Planes, Brujas y Sorpresa.

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Era un día nublado en Hogwarts, los alumnos de primero corrían por todos lado en cambio Hermione estaba sentada totalmente quieta pensando en como serían sus vacaciones con Draco. Le había mandado una carta a sus padres diciendoles que "un amigo" se pasaria las vacaciones con ellos y su madre había dicho que estaba bien pero su padre... ¿por qué aveces tiene que ser tan sobreprotector?
-Hermione ¿segura que no podrás venir a mi casa para Navidad?- preguntó por enésima vez su amigo.
-No Ron, ya te lo dije. Lo siento pero quiero pasar toda la Navidad con mis padres. Nos veremos en el andén 9/3.
-Esta bien...- respondió con desgano el chico.
-Creo que ya es tiempo de que entremos al tren. Solo faltamos nosotros y Neville que está buscando a Trevor.
-Bueno, vamos.
Los tres amigos encontrarón un compartimiento vacio y se sentaron. Draco y Hermione se encontrarían en el estacionamiento para que nadie los pudiera ver juntos.
-Creo que Charlie vendrá para Navidad. Mi casa va a estar llena para estas fiestas, Seremos- Ron hizo un ademán de estar contando con los dedos.- Ocho. Sin contar a los gemelos porque según Mamá se quedan a dormir en Sortilegios.
-¿Percy aún no se reconcilia con tus Padres?- preguntó Hermione olvidandose de Draco por un momento. Ron se tensó al escuchar el nombre de su hermano.
-No, el estúpido de Percy sigue sin hablarle a mamá cosa que a ella le rompé el corazón.
-Oh.. lo siento mucho Ron. Nunca pensé que Percy hiciera algo así, bueno era algo ambicioso lo sabía pero no al punto de abandonar a su familia.
-Si..bueno ya no importa.
El trío de oro estuvo hablando como hace mucho tiempo no lo había hecho y eso le causo mucha alegría a la Castaña. Cuando llegarón a la estación King's Cross, Hermione pudo ver que sus padres y a la Sra. Weasley los estaban esperando.
-Hola Hermione.- saludó la madre de Ron mientras se avalanzaba sobre los tres amigos.- Los extrañe mucho muchachos ¿dondé esta Ginny?-preguntó al darse cuenta de la falta de otra cabellera roja.
-No lo sé. Creo que se esta despidiendo de sus amigas. Bueno es hora de que me marché.
-¿Vas a ir a nuestra casa para Navidad?-preguntó Molly.
-No, voy a pasarlas con mis Padres. Lo siento Sra. Weasley.
-Oh.. no importa cariño pero si cambias de opinión sabes que eres más que bienvenida en nuestro humilde hogar.
-Muchas gracias. Felices fiestas. Adiós chicos.- Hermione abrazó a sus amigos y se fue con sus padres al estacionamiento. Al llegar vio a Draco parado a un lado del auto de sus padres. Llevaba ropa Muggle, un pantalón negro, una camisa blanca, una corbata de color azul marino, un saco negro y unos zapatos de igual color. Se veía muy guapo y un poco formal.
-Buenos días, Señores Granger.- dijo cuando vio a la familia acercarse. Se veía nervioso, algo poco inusual en él.
-Buenos días cariño, puedes decirme Jean. Oh... pero que guapo estas, Hermione dijo que eras atractivo pero se quedo atrás.- Hermione se ruborizó al escuchar el comentario de su madre. La Sra. Granger era un poco indiscreta aveces.
-Buen día muchacho, yo soy William. Mucho gusto.
-El gusto es mio, Señor.- dijo Draco estrechando la mano del doctor.
-Bueno, ¿Qué esperamos? Suban al auto chicos.- Jean subio al asiento del copiloto mientras Hermione y Draco tomaban los asiento de la parte de atrás.
La casa de los Granger era bastante grande pero no tanto como la mansión de los Malfoy sin embargo eso no le importo en lo más minimo a Draco, él sólo quería pasar tiempo con la persona que amaba.
-Tengo una sorpresa.- dijo Hermione que estaba a un lado de el.
-¿Cuál?- pregunto Draco con una sonrisa ladeada que hacia que el estomago de la castaña se revolviera.
-Es una sorpresa tonto no puedo decirte. Sólo esperame un momento aquí, quiero ir a cambiarme.- Draco la miro.
-Pero, ¿por qué? Estás perfecta así.- ella sólo sonrío.
-Gracias pero aunque me hagas cumplidos no te voy a revelar nada acerca de mi sorpresa.- El rubio se sorprendio al darse cuenta que Hermione sabía lo que estaba planeando.
-Okay, pero igual es verdad. Estas hermosa.
-Gracias.-La chica lo miró de arriba a abajo.- Tú te ves mejor con ropa Muggle.
La castaña se fue dejando a Malfoy desorientado. ¿Qué era lo que su novia tenía planeado? Sonrió al escuchar pronunciar la palabra novia... Sin duda esa chica era la única decisión que estaba seguro había hecho bien en toda su vida. A los pocos minutos Hermione regreso con un pequeño vestido color melón y unos zapatos con un poco de tacón negros. El rubio se quedó mirandola embobado.
-¿Listo?- preguntó Hermione, Draco tardó unos segundos en responder.
-Por supuesto.- Le ofreció el brazo y ella con una sonrisa en su joven rostro lo aceptó.
-¿A donde vamos?
-Pronto lo sabras. Cierra los ojos.
-¿Para qué?- preguntó confundido.
-Sólo confia en mi.- Él los cerró, ¿cómo no confiar en la persona que amas?
De pronto sintió una sensación nada agradable como si estuviera a punto de caer pero una suave mano lo reconfortaba. Jamás había sentido algo así.
-Abre los ojos.
Cuando lo hizo vio nada más que pequeñas casas que parecian ser sacadas de un cuento de hadas, había un pequeño lago cristalino de esos que sólo había visto en fotografías, el cielo era de un azul que transpiraba vida.
-¿En dondé estamos Hermione?- preguntó el chico sin apartar la vista del pequeño pueblecito.
-Es un pueblo de Bélgica llamado Brujas.- Draco sonrió.
-Me gusta el nombre. ¿Cómo sabes que existe este pueblo?
-Estaba leyendo sobre pueblos turisticos y me topé con esté.
-Es hermoso tanto como tú.
La chica se ruborizó pero a los pocos segundo llevó al rubio de la mano por las calles de la ciudad, hasta que llegarón a un pequeño restaurant cerca del lago.
-¿Tienen recervación?- preguntó el canoso señor detrás del mostrador parecía cansado de esos tipos que sólo van de su casa al trabajo y viven sin saber a ciencia cierta que significa hacerlo de verdad.
-Si. A nombre de Hermione Granger.- el señor buscó con desgane en la corta lista hasta que apuntó algo con su largo dedo indicé, seguramente el nombre de Hermione.
-Una mesa para dos. Pasen, pronto los atenderan.
-Gracias.- dijieron los dos al unísono.
-Vaya, ¿cuando planeaste todo esto?
-Después del baile en la Sala de los Menesteres.
-¿Sabes? Nadie había tenido ningún detalle así para conmigo. Excepto mi mamá claro.
A Hermione le dio un ataque de ternura y lástima.
-Bueno, me alegró de poder hacer sentir bien a mi novio.- Draco sonrió.
-Me gusta que digas esa palabra.
-¿Cuál? ¿Novio?- preguntó la chica como si no fuera más que obvio.
-Si y me encanta haberme enamorado presisamente de ti. Mi pequeña sabelotodo.
-No más que a mi, rubio teñido.
La comida pasó entre risas, piropos y algún que otro beso. Cuando regresarón a la casa de los Granger se encontrarón con nada menos una pequeña sorpresa no tan agradable.

Amor entre Enemigos (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora