CAPÍTULO 5.

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Hoy, me dije mil veces a mí mismo "No lo hagas son buenos chicos" pero me empujaron al abismo.

Llegue a ese punto sin retorno, ese en el que todo te da igual y sientes ira hacia tu entorno. Este día llegue pronto a la escuela y en la fila para entrar estaban esos hijos de puta sin piedad, sus bocas articularon "Marica" y Max me tiró al suelo. Como de costumbre allí nadie hacia nada, unos se reían y otros apartaban la mirada.

Tragué saliva desde el suelo resignado pues sabía que este mismo día todo acababa.

-Pegadme más ya no voy a llorar- Ya no me quedaban lágrimas, solo risa enfermiza.

-Levántate, no voy a desperdiciar mí mañana contigo- Contestó Max confundido por mi respuesta y se fue.

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Antes de que iniciara la penúltima clase, salí con mi mochila y dentro un galón de gasolina. Entré al baño y esperé a que todos se hallasen en clase. Tenía que llamar a Mangel.

-Lo voy a hacer- Dije en cuanto escuché que había contestado el móvil.

-¿Hacer qué?- Susurraba, seguramente había contestado a escondidas de la clase.

-Vengarme. Ya nadie me molestara- Solté una risita.

-¿Rubén perdiste la cabeza? ¿Qué piensas hacer?...Espera, no hagas nada aún, veré como salgo de mi escuela e iré para allá- Respondió y colgó pero yo no podía esperar, en mis venas ya había mucho dolor y adrenalina.

Con el pasillo ya despejado caminé encontrándome al conserje tomando café. Perfecto, su despacho estará solo. ¿Esperar cuando todo está yendo a mi favor? Mis pasos eran más rápidos, no podía quitar la enorme sonrisa de mi cara, cualquiera que me viera se asustaría y más si pudiera leer lo que estaba pasando dentro de mi mente. Robé las llaves del despacho del conserje y comencé a cerrar las puertas de las aulas desde afuera con sigilo para que no puedan salir a pedir ayuda. Subí al cuarto piso donde estaba la mía. Saqué el combustible de mi mochila y abrí la puerta de repente.

-Sorpresa- Dije atrapando la atención y volqué el combustible.

No les dio tiempo a reaccionar, eché un fósforo, los encerré y me puse a caminar. Cuando salí por una de las ventanas del baño, la alarma de incendios comenzó a sonar. Corría todo lo que podía pero estaba tan herido físicamente como emocionalmente que mi cuerpo no daba para mucho. Al llegar a un parque vi de lejos a Mangel corriendo hacia mí y con su mochila de la escuela saltando sobre su espalda. Cuando llegó hasta mí y me vio sonreír su cara se puso pálida y comenzó a negar con la cabeza.

-No, no lo hiciste.

-Lo hice- Conteste orgulloso. Mi corazón saltaba de... ¿Alegría? ¿miedo?

-El rencor te ha envenenado- Sus ojos se llenaron de agua.

-¿No era eso lo que querían? Se lo hubieran pensado.

-Rubén ¿Estas consiente de lo que hiciste?

-Claro, incendie mi escuela- Giré y vi como el humo ya era visible- Escucha, no puedo quedarme mucho tiempo, tengo que irme. Tú no tienes que pagar por mis decisiones así que si no quieres acompañarme está bien.- Di un corto beso en sus labios y acomodando bien mi mochila salí corriendo sin una dirección aún definida.

Cuando llevaba 2 cuadras sentí a alguien tomarme de la mano y correr junto a mí.

-Se donde puedes esconderte. No te servirá para mucho tiempo pero algo es algo- Dijo Mangel jadeando, intentando ir a la misma velocidad que yo. Paré y lo abracé con cariño. Saber que estaba de mi lado me hacía sentir mucho más fuerte. Le agradecí para luego juntar sus labios con los míos y seguir corriendo tomados de las manos.

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Con este capitulo inicia el salseo del fic (͡° ͜ʖ ͡°)

MariajoseMellark_

¿A quién quiero engañar? - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora