Raziel está muy preocupado y con mucho miedo, pués ya sabe cómo éste hombre se pone cuando un negocio no sale como quiere. Cómo no saberlo, sus noches llorando por el gran dolor que éste le causa cuando lo golpea y después tener que soportar cuando lo fuerza a tener sexo con él.
Piensa sólo en morir, pero pensar en ella le dá fuerzas para seguir adelante y soportar a éste asqueroso hombre que lo manipula a su antojo.
Se consuela así mismo.
"¡Quiero verte de nuevo, ése es mi gran anhelo, volverte a abrazar y poder vivir felices como antes de ése día tan horrible, es una verdadera pesadilla acordarme de ello. ¡Te extraño mucho!." Se sienta en el suelo de la sala y se abraza las rodillas, su llanto lleno de tristeza y desesperación no se deja esperar mojando sus pantalones.Después de un rato se pone de píe, se seca las lágrimas con sus manos y se dirige a la cocina para hacer la cena para cuando vuelva el hombre maduro que salió enojado.
"¡Dios mío! espero que haya salido todo bien y no tenga que aguantar que se desquite conmigo. ¡Lo pido por lo que más quiera!." Se dice así mismo como si fueran plegarias dichas para alguien quien lo pueda salvar.
En los muelles de la frontera, un hombre maduro está llegando a un arreglo con el jefe de aduana y el jefe de seguridad.
"¡Ya pués señores!, ¿Quedamos así entonces? Es un gusto hacer tratos con ustedes. Ya que todo está solucionado, espero que de aquí en adelante ya no habrán más inconvenientes." Sonriendo de gusto, pero todavía enojado con Raziel, ya que por culpa de él tuvo que desembolsar harto dinero a esos viejos inescrupulosos.
"¡Por mí no te preocupes! Y no te olvides de mandármelo esta noche y así cerrar nuestro trato." Menciona con malicia en su voz el jefe de aduana, un viejo divorciado de cincuenta años.
"Sí, no te preocupes, esta noche lo envío a tu departamento. ¡Ah! Una cosa más, no quiero que me lo maltrates." Le advierte seriamente entre risas.
"¡No sé qué le ves a ése chico!. ¿Tanto te gusta?." Habla indignado el jefe de seguridad y un poco asqueado.
"¡Eso es lo que tienen los jóvenes, que son tan deliciosos! Y éste en particular es realmente tierno. ¡Y no te hagas, sé muy bien que tú también te lo has cogido!." Habla irónicamente burlándose de él.
"¡Cállate! Tan sólo fue una vez." Replica defendiéndose.
"Le tengo ganas a ese chiquillo desde hace tiempo y ésta también será la primera noche que lo tendré. Lo voy a aprovechar." Cruzando los brazos se ríe desvergonzadamente.
"¡Bueno señores! Sus intimidades no me interesan, yo estoy aquí para hacer negocios y nada más. ¡Nos vemos mañana para retirar mi cargamento!." Habla molesto e incómodo por todo lo que escucha.
De regreso a su casa, que más bien es una casota de tres pisos con un enorme patio.
"¡¿Raziel...?! ¿Dónde estás? Tengo que hablar contigo." Con una sonrisa falsa entra en la casa buscando a su pequeño amante.
Raziel que está en la cocina sirviendo justo a tiempo la cena.
"¡Estoy en la cocina!." Contesta de forma casual, pero un poco nervioso.
"¿Aquí estás?." Se le acerca y le dá una cachetada que impacta tan fuerte en el rostro del jóven, tirando a éste al suelo, quien frotando su mejilla roja y sus ojos vidriosos que lo mira.
"¡Tú ineptitud me costó mucho dinero! Ahora te debes arreglar, tienes que ir a una dirección para un "trabajito" de los que te gusta, pero primero vamos al cuarto." Lo agarra del brazo izquierdo, lo levanta con fuerza y lo lleva a tropezones al cuarto donde duermen juntos.
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CLOVER: Te Encontré Entre La Sangre Y Las Lágrimas.
RandomEl viaje al extranjero por estudios universitarios, se vió afectado por la enfermedad de su madre, por el cuál de su regreso repentino de él, un chico estudioso, capitán del equipo de básquetbol, todo un galán y rompecorazones empedernido. Pero para...