El Umbral de las Sombras: Enigmas en un Mundo Paralelo

Capítulo 1 Parte 3/3

El frío invernal congeló el corazón de este pueblo en las mañanas, las tiendas comerciales seguían aún cerradas, y en las avenidas principales los peatones ambularon por las calles observando las montañas nevadas.

En un puesto de periódicos había varias revistas de juguetes para niños preescolares, magacín de estética, hasta incluso revistas de cocina, pero ningún diario de edición periodística evaluando la situación decadente del pueblo, o inclusive posibles futuras enfermedades.

El vendedor de periódicos se había peinado el cabello castaño con canas hacia atrás haciendo que su tono natural haga un efecto de desaparición gracias a la teñida de pelo color marrón, su peinado era rebelde con un volumen mediano que no sobresalía al costado ningún mechón de su rebelde cabello estilo Pompadour. Una camisa de cuero marrón, con pantalones informales negros, y zapatos marrones oscuros relucientes, relumbrantes de toda suciedad.

A pesar de su apariencia de persona mayor, esto no le prohibía vestirse a su modo.

Lo observé a los ojos marrones, café, y en sus pupilas brillantes llenas de angustia, en donde su corazón débil encerrado en una botella de vidrio, que a ver tras el cristal era un crimen imperdonable, o incluso la primera fase de la demencia.

Las palabras del saludo de aquel diariero sonaban forzosas, e inclusive incómodas por su sonrisa hipócrita, impostora felicidad cordial en pronunciar un simple "buenos días". Su fragancia perfumadora engañaba a las personas fingiendo ser un gentil samaritano, pero mi percepción superaba su engaño de manipulación. Intercambiamos miradas como si se trata de viejos conocidos de la familia, en un momento exacto en donde el silencio se volvió sobrecogedor. Lo agarré del hombro izquierdo, y le ofrecí que incliné la cabeza mientras mantenía forzosamente su mirada en mis ojos verdosos.

Experimentamos sensaciones escalofriantes durante misterios segundos del tiempo, en donde las respiraciones se volvían agónicas, y sobrecogedoras. Necesita una respuesta, un elemento clave de secretos oscuros que podrían ser revelados con una simple respuesta de un singular personaje troglodita. Secretos enigmáticos se revelarían ante los ojos escépticos de mi persona.

-¿Me explica sobre el régimen totalitarista, y el idealismo megalómano tirano?

Pesadumbres y emociones enigmáticas ocasionaron el origen de mi pregunta sobre los regímenes políticos del totalitarismo, y donde sus movimientos ideológicos restringen el libre albedrío para su propia voluntad. Derrumbe aquella hipócrita sonrisa que opacaba la autenticada, y la sinceridad de aquel gazmoño indiferente, sentimos la intensa fusión de nuestras estremecedoras respiraciones doliente, un secreto enigmático que perduro en los pensamientos de una simple persona, y que se revelara en los segundos donde sus labios pronuncien la verdad.

-Escúcheme, esta conversación acabará ahora, no quiero que nada malo te suceda. ¿Entiendes? –Término tragando saliva de desesperación.

Silencios estridentes nos absorbían en una omisión sugestiva donde nuestros pulmones agrietados anhelaban estallar, y las expresiones violentas de odio se emitían en lenguajes corporales. Esa intrigante conversación de suspenso se volvió en un periquete en silbidos musicales contemporáneos, y en segundos disparos lejanos de escopetas acompañadas con gritos trastornados de mujeres, y niños pequeños. Corruptos militares fascistas.

Aproximándose en contraluz aquella terrorífica –AM General BRV-O- con sus estremecedores disparos infernales, agonizantes, y su especie de torreta militar apuntando hacia la bajada de la calle con su mira.

Circunstancias peligros se evadían con unos billetes adquiriendo una revista infantil sobre argumentos preescolares e información insignificantes para los adultos. En una situación arriesgada se eludían en posiciones de supervivencias, evadiendo el previo fusilamiento, malgaste dinero en un magacín inútil solo para sobrevivir, y evadir un disgusto. Nuestras miradas se perdieron en el horizonte iluminado, y sonrisas hipócritas demostraban la falsedad sobre la compra, y la supuesta amistad. La enemistad se despedía con una sonrisa falsa, y un hasta pronto mojigato donde la sinceridad no existía. Terminé deshaciéndome de aquella revista tirándola a una papelera pública. Y seguí con mi recorrido buscando respuestas y la supuesta salida.