Capítulo 1 Parte 2/3

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Entre, y mi primera impresión fue repugnante en donde veía plasmado en una mar de sangre roja un hecho impensable de un sabor amargo como el café sin azúcar, un gusto a decepción humana en mi interior, el instinto animal humano en todo su esplendor de asquerosidad, observe el cadáver de un individuo masculino ahorcado en la calle pública como si fuese un espectáculo ver derramar sangre de un hombre donde le acabaron de arrebatar su vida, una alegría, un pensamiento de libertad por él como para el prójimo, sucedido una profanación intolerable.

Colgado como una marioneta en las ramas gruesas de un árbol sin hojas. Llevaba en él como si fuese una cadena un letrero, diciendo: "Traidor" De todos modos no se trataba de un samaritano, sino lo contrario, un rufián. Bajo de él, un bonito ramo de bellos narcisos en un hermoso cordel. Había dos solados equipados con subfusiles sobre la espalda, demostrando grandeza, majestad y poder subversivo para ejercer a varias personas con el propósito de controlar esta región desconocida para mí. Uno de ellos estaba en el último escalón de una escalera extensible de madera, intentando con un cuchillo militar cortar la soga de fibra natural que ahorco a la persona. El otro militar le sostenía la escalera para que no hubiera una desgracia. Delante de ellos, había en fila unas cajas de munición militar de madera natural para un caso excesivo de cartuchos para el respaldo de munición escasas, veo todos esos subfusiles de infantería y reduzco que el comportamiento humano cambia cuando uno está en presencia de algo que le podría dañar los cartílagos internos. Sus uniformes eran de color gris claro de la infantería, con un cuello azul oscuro sobre el que llevaban cosidos los galones de grado en seda artificial, y otros distintivos de grado en sus hombreras. Los pantalones son de color gris piedra, ligeramente más oscuros, con sus respetivos emblemas nacionales. Las largas cartucheras militares las llevan sobre el vientre, indicando su reluciente pistola parabellum. Uniformes fascistas. Diversas ideologías.

Continúe en mi camino ignorando aquella aberración cometida por un psicópata patológico, caminando de día por un pueblo desconocido en donde no sabía con exactitud a qué le tenía miedo exactamente, aunque ese pequeño error hizo aumentar mi temor. Un relajante lugar para descansar en las vacaciones de verano como de invierno, sin contaminación auditiva, solo tranquilidad. Un bonito pueblo que, para hospedarse en los hoteles por unos días, solamente desconfiaba de aquellas personas que sonreían por tener una bellísima vida, y no sentir una pisca de melancolía. Sus sonrisas falsas cautivaban hasta el último pesimista

Colocados en los árboles, carteles de advertencia, impidiendo la profanación de niños jugando, como riendo, en el sector elegido exclusivamente para los hogares, la intolerancia era excesiva hasta llegar al punto en castigar a la familia del individuo con una multa ridícula.

Una ruta extensa de varios kilómetros era exclusivamente construida para los hogares. Expectativamente era raro que el centro, y las casas, estén distanciados; de alguna forma fue dándole originalidad a Monte Esperanza, haciendo distinto a otros pueblos que he conocido durante toda mi vida.

Las casas eran de estructura alpina, dejando caer la nieve en el tejado empinado, simulando a las gotas de lluvia deslizarse por el parabrisas en días grises. Mis ojos enfocados en la colina inundada de misterios, unas montañas acantiladas cubiertas de nieve blanca, serían la última vez en que vería ese espectacular paisaje dominante de pasión.

En la famosa avenida siniestra de la calle Mora, en los buzones donde iba leyendo, había uno en especial, donde atrajo mi atención, sorprendiéndome, cautivando mi atención en solo un segundo al leer. Sr. Castillo. –Casualidad-.

En esa casa, ocultaba la vista sobre un acto insurgente de miseria sin corazón sobre un indefenso malherido esmirriado con una lesión sangrienta en el hombro derecho, sus tejidos externos e internos de la carne fueron desgarrados gracias a un funesto cuchillo militar, pero solo es una hipótesis donde sería arruinada con la verdad que nunca sabré. Se encontraba de rodillas suplicando misericordia mientras una gota sangrienta sumergía espesa de su rostro, el soldado sin compasión sobre su corazón inválido golpeo dado con el pie en el rostro de su víctima haciendo que ella caiga de espalda golpeando su cráneo contra el duro pavimento de la calle, el martirizado estando de espalda mientras suplicaba con su último aliento el perdón, el militar cerro su corazón a aquellas lágrimas de clemencia sacando de su cartuchera militar su pistola parabellum comprobando cuidadosamente las balas de su cartucho finalizando con un disparo al cielo, y un disparo infernal sobre el cráneo frontal de su penosa víctima. Una repugnancia fermentaba en la acción inhumana de observar como testigo inútil la sumersión de sangre espesa recorriendo en un inerte cadáver humano donde las gotas de sangre se asimilaban como lágrimas deslizándose por su rostro sin vida, el uniforme militar gris de aquel paladín rebalsaba en sangre, su cuello goteaba en el líquido rojizo de su difunta víctima. Su engreída autoestima de insolencia refleja una sonrisa inerte, eligiendo el cordial acto en saludarme similar como lo haría un amigo de la infancia, su gesto de caballerosidad hacía robar mi aliento agónico de pánico, continúe mi caminando como forastero sobre este pueblo dominado por el totalitarismo falible.

El Umbral de las Sombras: Enigmas en un Mundo ParaleloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora