The victor from district 4.

210 11 0
                                    

Así que ahí estaba él, examinandome con su mirada sin borrar esa sonrisa de su rostro. Otras lo habrían encontrado encantador, yo solo estaba hecha un manojo de nervios mientras sostenía la mano de mi amigo -que miraba receloso al chico de ojos verdes- con fuerza, la suficiente para sacarle un quejido de los labios.

—¿Hay algún problema con eso?— preguntó Darren frunciendo el ceño, hecho que logró que a Finnick se le escapara una carcajada de diversión.

—Tranquilo amigo, yo solo estaba asombrado de su calma unas horas antes de la cosecha— el ojiverde se relamió los labios con picardía y alzo ambas manos para parecer inocente. — Porque los dos entran a la cosecha de este año, ¿cierto?— continuó alzando una ceja, mirandonos a la par.

—Sí, lamentablemente.— respondí yo misma, al ver como Darren seguía mirando con desaprovación a Odair. Me aferré al brazo de mi mejor amigo para evitar que este hiciera alguna tonteria. —Supongo que ser mentor debe ser agotador también— en un intento de ser amable le mostré una leve sonrisa al chico, mi comentario no era muy inteligente pero aún así su expresión se ablandó cuando posó la mirada en mi.

—Sí, corazón. Es agotador, pero no hay nada peor que salir en esa cosecha, nada. — su tono de voz se volvió sombrio y hizo una mueca al ver mi expresión, como si se sintiera mal por mi — Pero no tiene porque salir tu nombre, eres muy joven aún. —mordió su labio inferior y miro más allá, fijando su vista en un punto desconocido. Me di cuenta de lo que estaba haciendo porque eso era lo mismo que yo hacía cuando los recuerdos indundaban mi mente.

—Oh, sí... tal vez tenga suerte, no he salido las otras veces— miré fijamente al muchacho de cabello cobrizo y sonrisa radiante para ver si así lo hacía regresar en si. En realidad había dicho lo primero que me llegó a la mente porque sabía que este año la suerte no estaba a mi favor, mi nombre estaba 31 veces en la urna porque desde la muerte de mis padres había tenido que pedir teselas.

—Claro, no te preocupes. Te irá bien. — volvió en si dándome una de sus sonrisas que irradiaban luz propia para hacer que un leve rubor surgiera de mis mejillas. —Y a ti también te irá bien— añadió mirando a mi amigo, el cual aún lo miraba con el ceño fruncido.

—Sí, sí. Gracias. —le cortó mi amigo, con esa misma expresión de pocos amigos— Nos tenemos que ir, Annie... —giró su cabeza para mirarme, estaba molesto y eso no se notaba solo en que me hubiera llamado por mi nombre, sino también en su tono de voz. Me limité a asentir para darle gusto, ignorando la mirada recelosa del vencedor de nuestro distrito; Darren tomó mi mano y nos dimos media vuelta, caminando hacia mi casa.

Mi amigo no me habló en el camino, fue hasta cuando estuvimos en mi hogar que se detuvo a mirarme mientras fruncia su ceño. Parecia furioso y yo no entendía la razón, solo habíamos conversado con el vencedor de nuestro distrito, no era la gran cosa ¿o si?. No tenía ningún argumento valido para enojarse conmigo, decidí cruzarme de brazos y mirarlo del mismo modo para que él fuera el primero en emitir un comentario.

—¿Por qué se te caía la baba mientras ese idiota te hablaba?— preguntó con un tono de molestia en su voz, un minuto después de que estuvieramos mirándonos de "modo desafiante" . Aún no cambiaba su pose, seguía molesto y lo quería hacer notar.

—Es Finnick Odair, es el efecto que tiene en todas, Darren. — rodé los ojos y bufé exasperada, bajando mis manos para dejarlas en mi cintura.

—¿En todas?— rió ironicamente  y negó lentamente con su cabeza. —Annie, tú no eres una más del montón, no eres "todas". —añadió formando las comillas con su dedo para darle un efecto más dramático, puso las manos en mis hombros al notar mi expresión anonadada. —Alguien como él no es de fiar, nunca habla con gente como nosotros— soltó un suspiro y me miró a los ojos, por primera vez desde la playa notaba un destello de preocupación en sus ojos cafés.

—¿Cómo nosotros?— fruncí el ceño, sin importarme la preocupación de mi mejor amigo. Su comentario estaba totalmente fuera de lugar. —Oh, sí... claro. ¡Te refieres a la pobre niña huerfana!— lo miré a los ojos, estaba hecha una furia. ¿Por qué Darren creía que el hecho de que Finnick Odair me hablara era una gran sorpresa?, tal vez pensaba que el solo quería jugar conmigo... pero ¡por favor! apenas y habíamos cruzado unas cuantas palabras, no era para tanto. —Vete, Darren. Nos vemos en la cosecha— murmuré molesta, dandome media vuelta para no verlo más.  Cerré los ojos y esperé a escuchar sus pasos y después el sonido de la puerta cerrándose. 

Cuando mi amigo se fue busqué un vestido entre mis cosas. Era un vestido azul verdoso, hacía que mis ojos resaltaran, además había pertenecido a mi madre cuando tenía mi edad. Después de bañarme me puse el vestido y arreglé mi cabello para que mi rizos ocuros cayeran sobre mis hombros, le sonreí a mi reflejo en el espejo aunque no tenía razones para sonreír en esos momentos. Me había peleado con mi mejor amigo, la única persona que me importa y además lo necesitaba tanto como el me necesitaba a mi antes de la cosecha. Me resigné a no tener su compañía porque yo misma me había ganado eso, exageré las cosas, Darren solo estaba preocupado, nada más.

Formé parte de la fila de registro mientras buscaba con la mirada a mi mejor amigo, no parecía estar por ningún lado. Cuando me registraron fui hacia el grupo donde estaban las chicas de mi edad, algunas me sonreían a modo de saludo ya que yo solía ser muy sociable antes del accidente de mis padres y me había ganado bastantes amigas pero ya no las frecuentaba porque muchas me veían con lastima y parecían incómodas cuando hablaban conmigo.

Estaba como ida, no me importaba que pasaba a mi alrededor. Sentía un cosquilleo en mi estómago, no era bueno, era de nervios. Miré como la presentadora subía y se acercaba hacia las urnas con una sonrisa empalagosa, como si este evento se tratara de una hermosa fiesta o algo por el estilo. El cabello de la señora era color amarillo y  su rostro no escatimaba en maquillaje, se veía extravagante como todas las personas en el capitolio. Después de pasar una grabación en los proyectores ella le sonrió a su "público" y dijo. —Como todos los años.... damas primero.— soltó una carcajada a la que nadie más se sumó y tomó un papelito de la urna. —Y la tributo mujer del distrito 4 es...

She crept up on me.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora