

"¡Mamá! Ahora voy al aeropuerto a esperar a qué llegue Dorian."   Le toma ambas manos y las besa.

Acaricia el cabello castaño oscuro de su rebelde hijo.   "¡Tu hermano regresa! ¡Eso es increíble! ¿Y por qué no me avisaron antes? Yo también quiero ir."    Tratando de ponerse de pié.

Adrián la detiene.  "¡No, Mamá, por eso nadie te dijo nada del regreso de Dorian!. Ya sabíamos que te pondrías así. ¡Tú cálmate!, te darán de alta mañana, vendré con él y te llevaremos a casa. ¿De acuerdo?."   La reprende con firmeza, pero sin reprimir las ansias de ver a su otro hijo y con ojos cariñosos la tranquiliza.

Mira su celular y ve la hora.   "¡Bueno mamá! Me voy, pero recuerda que venimos por tí mañana. Así que pórtate bien, si te ven alterada, te pueden negar el alta. ¿Está bien?."   Con su voz suave y relajada, calman la emoción de su madre para que no tenga una recaída.

CLOVER: Te Encontré Entre La Sangre Y Las Lágrimas. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora