CAPÍTULO 7.

612 63 6
                                    

Miraba mis dedos azules por el frío jugar con la llave. No podían haber pasado más de 4 horas pero, solo en una habitación sentía que ya había pasado una eternidad. El móvil vibraba dentro de mi bolsillo. Mis padres no dejarán de llamarme hasta que les conteste pero no les daré el gusto.
Aventé la llave ya desesperado y me puse de pie. Tenía que pensar en algo, no podía estar oculto aquí mucho tiempo, en cualquier momento podrían encontrarme y más rápido si al gilipollas de Mangel se le ocurre delatarme. Acomodé mis manos alrededor del espacio que quedaba entre mi cara y la ventana, intentando ver hacia afuera. Como era polarizada tanto por dentro como por fuera y sumándole que ya estaba oscureciendo, era difícil saber qué estaba pasando afuera.
Bajé una mano hasta mi pantalón y busqué mi celular.

"Mangel, lo siento muchísimo. Te arrastré a este problema conmigo y tú me ofreciste un lugar para quedarme... No me juzgaste como cualquier otra persona lo haría, mientras que yo te pagué el favor hiriéndote. Soy un malagradecido.
Tu si me gustas Mangel"

Después de escribir lo volví a leer y tragándome el orgullo lo envié a la única persona que me importaba de verdad.
Poco a poco el día se estaba poniendo oscuro y pronto no podría ver dentro del gimnasio, o lo que sea que sea este lugar. Busqué un interruptor de luz y como imaginaba, no prendió ningún foco. Me recosté en un montón de sacos, eran lo único en este lugar que podrían darme un poco de calor.

Mi celular vibró y con la esperanza de que fuera Mangel, mire la pantalla llevándome la desilusión de que solo era un aviso de que la batería se estaba agotando.
Recargué mi cabeza en uno de los sacos, metí mis manos heladas dentro de la sudadera y envuelto en la oscuridad, quedé dormido.

____________________
Desperté con la espalda hecha una mierda y dentro de mi estómago había una revolución, no había comido desde la mañana del día anterior. Tomé mi celular para poder ver la hora pero este ya no prendía.

-Maldición

Caminé hacia la manguera y bebí, gracias a Dios al menos había agua en este lugar. También limpié mi cara y algunas heridas que tenían sangre seca.
Escuché pasos y deje de hacer ruido agudizando mis oídos. Alguien intentó abrir la puerta jalándola y dando golpes en ella. El pánico se adueñó de mi cuerpo y sabiendo que no tenía donde esconderme, me quedé donde estaba con la mirada preocupada. La persona detrás de la puerta desistió.

-Rubén, olvidé las llaves- Nunca me había sentido tan aliviado en la vida.

Con una sonrisa boba me moví buscando las llaves que Mangel me había dejado como un perrito intentando atrapar su cola.

-Rubén...

-¡Voy!- ¿Dónde estaban las malditas llaves? Tiré de los sacos y escuché el metal caer al piso. La tomé y desesperado fui a la puerta y la abrí. Mangel entró y dejó sobre el suelo un termo y un plato envuelto en aluminio.

-Te traje comida- Comentó incómodo.

-Pensé que no vendrías a verme- Sé que podía darse cuenta de mi sonrisa a pesar de que no me miraba.

-No lo iba a hacer pero, bueno, leí tu mensaje.

-Es verdad lo que dije Mangel, lo prometo.

Mangel esta vez sí me miró y se acercó para abrazarme. Puse mis brazos alrededor de su cintura y él descansó los suyos sobre mi cuello.

-Te voy a ayudar, no dejaré que te metan a la cárcel. Ayer se me ocurrió una idea.

-¿Cuál?- Me separe un poco de él sin romper el abrazo.

-Aparte de que se podría decir que fue por defensa propia... Vas con un psicólogo, muchos de ellos pueden escribir de más sobre tu diagnóstico si hay dinero de por medio.

-¿Sobornar a Samuel para que ponga en mi diagnostico que tengo algún problema mental?

-Sí, con eso podemos justificar lo que hiciste y te puedes librar de ir a la cárcel y solo te estarían vigilando. O bien, te quitarían unos que otros años y no serían tan duros contigo.

-¿Y si Samuel se niega?

-Lo siento, solo pensé en eso- Apretó los labios.
Me parecía tierno que Mangel se preocupara tanto por mí.

-Mangel nunca te haría daño, a ti no- Comenté. Mangel ya me había visto débil muchas veces, tantas que perdí la vergüenza y dejé que las lágrimas que me faltaron soltar ayer, fueran libres por mis ojos.

-Te creo- acarició mi cabello y sonrió.

Besé su frente y me abracé a él con fuerza mientras sus manos jugaban con mi cabello relajándome.

-Ya dieron contigo Rubén, no fuiste para nada discreto- Y en el mismo instante en el que Mangel me había relajado, logró regresar el miedo a mí- Pasé por tu escuela y había policías haciendo preguntas a los alumnos sobre ti.

______________________________

Ya quedan pocos capítulos, originalmente este fic solo iba a tener cinco capítulos pero quise alargarla xD así que a partir del siguiente capítulo los estaré dedicando a esas personitas que me dejen los comentarios más asdfgh<3
Muchisimas gracias por leer:')

MariajoseMellark_

¿A quién quiero engañar? - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora