CAPÍTULO 3.

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-Doblas, ¿Usted raya la mesa de su casa?- Alcé la vista y vi a la profesora mirándome con cara de pocos amigos.

-No- Contesté.

-Entonces aquí tampoco lo haga. Solté el lápiz e intenté prestar atención a la clase.- Como lo veo tan interesado, ¿Me puede repetir lo que estaba diciendo?- Se cruzó de brazos. Miré el pizarrón en busca de una pista pero no había nada, tragué saliva y miré hacia mis compañeros, Max y su grupito se estaban riendo- Me imaginé- Dijo la profesora y continuó con la clase.

Cuando la campana sonó, fui de los primeros en salir. Cuanto deseo que las clases terminen ya, había quedado con Mangel saliendo de clases. Su escuela no estaba tan lejos de la mía y vendría a buscarme para irnos juntos a mi casa.

-¿Qué hacen aquí?- Pregunte al ver a mis padres parados fuera del aula.

-Queremos hablar con tus profesores- Contestó mi padre.

-Voy bien, no soy de los que sacan malas notas.

-No hablaremos de eso Rubén- Habló esta vez mi mamá.- Ningún padre permitiría que su hijo llegue de la escuela herido. No es posible que los maestros no se den cuenta cuando hay alumnos problemáticos.
En ese momento Max salió ¿Habrá escuchado?

-Mamá déjalo así, yo puedo solo.

-Puedes solo... tienes edad... dime lo que quieras pero sigues siendo mi hijo y tanto a tu padre como a mí nos duele muchísimo verte llegar a casa en esas condiciones.- Suspiré pesadamente, besé su mejilla y caminé por el pasillo, llegando al comedor donde comía siempre solo.
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La campana que anunciaba el final de la última clase sonó. Todos mis compañeros se amontonaban en la puerta desesperados por salir. Guardé mis libretas y salí directo al baño. Mojé un poco mi cara y me miré al espejo. No me veía tan mal, poco a poco los moretones eran menos visibles. Mi móvil vibró y lo miré esperando que fuera un mensaje de Mangel pero alguien me lo quito de las manos.

-¿Les pediste a tus padres que vinieran a acusarme? Pobresillo si crees que me asustas.

-No les pedí nada Max, tampoco saben que tú y tus amigos son los que me golpean- Tome mi móvil de su mano y lo metí al bolsillo de mi pantalón.

-No te creo, si no supieran ¿A qué venían sin pruebas?- Contestó unos de los amigos de Max.

-Venían más que nada a quejarse que la escuela no presta atención a sus alumnos.

-Ni que fuera estúpido para tragarme eso.- Tomó mi cara con una mano y luego la soltó con furia. Los dos chicos que venían con él me tomaron de un brazo cada uno.

-Dices que no te asusta, déjame ir entonces.

-No me asustas Rubén- Rio- pero no puedo dejar que creas que lo haces- Sonrió de lado y alzó una ceja.

Les hizo una señal a sus amigos y estos me tomaron con más fuerza. Mi móvil vibró de nuevo dentro de mi bolsillo. Max alzó un poco mi playera e hizo una mueca de dolor.

-Esas marcas- Apuntó mis moretones- Son mis trofeos.

Mi sangre comenzaba a hervir de coraje. Seguía con la mirada cada movimiento de Max, el muy hijo de puta estaba "Calentando los músculos" vamos, todos los presentes sabíamos que era innecesario, con un solo golpe ya me tenía en el suelo, pero le encanta dramatizar por lo que veo. El móvil volvió a vibrar.
Cuando Max estuvo preparado usó mi pecho como saco de boxeo. Era ridículo como se divertía haciendo daño. ¿No le daba un poco de remordimiento? Max dio unos pasos atrás y se acercó rápidamente, por reflejo cerré los ojos esperando el golpe pero lo único que sentí fue como me tomaban fuertemente del cuello y soltaba una risilla.

-No cierres los ojos, quiero que veas todo lo que hago.

El móvil otra vez. Sacudí la cabeza para que me soltara y lo hizo para después darme un fuerte empujón haciendo que sus amigos me soltaran y yo me estrellara contra la puerta de uno de los cubículos del baño. Comencé a marearme y sentí ganas de vomitar.
La puerta se abrió y al ver la escena, Mangel no movió ni un solo dedo, su rostro mostraba sorpresa. ¿Por qué entró? A Max le dio igual su presencia, seguramente pensaba que era alumno de la escuela y que al verlo saldría con el mismo miedo con el que saldría cualquiera que lo conociera. Con la mano hecha puño me dio otro golpe en el estómago, apreté los ojos y emití un quejido.
No me veas Mangel, por favor no me veas.

-¿PERO QUÉ COÑO HACES?- Max prestó atención esta vez a Mangel al escucharlo. Sonreí a la idea de Mangel defendiendo a su princesa pero la borre en cuanto me di cuenta que en este caso la princesa era yo.

-¿Pero qué coño crees que haces tú?- Contestó Max. Mangel se acercó y lo apartó de mí tomándolo por el cuello. Max aruñaba sus brazos para que lo soltara.

-Todo grupo tiene un líder asignado, ya veo cual es el de este - Miró con furia a Max quien se estaba poniendo rojo por falta de aire.
Me hinque y vomité en la taza del baño, mi cabeza punzaba y me costaba respirar normalmente. No me enteré como Mangel se deshizo de ellos.

-Rubiuh, ¿estás bien?

No quería que me viera así, avergonzado, débil, humillado...Mis hombros iban arriba y abajo, las lágrimas salieron sin pedir permiso. Sin voltear escuché a Mangel entrar al cubículo en el que estaba y después de cerrar la puerta sentí sus brazos envolviéndome. Posó su cabeza en mi cuello.
Me dejó llorar hasta que terminara.

-No quiero ir a casa Mangel, mis padres no pueden verme así.

-Iremos a la mía entonces- Besó mi cabeza.
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De camino a casa de Mangel, saqué mi móvil del bolsillo. Tenía 3 mensajes suyos.
Los abrí:
"Ya llegue"
"Llevo media hora aquí "
" ¿A qué hora sales? comienza a hacer calor aquí afuera"
"Voy a entrar"

-MariajoseMellark_

¿A quién quiero engañar? - RubelangelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora