Lo estaba besando y no quería detenerme. Aunque debía y tenía que detenerme. Mi primer pensamiento al sentir sus labios sobre los míos fue "Esto se siente tan bien" y era cierto, pero al instante me di cuenta de lo mal que estaba al besarlo. Él es mi mentor, en cuestión de días me vería llegar en la arena y pelear por mi vida.
¡No! susurró mi conciencia. Eso no estaba bien en lo absoluto y yo lo sabía, sólo quería probar sus labios un poco más y sus manos en mi cintura me estaban volviendo loca. Pero no tenía otra opción, mi diestra fue a parar a su pecho y lo empujé, separándome de él. Entonces supe lo que tenía que hacer: alejarlo de mi a cualquier costo.
───¿Qué crees que estás haciendo? ───pregunté, como si no le hubiera correspondido a ese beso gustosamente. Mi voz fue firme, pero era incapaz de verlo a los ojos en ese momento.
───¿Q-qué?─── Odair pareció un tanto anonadado por el hecho de que yo lo había detenido, tal vez eso no le pasaba muy seguido, o tal vez mi reacción había tenido el efecto esperado. ───Lo siento, tienes razón. Yo... no, no debí hacerlo.─── pasó su mano por detrás de su nuca, apartando la mirada. Parecía incómodo.
───Sí, bueno . . . Podemos fingir que esto nunca pasó. ───yo sabía que sería difícil, o casi imposible. Pero necesitaba que Finnick estuviera más concentrado en salvar a Darren que en lo que pudiera pasarme en la arena. Y por ese motivo, agregué:
───Sólo prométeme que no pondrán todos los esfuerzos y patrocinios en mí, Darren es más fuerte, tiene más oportunidades. ───estaba omitiendo la razón que más me importaba: él si tenía una familia a la que volver, a la que yo no sería capaz de mirar a los ojos si él moría en la arena y yo sobrevivía.───Ya está decidido, corazón. . . ───esta vez el apodo cariñoso por el que me hablaba no estaba cargado de coquetería, si no de pena. Me apresuré a negar con la cabeza y tomé su mentón con mi mi mano, mis desafiantes ojos verdes se encontraron con los de él y si no fuera por lo mucho que me importaba proteger a mi amigo, lo hubiera vuelto a besar.
───Promételo, por mi. Por favor. ───salió más como una súplica que como una exigencia, que era mi primera intención. La expresión de Finnick se suavizó, sus labios carnosos formaron una mueca y supe que estaba intentando no ceder a mi exigencia. ───Si muero ahí. . . ¿Te gustará que viva enojada contigo? ───odiaba poner ese peso sobre sus hombros, él no era un mal chico y tampoco tenía la culpa de que yo estuviera en esa situación. Quería retractarme, decirle que no podría molestarme con él, pero un pesado suspiro salió de los labios del mayor.
───Bien. . . Te prometo que haré lo posible para ayudarlo. ───finalmente su mirada se encontró la mía y yo me relajé, así que solté el agarre de su mentón, casi apenada.
───Gracias, Finnick. Puedes irte. ───no había rudeza en mi voz, solo sabía que si seguía tan cerca de él, mirándolo, terminaría cediendo. Me di media vuelta, abrazándome a mi misma en lo que esperaba a que él dejara mi habitación.
Pero no lo hizo, puso su mano sobre mi hombro, sin ninguna expectativa a que yo me girara. Una sensación de protección me inundó, era casi como estar en casa otra vez.
───Annie. . . ─── susurró mi nombre cerca de oído y me hizo estremecer, me erizaba la piel. ───Te voy a ser sincero, porque ya no puedo guárdame esto. No sé que me pasa contigo, me haces querer cosas que no había querido desde que gané los juegos. Eres valiente, tienes un corazón de oro . . . y eso me gusta. ─── dijo mientras me giraba hacia él, mis ojos verdes se encontraron con los suyos. Respiré profundo antes de volver a hablar, quería entenderlo pero simplemente no podía.
¿Por qué yo?, ¿por qué tan rápido?, no podía existir peor momento para sentir algo por otra persona. Y aún así, no podía evitar sentirme atraída por Finnick Odair.
───No puedo, no podemos hablar de esto ahora. ───pedí, porque alguno de los dos tenía que detenerse. Probablemente no habría otro momento para hablarlo, pero ir a la arena con mi mejor amigo ya era complicado, dejar atrás a alguien que me importaba lo haría peor. ───Sabes lo que me pasará, tienes que dejarme ir.
Sentí como la mano del joven mentor abandonaba mi hombro y tuve esperanzas de que desistiera de mi, de que se olvidara de lo que sentía. Pero era Finnick Odair, él no iba a rendirse con tanta facilidad.
───No, Annie Cresta. Tienes que luchar, si te rindes tan fácilmente, ni él ni tú regresarán al distrito. ───exclamó con severidad, cansado. ───Lucharé por ti, incluso si tú no quieres hacerlo, porque alguien tiene que cuidarte, alguien tiene que estar dispuesto a quemar el mundo por ti.
Y ese sería él, Finnick, el vencedor del distrito cuatro, aquel que era la causa de todos mis suspiros. Me giré, porque quería abrazarlo, pero el de cabello cobrizo ya estaba cerrando la puerta de la habitación detrás de él. Estaba molesto, podía intuirlo, pero al menos había detenido el comienzo de algo que podría terminar con su poca estabilidad.
No pude dormir esa noche, estaba sola. Pero ya no me sentía así, sabía que había alguien que estaba dispuesto a hacer todo por mi.
Nota de la autora:
¡Hola, hola! Estoy de regreso, con ganas de continuar este fanfic. Lo siento por el capítulo tan cortito, pero quería darle cierre a esta primera parte, porque ya tengo planes para lo que sigue. Estoy feliz de leer sus sugerencias de lo que les gustaría ver, si es que alguien sigue por aquí.
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She crept up on me.
FanficEsta historia comienza cuando Annie, una dulce chica de 16 años sale elegida para formar parte de los 70° Juegos del Hambre. Y en el proceso conoce a Finnick Odair, el que sería su mentor. Juntos tendrán que enfrentar muchos problemas, dentro y fuer...