Mi nombre sonaba tan bien en sus labios y su sonrisa me había dejado sin palabras. Pensé que iba decir algo como lo que me había dicho Darren, pero fui muy ingenua. No fue así, en un minuto recuperó su expresión insolente y nos miró con aires de grandeza.
―Prepárense.― Fue lo único que dijo antes de dejarnos con la compañía de Maggs, que para ser sincera, era mejor. Tal vez estaba decepcionada, pero no tenía porque estarlo. Él no tenía la obligación de decirme "¡Oh, Annie! Te ves hermosa", esas fueron ideas yo muy en el fondo de mi mente.
Los siguientes minutos transcurrieron tranquilos, Maggs nos dio consejos para parecer fuertes y rudos durante la ceremonia pero parecía que ella no se sentía cómoda siendo mentora. Y la entiendo, yo tampoco me sentiría cómoda teniendo que preparar a dos adolescentes para ir al matadero.
Finalmente, nos pidieron que nos subiéramos a las carrozas y después de la señal los caballos comenzaron a andar, detrás de los tributos del distrito tres. Cuando la primer carroza salió el público estalló en vitoreos y aplauzos, fue lo mismo con todas las carrozas. Maggs me había dicho que mi fuerte era que podía parecer adorable, podría inspirarle confianza a los habitantes del Capitolio y eso me serviría de mucho, por eso seguí sus consejos y mantuve una sonrisa durante todo el camino, saludando a unas cuantas personas. No se cómo, pero le agradé a unos cuantos y nos tiraron flores. Darren también lo hacía muy bien, logró parecer fuerte y amenazante, le arrancaba miradas de interés a los demás.
Al final del desfile nos detuvimos, las carrozas formaban una U en frente del balcón en el que estaba el presidente Snow. Había escuchado malos comentarios de él, pero en persona era peor. Tenía una sonrisa hipócrita y el simple hecho de mirarlo era desagradable. Todas las palabras que salían de su boca durante el discurso eran mentiras sin fundamento, decía que con los Juegos mantendríamos la paz de Panem. Pero yo sabía que en Panem no existía paz, sólo carecíamos de libertad. Aún así, la gente del Capitolio aplaudió llena de emoción al final del discurso.
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El día siguiente era el primer día de entrenamiento y yo casi no pude dormir aunque la habitación era muy lujosa y estaba llena de comodidades, eso no era suficiente. Me cambié con la ropa de entrenamiento que nos habían indicado y me dispuse a ir al comedor cuando Finnick se interpuso en mi camino. Su mirada me examinaba y eso sólo me incomodaba.
―Que bueno que te encuentro, necesito hablar contigo.― Su tono de voz no sonaba tan animado como siempre, debía de ser porque quería hablar de algo serio.
―Está bien, hablemos.― al parecer eso fue lo más inteligente que pude contestarle. Él se limitó a asentir y abrió la puerta de la habitación que estaba a lado de la mía, la suya. Entré y el me siguió, me indicó que me sentara en la cama y el hizo lo mismo, sentándose a mi lado.
―Maggs habló con tu amigo... ¿tienes idea de lo que hablaron?― me preguntó alzando las cejas, yo negué lentamente.― Bueno... es algo que les preguntamos a los tributos todos los años, y en este caso fue diferente porque ustedes tienen... algo. ―susurró esa última palabra haciendo una mueca pero volvió a mirarme a los ojos― Ella le preguntó que quién quería que sobreviviera. ―mi expresión debió de ser de sorpresa completa porque él hizo una pausa antes de seguir hablando.― Él dijo que quería que sobrevivieras tú, básicamente le rogó a Maggs que hiciera todo lo posible para ayudarte a ganar.
―Yo no...―me sentía aterrorizada, la idea de perder a Darren era lo peor que podía imaginarme― No puedo sobrevivir. Finnick, por favor... no dejes que él muera ahí, se ofreció voluntario por mi. ―mi voz estaba a nada de quebrarse, mi mentor me miró compadeciéndome, pero seguía sin mirarme con lástima. Eso era lo que me agradaba de él.
―¿Por qué no? Tienes muchas oportunidades de ganar, el público te adora. ― él estaba muy convencido de eso, pero yo pensaba que mi mejor amigo era él que tenía una gran posibilidad de ganar. Finnick se frotó el rostro con las manos y soltó un profundo suspiro. ―Maggs y yo hemos tomado una decisión, tendremos prioridad contigo en la Arena.
Cuando dijo eso último, no pude evitarlo por más tiempo y dejé que las lágrimas corrieran por mis mejillas. Tenía miedo de lo que podría pasar en los Juegos, pero tenía más miedo por lo que podría ocurrirle a Darren, ¿qué sería de mi sin él? Yo no dije ni una palabra más, sabía que no podía discutir acerca de la opinión de mis dos mentores.
Pensé que me quedaría llorando ahí por horas, pero no fue así. Finnick se acercó a mi y me envolvió con sus brazos, abrazándome contra su cuerpo. Eso me sorprendió, pero no me alejé... hace mucho tiempo que nadie me abrazaba. Cerré los ojos con fuerza y me concentré en el latido de su corazón, él seguía sin hablar o decirme alguna palabra de consuelo, pero con eso bastaba. Un poco después, dejé de llorar y me aparté de él para mirar sus ojos verdes como los míos. Quería decirle "Gracias" pero las palabras no salían de mi boca, no eran necesarias en ese momento. Su rostro estaba peligrosamente cerca del mío y lo escuché suspirar, sentía su aliento mezclarse con el mío. Ocurrió lo inesperado, él acortó la distancia entre los dos y unió sus labios con los míos en un beso.
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She crept up on me.
FanfictionEsta historia comienza cuando Annie, una dulce chica de 16 años sale elegida para formar parte de los 70° Juegos del Hambre. Y en el proceso conoce a Finnick Odair, el que sería su mentor. Juntos tendrán que enfrentar muchos problemas, dentro y fuer...