CAPÍTULO 9.

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De regreso, me paro unos significantes metros de mi escuela. Mangel, como iba agarrado de mi mano se detuvo de igual manera, buscando una respuesta en mi rostro.
Solo una mitad de la escuela se había salvado, supongo que darán clases a los grupos que estaban en esa mitad, porque a pesar de las condiciones, todavía se veían alumnos en sus uniformes. ¿Y si entre esos alumnos que se salvaron están Max y su grupito? No, el incendio lo comencé en el aula en la que ellos estaban. No había modo de que se salvaran. Ya no desgraciaran más vidas, porque yo desgracié las suyas.

-Me parece muy extraño que tus padres no te estén buscando- Comentó Mangel sacándome de mis pensamientos.

-Lo están haciendo, estoy seguro. Me están buscando como locos y no pueden contactar conmigo porque mi móvil ya no tiene batería.- Mangel soltó mi mano.

-Iré a comprar comida, tú adelántate.
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Con un salto y sosteniéndome de las cuerdas entré en el ring, donde el abuelo de Mangel enseñaba boxeo. Pegué golpes a un contrincante imaginario, dando saltitos de izquierda a derecha. Intente dar brincos y vueltas como los boxeadores de verdad.
Escuché una risita y vi a Mangel tratando de apagarla cubriendo su boca con una mano y con la otra sostenía las bolsas con comida. En este momento no encuentro absolutamente nada más bonito que él.

-Ven, sube conmigo- Lo invito y mientras él sube yo sigo regalando golpes a mi compañero.

-¿Me vas a retar a una pelea?- Preguntó Mangel en cuanto se puso de pie- Te recuerdo que mi abuelo enseñaba muy bien y yo fui su mejor alumno- Sus labios se curvearon formando una sonrisa de lado.

-Pruébalo- Contesté a la vez que tronaba mis dedos tratando de intimidarlo.

-No traes puestos los guantes.

-No quiero darte golpes de verdad...

-Se esquivarlos de cualquier forma- Infló el pecho con superioridad. Solté un golpe de sorpresa a la altura de su cabeza y pudo esquivarlo el muy cabrón. Esta vez hice lo mismo pero con dirección a su hombro izquierdo. Con un movimiento quedó detrás de mí desconcertándome.

-Enséñame como es que lo haces- Dije cuando me giré. Mangel tenía una sonrisa retadora como esperando con ansias el siguiente golpe.

-Un día de estos, lo prometo. Ahora hay que comer o la comida se enfría.

-No, yo quiero seguir peleando- Me miró resignado así que tire el siguiente golpe pero esta vez mas rápido y él alcanzó a atrapar mi brazo en el aire antes de que lo tocara.

Seguimos "Peleando" por bastante tiempo hasta que nos cansamos. Vaya paciencia que me tiene este tío.
Mangel se sentó para descansar un poco y cuando su respiración pareció estar regulada alzó los brazos para que lo ayudara a levantarse, pero cuando tomé sus manos él fue el que me jaló hacia él, haciendo que bajara.

-¿Qué pasa?

{ https://youtu.be/pa3OeWXVJsk}

Sin responderme bajó sus manos a mis caderas y las guio para que me sentara sobre sus piernas.
Miré sus ojos ahora más de cerca y por alguna razón me sentí lleno, completo, por fin feliz. Tal vez Mangel era el cambio que necesitaba en mi vida. Sonreí sintiéndome de lo más cursi por las cosas que pensaba. Mangel sin saber lo que pasaba en mi mente, me devolvió la sonrisa y acercando su rostro me besó. Nuestros besos eran cortos, inexpertos. Me pregunto si yo soy el primer novio de Mangel, como él es el mío.

-Me gustas mucho Rubén, mucho, muchísimo- Mi corazón paró unos segundos para luego explotar en colores. Las palabras no significaban mucho pero pronunciadas por sus labios eran lo más bello que podía decirme. No supe que hacer ni que responder, Solo levante mis dos dedos índices y deje salir mi lado subnormal.

-Ust...Ust...Ust- Agité mis dedos como si fuera un niño emocionado y moví la cabeza como si estuviera cantando en mi mente. Mangel rio casi llegando a las lágrimas y me abrazó fuertemente.- Tu igual me gustas mucho- Suspiré aún en sus brazos. Me llenó la cara de pequeños besos y cuando llegó a mi boca, se quedó ahí.
Sus dedos jugaban con el borde de mi playera, tímido metía algunos dedos y rozaba tembloroso mi piel. Besé su frente, levante los brazos y alzando las cejas le invite a que me la quitara. Su cara cambio a un color rosa, pero muy decidido me quitó la playera.
Sin darle tiempo a que me viera, atrape de nuevo su boca, experimentando por primera vez con ella. Mangel no respingó así que continué con mis besos de novato. Sentí un cosquilleo que a la vez despertaba algo en mí cuando Mangel delineaba mi columna con las manos. Tomé una de ellas y la lleve a mi pecho justo donde está posicionado el corazón, el cual latía tan deprisa que me cohibía que en cualquier momento se pudieran escuchar como una familia de elefantes en pleno maratón. Él captó el mensaje que le quería transmitir y sonrió a mitad del beso.
-Tengo mucho miedo de que este sea el ultimo día que te vea
Dejé su mano ahí disfrutando del tacto y ahora era mi turno de deshacerme de su playera. Cuando lo conseguí la tiré fuera del ring y dejando de lado la vergüenza, recorrí cada centímetro de su piel desnuda, era tanto el deseo de tocarlo que quemaba.
Bajé la cabeza y fui dejando suaves besos por su hombro viajando de este, al cuello y de regreso a su boca. Mangel apretaba los labios y cuando los abría soltaba leves suspiros. Ambos estábamos conscientes de lo que hacíamos y de lo que terminaríamos haciendo...
Mangel soltó su peso sobre mí, recostándome. Bajó sus manos hasta llegar a mi pantalón y lo desabrochó, lo bajaba lentamente como si tocara mis piernas sobre la mezclilla. No será necesario preguntarme quien será el de abajo, voy por la vida con un letrero pegado en la frente que dice "Pasivo".
Cuando ambos estuvimos desnudos, ni el frío que hacia podía enfriar nuestros cuerpos. Cada caricia lograba erizarme la piel, era el infierno y el paraíso, Mangel no tenía una idea de todo lo que provoca en mí. Nuestros labios ahora iban coordinados y nuestras manos acariciaban el cuerpo del otro sin pudor alguno.

-¿Puedo..?-Dijo Mangel con la voz ronca. Busqué sus manos y entrelacé sus dedos con los míos.

-Ya puedes- Contesté aun no muy seguro, pero tener las manos ocupadas me daba cierta confianza.

Me besó la frente y fue entonces cuando sentí ese dolor, un dolor incluso más fuerte que los golpes de Max... o tal vez esté exagerando. Sí, definitivamente estaba exagerando.
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Abrazados, sudados y agitados miramos las bolsas de comida que Mangel había dejado en el suelo.

-Por suerte te gusta la comida china fría.

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Sí, no escribí la parte que a ustedes mas les gusta ( ͡° ͜ʖ ͡°), pero ya me lo estaban pidiendo y no suelo escribir este tipo de cosas, fue muuuy complicado para míD': este fue mi primer intento, prometo que el siguiente será mejor. gracias por sus comentarios, me encantan<3

MariajoseMellark_

¿A quién quiero engañar? - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora