Capítulo 2 Parte 5/7

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Me desperté en un estado de angustia, entre sudor y lágrimas, traspirado como una nube de lluvia. En un estado de ansiedad con una imposibilidad de regresar al mundo de los sueños por un prolongado periodo de tiempo. Esta fuerte respuesta emocional, probé una depresión, un molestar y una profunda ansiedad.

Este sueño o visión de la realidad dentro del sueño pudo traerme una situación de pánico físico o psicológico.

Reduzco que esto lo padecí por dormir en una posición incómoda o tal vez, por tener un poco de fiebre, lo demás no lo olvido; el estrés y la ansiedad que sufría día a día. Jamás olvidaré aquellas últimas palabras de la oficial -"Encuéntralo y mátalo". Que no se salga con la suya"-

Seré sincero, podría ser alguna secua del ejército o tal vez incluso un ciudadano corriente con una vida monótona en el pueblo, pero necesitaría algún eslabón para poder encontrarlo. Hasta entonces tomaría eso como alguna señal divina o un sueño recurrente sin sentido, pero lo que más me impresiono fue encontrar el cadáver de mi mujer, podría haber sido el triste destino que tuvo o posiblemente alguna visión del futuro para prevenir.

Seguía acostado en aquel desgastado colchón, estando cubierto sobre esas finas frazadas usadas, resguardándome del intenso frío de la noche.

Me destapo, y me levanto. Quería recobrar la energía con un refrescante vaso de agua con dos cubos de hielo.

Antes de destinarme a coger la delicada copa de whisky, abrí el grifo pensando que saldría expulsado un gran chorro de agua potable, pero, en cambio, salió un líquido espeso similar al semen en un tono amarillento igual a la orina.

Indignante ante aquel hecho en donde me designe acoger algún jarro lleno de una deliciosa agua potable en la heladera, pero en cuanto abro el refrigerio me abstengo con la sorpresa de encontrarme una cascada de excremento de pájaro, amarillo como el zumo podrido y blanco como algún vestido antiguo de boda. Su increíble hedor producía una incómoda sensación de náuseas, como si estuviese aspirando líneas repugnantes de heces fecales de hipopótamo.

Sin antes de irme, cerré la nevera, y en eso susurraron en mis oídos: —"Visita el sótano, y verás las maravillas, las cuales te traerán respuestas y salvación". — Una voz de un hombre entrelazada con la aterciopelada voz de la mujer suicida.

Debajo de la mesa en la cual había varios televisores antiguos, incluyendo el caso omiso del casete de cinta vhs, había un baúl de herramientas, el cual se componía de; destornilladores, llaves inglesas, martillos, taladros eléctricos y una motosierra de gasolina. De todos los utensilios existenciales cogí la motosierra en la cual casualmente tenía gasolina.

Solo me basto un suspiro para designarme a salir al patio trasero en busca de algo cuya intensión sería traerme una visión visionaria.

Las luces en un momento empezaron a parpadear, terminado así en un jardín oscuro solo iluminado por el brillo de las estrellas. Un par de mecedoras antiguas tapizadas separadas por una pequeña mesa de madera antigua decorando el centro del jardín, los muros que separan el jardín de los vecinos fueron coronados con un rollo de alambre de púas, y en sus, pues gotas de sangre caían al suelo.

Las puertas del sótano hacían un aislamiento del sonido exterior como interior, una capacidad de llevar comodidad, estilo, armonía, y la perfección de toda la decoración interna como externa. Solamente fue superstición imaginándome la sensación de estar dentro del sótano. Observé la cadena y proseguí hacerlo debido como la intriga carcomía mi alma, el brillo del metal al ser desgarrado centelleó como un par de gotas al sol. El sonido cesó y el silencio se volvió excitante, volviéndose un místico orgasmo cósmico, el cual remplazó por un millón de veces a la exaltación sexual.

El Umbral de las Sombras: Enigmas en un Mundo ParaleloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora